«El percance de Enrique Ponce ha sido de alta energía, propio de pilotos de motos»

La intervención, una labor de orfebrería en la que hubo que encajar cada «pieza» como «un puzzle», duró dos horas y media. Así fue la reconstrucción: «Utilizamos recursos muy específicos, un set de placas de titanio diseñadas para la clavícula, pues las habituales son rectas. Lo más preocupante es que había tres centímetros inexistentes, con la zona totalmente estallada. No se podía recomponer con clavos, sino con unos tornillos pequeños, cables y células madre del plasma».

Pese al alto calibre de la fractura, lo más preocupante es la herida en la axila derecha -«dará más lata»-, explorada en el citado centro médico por el cirujano vascular Ramón March. «Fue un milagro que la trayectoria, de 25 centímetros, no dañese vasos ni arterias -subrayó Villamor-. A pesar de salvar esas estructuras vitales, es una cornada sumamente grave; ha pasado entre el pulmón y la clavícula y ha llegado a milímetros de la yugular y la carótida. Desgarró músculos y el hombro está inflamado, aunque ya han disminuido esa inflamación y los hematomas. Ello, unido al exquisito trabajo del equipo de Valencia (los doctores Zaragoza y López Quiles) ha permitido una llamativa mejoría de su estado general».

Ponce, con un estado de ánimo propio de los grandes, ya ha sido sometido a su primera sesión de fisioterapia, con buena movilidad en los hombros y con un deseo único: «Una recuperación temprana». Aunque el doctor Villamor señaló que «aún es pronto para establecer tiempos de convalecencia», ilusionó a la afición con su pronóstico ante las preguntas de la prensa: «Podría estar en un mes». De ser así, el torero de Chiva podría reaparecer en la corrida de Primavera de Brihuega (26 de abril) y cumplir sus citas en Sevilla y Madrid. De momento, este viernes ya toreaba de salón en la habitación del hospital. Raza de figura.