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Juan José Padilla, por la puerta grande de La México

El jerezano da una lección de valor y honestidad en su regreso a la Monumental capitalina

Juan José Padilla, por la puerta grande de La México efe

guillermo leal

La inyección de ánimo que recibió este domingo en la Plaza México Juan José Padilla es proporcional a la difícil, inevitable y dolorosa aduana que el torero jerezano deberá traspasar cuando sea sometido a una operación en la que tendrán que retirarle el globo ocular izquierdo , consecuencia de la gravísima cornada que sufrió el 11 de octubre del 2011 en Zaragoza.

De esa cornada que ha revitalizado la carrera de un torero todo pundonor, entrega, profesionalismo y carácter. De esa cornada que le ha quitado a Padilla un porcentaje de sus sentidos, pero le ha reafirmado otros que tienen como base el corazón, el sentimiento, la honestidad y el respeto por su profesión .

Lo que consiguió en la Plaza México este domingo fue una prueba de vida , sí, ejemplar no solamente para los toreros, sino para cualquier ser humano.

El valiente de siempre

No se lucró con la grave cornada que casi le costó la vida, buscando el arropo sentimental del público y la conmiseración. Fue el valiente de siempre, sólo que cuando ese torero de tanto valor sale a la plaza con un parche y es capaz de levantar al final de su triunfo una bandera pirata con una calavera , en franca alusión a la realidad que acepta sin buscarle recovecos, la cosa no tiene vuelta: es digno de respeto.

Padilla no es un torero puro y artista, pero la entrega y torería con la que manejó el capote a la verónica, sus pares de banderillas en todos los terrenos y luego la determinación para hacer faena con la muleta a ambos, le encanta a prácticamente todos.

Tras su faena al primero de su lote, que tuvo obediencia aunque fue soso y que gracias al estoicismo del torero terminó siendo emocionante, cortó una oreja, pese a un pinchazo. Con su segundo, áspero, que tiraba cornadas a diestra y siniestra , Padilla no escatimó nada para salir a entregarse y consiguió una labor poco aseada, pero meritoria.

Salida a hombros desbordada

Por todo ello, la salida en hombros hasta las afueras de la Monumental capitalina fue desbordada. El público tampoco mintió en expresar sus sentimientos y cómo iba a hacerlo ante un torero que en el ruedo y fuera de él ha sido un hombre honesto y cabal en toda la extensión de la palabra.

Con esta actuación Juan José deja abierta la puerta no solamente de la Temporada Grande, sino de muchas plazas de México que lo quieren ver, que saben de lo que es capaz y que no quieren dejarlo ir.

El mexicano Joselito Adame a punto estuvo también de conseguir el triunfo. Si no le hubiese fallado la espada, estaríamos hablando de un triunfo muy serio, porque así fue su actitud, porque su actuación resultó un recorrido desde la variedad, hasta la calidad, pasando desde luego por su innegable valor . Los españoles no deben sentirse defraudados con el apoyo que le han dado a este torero aguascalentense, porque bien aprovechado sí está.

Reapareció tras varios años de ausencia del ruedo de la Monumental Federico Pizarro , quien poca fortuna tuvo en el sorteo. Sin embargo, uno de los puntos más importantes para volver a estar en el escaparate, la credibilidad , comenzó a recuperarla con una actitud muy torera, solvente técnica y profesionalmente.

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