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Sebastián Castella: «Abandoné el cuerpo, toreé con el alma y toqué el cielo»

El gran triunfador de lo que va de San Isidro desgrana sus sensaciones tras su colosal faena

Sebastián Castella: «Abandoné el cuerpo, toreé con el alma y toqué el cielo» joaquín arjona

rosario pérez

Apenas han pasado 24 horas de su monumental faena y hoy sueña de nuevo con ella. ¿Ella? Se llama Madrid, la plaza en la que, a lo Kandinsky, templó las teclas espirituales que hacían vibrar a 24.000 almas. «Toqué el cielo», dice Sebastián Castella un día después de un 27-M para la memoria de Las Ventas. Su pieza bien valió la Puerta Grande , que cruzó como un Cristo en procesión por tantas manos que querían tocarlo, mientras le arrancaban cada adorno del vestido. Buscaban un pedazo de recuerdo de la colosal obra de San Isidro (y de muchas ferias). La máxima figura de Francia emocionó, venció y convenció. De momento, es el indiscutible triunfador y difícil será superar las cimas conquistadas.

–¿Cómo es ese cielo capitalino?

–Mágico. Condensa muchos sueños y muchos momentos de aprendizaje. Torear de esa manera es lo que uno sueña y entrena a diario, una eternidad, una vida entera. Y digo una eternidad porque, si somos sinceros y con toda la humildad por delante, me topé con un gran toro y pude crear una obra de arte. Hacer algo así en un día tan señalado, tan significativo, con esa expectación, pasa muy pocas veces en la Historia, y el miércoles sucedió. Todo eso es soñar y tocar el cielo. Y el toreo.

«Quería la cabeza del toro, pero se la llevaron los ganaderos»

–Habla de sueños... Cuenta la leyenda que el buen destino se alía con los soñadores.

–Es cierto. Cada vez que voy a andar y correr, paso horas y horas solo. En esa soledad tengo muchos pensamientos y surgen los sueños, los que imagino y quiero cumplir. Y cuando alguno se hace realidad parece hasta impensable.

–Tampoco faltarán las pesadillas en esa senda de la epopeya y el arte...

–Son momentos de aprendizaje. Yo no los calificaría como malos, porque son necesarios y ayudan a crecer y saborear más lo bueno. Esta tarde, al igual que en mi primera de San Isidro [cortó una oreja], pude disfrutar. Es el primer año que estoy disfrutando en Madrid, disfrutando del toreo, de todo.

–¿Por qué justo ahora?

–Porque, aunque paso muchos miedos, me mentalizo en disfrutar. Y llega un momento en que la mente es tan poderosa que domina todo lo demás. Cuando llegas con los deberes hechos, te centras y brota.

«Me topé con un gran toro y pude crear una obra de arte»

–A lo Julio César llegó, vio y venció. Y con el mejor toro de Alcurrucén «mondó» a los demás.

–Eso es relativo, sencillamente este día me tocó a mí, y doy las gracias. Lo que no hay que dejarse es ganar la pelea. En dos tardes he podido hacer lo que soñamos todos.

–¿Pidió la cabeza de «Jabatillo»?

–Sí, pero por sorpresa no me la dejaron, pues se la llevaron los ganaderos. Me hubiese gustado llevármela.

–Tuvo un recuerdo para don Pablo Lozano (padre de su exapoderado).

–Sí, porque ha sido partidario mío siempre. Me dio alegría por dos razones: porque la ganadería se vuelve a poner en su sitio y también por mí, que me vuelvo a poner donde quiero estar. Por supuesto, me alegré por toda mi gente, mi familia, mi cuadrilla, mi apoderado, mis seguidores...

«Don Pablo Lozano ha sido partidario mío siempre»

–Transmitió una profundidad y una paz sorprendentes en la arena más exigente, que incluso traspasaban la pantalla televisiva.

–Es lo que llevaba dentro, lo que sentía, y lo saqué: me olvidé del cuerpo, lo abandoné y toreé con las muñecas y el corazón, con el alma, todo de verdad. Madrid es la plaza que me ha dado todo para estar en el camino. Me siento muy identificado con su afición y fue una maravilla verla puesta en pie en varios momentos inolvidables. Fue una faena completa, con capote y muleta. Casi... porque reconozco que la estocada no fue la que quería.

–No le gusta hablar de enemigos, pero ¿se venció Castella a sí mismo?

–Sí, totalmente, y el día anterior también. Me puse el listón muy alto y me superé. Ahora queda otro día. Es la única manera de crecer como torero: mejorar siempre la faena anterior.

«Es el primer año que estoy disfrutando de Madrid y del toreo»

–El 4 de junio, en su debut con toros de Adolfo, tiene la opción de ir de cumbre a cumbre...

–Ya veremos a ver qué pasa.

–¿Hasta la victoria siempre?

–Claro que sí. Me gusta ese lema del Che.

–¿A quién dice usted aquello de «si avanzo, sígueme; si me detengo, empújame»?

-A mí mismo. Soy mi mayor rival.

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