Solitaria oreja para Joao Moura en San Isidro

La tercera corrida de rejones de la Feria de San Isidro atrae a bastante público, aunque no actúan las dos grandes figuras, Ventura y Hermoso. No es extraño que el resultado sea menos triunfal, aunque los toros de Benítez Cubero son serios, nobles y muy manejables.

El primero permite a Joao Moura (hijo del inolvidable «Niño») una actuación muy correcta, clavando certero con «Perera» y «Dalí». El rejón de muerte cae un poco bajo y la petición es insuficiente. En el cuarto, más distraído, que echa la cara arriba, se luce con un caballo debutante, el precioso tordo «Aquiles» («el de los pies ligeros», decía Homero), que no parece tener «talón». Aunque el rejón de muerte es caído, corta una oreja. Ha mostrado su buena escuela, en una actuación de gran pulcritud técnica.

El onubense Andrés Romero, discípulo de Diego Ventura, cortó orejas en la Feria de Abril . Recibe al segundo toro a portagayola, encelándolo con el marsellés. Tarda en banderillear con «Cheque». Mejora con «Odiel» y «Bambú». Un pinchazo hondo, con «Chamán», resulta suficiente. Más animado se muestra en el quinto, colorado, que sale con pies pero es reservón. Se luce con «Guajiro» en las piruetas pero clava desigual. Vuelve a fallar en la suerte suprema. No ha sido su tarde.

El joven sevillano Luis Valdenebro (hijo del rejoneador del mismo nombre), que confirmó aquí la alternativa en la pasada Feria, brilla en el tercero, a dos pistas, con «Escondido», dejándolo llegar cerca, y en los quiebros, con «Mosca». Una buena actuación, mal rematada. Devuelto el sexto por renquear de atrás, dobla bien al sobrero con «Gibraleón»; se luce en pasadas por dentro con el albino «Truhán»; arriesga con «Bailarín». Pierde la oreja al fallar de nuevo en la suerte suprema. Ha mostrado su avance, además de su entusiasmo juvenil, pero tiene que mejorar con el rejón de muerte.

Postdata. Al inaugurarse la Feria del Libro de Madrid, conviene recordar que los libros dedicados a la Tauromaquia forman una verdadera biblioteca y recomendar algunos. Para conocer al animal, que es la base de la Fiesta, «El toro bravo», de Álvaro Domecq. En poesía, «El Llanto por Ignacio Sánchez Mejías», de Federico García Lorca, y «El rayo que no cesa», de Miguel Hernández. Como biografía de un torero, «Juan Belmonte, matador de toros», de Chaves Nogales. Para la técnica, la conferencia de Domingo Ortega, «El arte del toreo»; la «Tauromaquia», de Marcial Lalanda, y el tratado de Gregorio Corrochano, «¿Qué es torear? Introducción a la Tauromaquia de Joselito» (incluido, luego, en el volumen «Tauromaquia»). Sobre todos los aspectos culturales de la Fiesta, los tomos II y VII del tratado de José María de Cossío, «Los Toros» y mi libro «Toros y cultura». Para alguien que desee iniciarse, el de José Antonio del Moral, «Cómo ver una corrida de toros».