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Deportes

La «democracia Fonsi»

Fonsi Loaiza, portavoz del Círculo de Deportes, expuso en un programa de radio las propuestas deportivas de Podemos

La «democracia Fonsi» AFP

Hughes

Incluso entre los más partidarios, la participación de Fonsi (le llamaremos Fonsi, por su carácter simpático y entreñable) en El Larguero ha movido a sonrojo y cierta indignación. ¿Pero por qué?

Lo que dice es absurdo, pero no es menos absurdo que lo que piden los de Podemos para el conjunto de la sociedad y eso no molesta tanto.

Hagámonos esta pregunta: ¿El deporte a Fonsi o los bancos a Monedero?

Yo lo tengo claro...

Pero la candorosa entrevista a Loaiza interesa, primero, por ver la reacción de De La Morena, que se va dando cuenta de que está regalando los micrófonos de El Larguero a alguien que (en un supuesto optimista) se representa a sí mismo. Gozamos de la capacidad descriptiva de Joserra: “Fonsi se acaricia una mano con la otra. Fonsi lleva un jersey gris”. Un clásico. Luego Fonsi responde “bona nit” con acento de La Caleta.

Es un gran pillo (¡cita a Kapuscinzki!) que demuestra la pillería innata del efecto Podemos. La naturaleza popular y por tanto pícara del fenómeno.

Un muchacho con el doctorado de periodismo deportivo (que es un diploma completamente oximorónico), que estudia un segundo máster en periodismo deportivo femenino (Asignatura Primera: “Los muslazos de Arancha Sánchez Vicario”. Asignatura optativa: “Los viragos de la RDA: ¿Hasta qué punto hormonal la atleta es ella?”) ve abierta la posibilidad de ser Gómez Navarro o Gómez Angulo.

Pero a Fonsi le tendrá que votar, primero, el Círculo. De modo que por mor del democratismo, lo suyo no son sino propuestas. Luego, lo que vote el Círculo... ¿será adoptado por el Partido? Aquí depende de lo que diga Pablo Iglesias, “hombre de estado”, figura que se adula, “es como Simeone”, dice Fonsi, exaltando ya la figura carismática.

La entrevista de ayer y la salida de este Fonsi interesa no por su incidencia en lo deportivo, que es absolutamente peregrina (como cuando sale un friqui en la Asamblea del Real Madrid pidiendo subir la altura de los inodoros del estadio), sino por lo que tiene de descriptivo sobre la estructura de funcionamiento de Podemos y la naturaleza, entre candorosa y picaresca, de sus individuos.

A todos los decaídos, a todas las propuestas desechadas por Podemos, a todo ese fondo de incansable democratismo popular (“La Sociedad Civil ha de estar en la Calle”, “Somos la política horizontal”) que quedará olvidado los podríamos llamar Los Echeniques. Los Podemos que se van a quedar detenidos en los círculos serán ya para siempre los ECHENIQUES.

Los círculos son los círculos bolivarianos, soviets perrofláuticos, fallas, parroquias de lo democrático, pero sobre los que se establece la cúpula directiva y, por encima de ella, la figura del Líder.

Propuestas estrambóticas

Por tanto, esta salida de Fonsi ha sido estupendamente descriptiva de lo que hay: 1) La salida de pata de banco del quijotismo pícaro de un individuo, 2) La formación de un círculo vía facebook 3) La votación final democrática que... ¡decide sobre lo ajeno! ¡El precio de la Entrada del Bernabéu! Y 4) la esperanza de que el Líder y la Cúpula acepte o valide esas propuestas como esperanza de éxito.

En Fonsi hay también algo muy gracioso que reproduce a escala lo que hacen sus mayores. En fútbol, en una misma entrevista, reclama el “modelo alemán” y luego el “modelo inglés”. El picoteo comparado. Como si las cosas pudiesen generarse ex novo. Un auténtico adanismo... “Me quedo con lo alemán”, ignorando que lo alemán nace de unos fundamentos, de unas estructuras que no son las nuestras.

Pero hay que insistir, hacer un Fonsi en fútbol no es menos escandaloso que hacer un Monedero en política económica o territorial. ¿Por qué se ridiculiza a este Fonsi y no a los otros?

Asombra también el énfasis en lo minoritario: los paralímpicos, las mujeres, el deporte infantil... Le ha faltado pedir un estatuto digno para la petanca. Escudándose en lo alternativo como forma para incidir en lo mollar. También se nota el exceso regulatorio: reglamentarlo todo, precios minutos de juego, formación del deportista...

Lo que está claro es que el deporte es algo que tendrá que definir Podemos porque en su esencia joseantoniana, pseudofalangista tiene que haber deporte. El equivalente al Frente de Juventudes, la incitación a la práctica deportiva.

La regulación deportiva, la Delegación Nacional de Deportes tiene origen en el falangismo y en su búsqueda de la juventud y su adoctrinamiento social e ideológico.

Es que eso le falla a Pablo Iglesias. La cosa apolínea y vigorosa, enérgica, activa de José Antonio. Su apelación superhumana. El suyo es un pseudofalangismo de pecho hundido, pálido, macilento. Podemos ha de definir (¡lo exige Fonsi!) un modelo físico, un ideal vigoroso que quizás (es una idea) deba partir del perfil de Errejón, de esa mandíbula errejonesca que es la gran muestra de carácter físico del movimiento.

Fonsi, con su salida peregrina, ha radiografiado a Podemos como un foco atractor y generador de picaresca, y por tanto, de españolía; además, nos ha enseñado la melancolía del Círculo y su neocorporativismo, que, sin el Líder, es como mandar en la Asociación vecinal de Valdemoro; y, tercero, ha recordado la urgencia de definir un modelo físico-deportivo para este falangismo alfeñique, tirillas, que necesita un ejemplo vigoroso.

Por otra parte, hay un camino de politización del deporte iniciada ya hace tiempo. Ideas como “solidaridad” se extienden al nuevo lenguaje deportivo. La aspiración al desarrollo igualitario del deporte femenino y paralímpico. La imposición de un modelo estético aperturista, progresivo, suave, guardiolístico (incluso en los toros: ¡Posibilidad inquietante que abre Fonsi a un círculo podemos de tomasistas!) en todos los deportes, mucho más allá del tiquitaca, es algo que viene de lejos.

Dar una vuelta de tuerca a la definición de los valores deportivos, que en consonancia con el discurso predominante recoja ideas de soliaridad y debilidad. Eliminar la fuerza prepotente del resultadismo e introducir el deporte débil.

Sin noticias de los árbitros

Falta aquí, por ejemplo, la transexualidad deportiva como falla del sistema. Se advierte una gran falta de audacia en los círculos: ¿Por qué no definir nuevos deportes?

Y... ¿quién se acuerda de los árbitros? Triste es que estas propuestas no se acuerden del gran mártir social del deporte, que es el árbitro. La naturaleza desdichada del colegiado, su destino funesto, lo resume esto mejor que nada: ni los Loaizas se acuerdan de él.

En realidad, la salida natural de Podemos sería la reglamentación de esos principios latentes que están ya regulados socialmente en los deportes con el nombre de “valores” (¡regular un porcentaje tolerable de contraataques!).

Si la Constitución supuso la adaptación del modelo deportivo a lo progresista, superando el ideal de raza y físico del franquismo... ¿no les está faltando a los de Podemos articular un modelo físico que supere el progresismo hacia otra forma aún mayor de izquierdismo?

Fonsi ha abierto la veda. Con su entrañable mezcla de pícaro y candoroso (deberíamos crear una palabra nueva para ese tipo social que nos invade: ¡picandoroso!) abre también un interrogante delicioso: ¿quién será el Gómez Angulo o el Gómez Navarro del futuro? Preparados, listos ya. O casta el último.

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