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mundial de balonmano

España rompe la barrera de la historia

La selección alcanza la segunda final al ganar a Eslovenia y repite el camino que le llevó a ganar el oro en 2005

España rompe la barrera de la historia reuters

laura marta

Era Eslovenia un rival incómodo que se coló en las semifinales a base de remontadas espectaculares y una falta de miedo que superó la teoría. Una Eslovenia muy joven que nunca había llegado tan lejos y que había dejado atrás a mayores potencias, invicta hasta esta semifinal en la que se enfrentaba a España. Y eso eran palabras mayores. [Así hemos narrado el partido]

Aunque las dos selecciones comenzaron muy agazapadas, Rivera despertó el partido. Los eslovenos reaccionaron y se pusieron 1-2, pero España salió con la solución que tanto tardó llegar ante Alemania bien grabada en la mente. La defensa. Esa ventaja de los eslovenos no inquietó porque el guión se sabía de memoria y Tomás por dos veces y Cañellas impusieron la hoja de ruta. Dos goles de diferencia que no se dejaron escapar y sí aumentar a los 17 minutos.

A Eslovenia le temblaba el balón en las manos y no pudo superar la frontera española en defensa hasta que quedaron cinco minutos para el final, cuando el relax se instaló en los brazos españoles que no pudieron convertir dos ataques que aprovechó Eslovenia para ponerse a un gol a dos minutos para el descanso.

Se restableció la diferencia de dos goles, se volvía a jugar con viento a favor, pero no se respiraba confianza porque Dolenec siguió siendo un dolor de cabeza con sus lanzamientos y Skof fue una pesadilla para los atacantes españoles. Tres contragolpes finalizados en gol por Cañellas, Morros y Rivera devolvieron el aliento a Valero Rivera que, desde el banquillo veía la dificultad del enfrentamiento. España, a falta de diez minutos, estableció una ventaja de seis goles (21-15) que dilapidaron las esperanzas eslovenas de remontada. Pero quedaba un mundo por delante y el seleccionador seguía gritando instrucciones para que se continuara con la sangría de goles.

Si en el partido de cuartos ante Alemania apenas tuvo minutos Viran Morros, se desquitó ante Eslovenia con dos goles al contragolpe y una actuación estupenda en la defensa. Su buen trabajó inspiró a Cañellas y Rivera, que terminaron dos nuevos contragolpes para dilapidar las esperanzas eslovenas. El viento, con seis goles a favor, llevó en volandas a la selección y a una afición que disfrutó de que la historia volviera a sonreír. Ocho años después, España se mete en la final de un Mundial y el domingo se escribirá el último capítulo, el que espera copiar de las letras doradas del 2005.

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