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toros

La gloria y la sangre

Morenito de Aranda sale a hombros. López Simón, dos orejas, y Ángel Teruel, heridos

La gloria y la sangre efe

andrés amorós

La festiva corrida del dos de mayo, que comienza con peñas y gritos, resulta emocionantísima , cobra pronto tintes dramáticos, que se convierten en la admiración por las gestas de los toreros.

Comienzo, como quería Stendhal, por los datos exactos. En el segundo toro,

una grave cornada y pasa a la enfermería.
Ahora viene lo extraordinario:
culmina su buena tarde

Contribuye a esta tarde inolvidable una gran corrida de Montealto, con la doble procedencia del Ventorrillo y Algarra: toros muy serios, de imponente presentación, encastados, con movilidad, emoción y juego variado; muy buenos los tres últimos; para el quinto se pidió la vuelta al ruedo. Gran triunfo de este ganadero de Cabanillas de la Sierra.

Ángel Teruel, de muy ilustre dinastía madrileña, muestra en el segundo su buena escuela. Le da distancia y adelanta la muleta, como hacía su padre, pero el toro no acude. Corre la mano con suavidad y gusto pero el toro se lo echa a los lomos y lo hiere de gravedad. El año pasado toreó solo dos corridas...

En López Simón habíamos advertido ya un notable avance , con valor sereno. En el tercero, se muestra muy seguro, lo engancha bien, se lo pasa cerca, liga los muletazos. Tenía la oreja cortada pero pincha y, la segunda vez, después de la estocada, cae y, en el suelo, recibe la cornada: oreja. Llega lo extraordinario: se niega a retirarse, cambia el turno, para torear. ¡Y brinda al público! Sin moverse (¡si no puede!), muletea con gran seguridad y decisión, corriendo bien la mano: nueva oreja, que no es fruto del sentimentalismo sino de la estricta justicia. Su gesto merece reconocimiento y recompensa.

Por el percance de Teruel, Morenito de Aranda mata cuatro toros: primero, segundo, quinto y sexto. Lleva ya diez años como matador y es el momento para lucir su madurez. Muestra su disposición yéndose a porta gayola en el primero. Realiza toda la faena por la izquierda: buenos naturales pero uno a uno, sin poder ligar porque el toro no repite. Mata con decisión. Lidia en quinto lugar el cuarto, «Frutero», castaño, muy serio, que resulta extraordinario. Vuelve a irse a porta gayola. Se luce Luis Carlos Aranda en banderillas, con su estilo único (¡de casta le viene!). El toros se mueve mucho, se come la muleta . Morenito lo aprovecha, le da distancia, torea con decisión y con gusto, logra algún muletazo a cámara lenta. La gran estocada pone en sus manos las dos orejas y le abre la puerta grande.

No es literatura barata: los toreros son héroes ; una corrida, un espectáculo único. Lo definió Manuel Machado «Oro, seda, sangre y sol».

Posdata: ¡Cómo se hubiera emocionado don Francisco de Goya esta tarde! En la corrida goyesca, recuerdo su pasión taurina. Según Carderera, Goya se transforma, los días de corrida. A su amigo Zapater, enfermo, le recomienda: «Ves cuatro fiestas de toros y te ríes de todo». Los toros eran su consuelo: «Estoy rabiando, yo mismo no me puedo aguantar. El lunes iré a ver los toros». También eran, desde Burdeos, su vínculo con España. Por eso firmaba: «Don Francisco, el de los toros».

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