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TEATROS

«Así que pasen cinco años», poder hipnótico

La obra de Federico García Lorca llega al madrileño Teatro Valle-Inclán, de la mano de Ricardo Iniesta y su compañía Atalaya

Un momento de «Así que pasen cinco años», en el montaje de la compañía Atalaya Félix Vázquez

CARMEN R. SANTOS

Recalca Ricardo Iniesta, director de la compañía sevillana Atalaya , que al referirnos a Federico García Lorca no debemos recurrir al eufemismo de «la muerte de Lorca», sino llamarlo directamente como lo que fue: «Un asesinato que, además de la vileza que supuso en sí mismo, nos privó de lo mejor del poeta y dramaturgo granadino si pensamos en lo que podría haber escrito, caso de que la barbarie no nos lo hubiera arrebatado». Precisamente, en 1986, al cumplirse el cincuentenario del crimen de Víznar (Granada), Iniesta y su compañía abordaron el montaje de «Así que pasen cinco años», que se estrenó en el Círculo de Bellas Artes de Madrid y con el que realizaron una gira por varias plazas españolas dándose a conocer. Con esta obra, Iniesta y Atalaya debutaron en el teatro de texto. ¿Por qué la eligieron? «Ahora pienso -señala Iniesta- que fue una osadía por mi parte afrontar una pieza tan compleja. Para nosotros resultó un salto cualitativo. Hasta ese momento habíamos hecho sobre todo espectáculos de teatro de calle, pero cuando surgió la oportunidad de presentar un proyecto a la Junta de Andalucía no lo dudé. Desde que me descubrió la obra Miguel Narros en un curso en Olite -poco antes de poner en marcha Atalaya, quise formarme con todos los maestros posibles-, me inquietó tanto como me fascinó. Narros fue el primero que la puso en escena, en 1978».

Ese deslumbramiento, comenta Iniesta, permanece hoy vivo al recuperarla, «así que han pasado treinta años» -apunta-, en coproducción con el CDN y con un elenco que reúne a cuatro generaciones de actores, procedentes de la «cantera» de Atalaya, el laboratorio Territorio de Nuevos Tiempos (TNT), creado en 1994. Elena Amada Aliaga, Jerónimo Arenal, Manuel Asensio, Carmen Gallardo -cofundadora de Atalaya y que en el montaje del 86 recibió el premio a la actriz revelación del año en Madrid-, Silvia Garzón, José Ángel Moreno, María Sanz, Raúl Sirio Iniesta y Raúl Vera forman un sólido elenco actoral encarnando a la más de una veintena de personajes que aparecen en esta pieza. Federico García Lorca la dio por concluida el 19 de agosto de 1931, justo cinco años antes del mismo día en el que fue asesinado, una «coincidencia» que Ricardo Iniesta juzga «premonitoria y sobrecogedora».

El poeta y dramaturgo granadino escribió esta pieza justo un lustro antes de su asesinato en Víznar

«Así que pasen cinco años» se inscribe -junto con «El público», escrita por García Lorca en 1930 y también subida a las tablas por Iniesta y su grupo en 2002- en el denominado «Teatro Imposible», de marcado carácter surrealista , y considerado incluso por el mismo Lorca de difícil representación. Pero quizá ninguna otra companía mejor que Atalaya para ello, con su estilo propio que apuesta por el teatro poético, coral, y por la fuerza de la imagen. De hecho, Iniesta reivindica a Lorca como «una de las columnas en las que se asienta Atalaya», y destaca que «Así que pasen cinco años» es «la obra con más magia y pujanza poética onírica de todo el teatro español, e incluso diría que universal. Derrocha un poder hipnótico tremendo». Añade: «Ese poder lo subrayamos en el montaje de 1986, y ahora lo hemos fortalecido con un surrealismo más oscuro y turbador. El del 86 era más naíf. También, claro está, entremedias se encuentra toda la experiencia acumulada durante los treinta años que separan uno del otro».

Torre de marfil

Numerosas son las interpretaciones que esta pieza lorquiana ha suscitado. Al respecto, Iniesta señala: «Se ha insistido en que habla del paso del tiempo. Es así, pero creo que trata sobre todo de la cuestión de quien no acepta ese paso, que aquí es el protagonista, El Joven, que tampoco admite la realidad y quiere vivir en una torre de marfil. Esto resulta muy actual, pues hoy, por desgracia, muchos jóvenes se instalan en lo virtual, en la línea de la película “ Matrix ”, lo que es muy negativo y adormecedor».

Ricardo Iniesta y Atalaya tienen en su haber una brillante trayectoria, que les ha valido reconocimientos como e l Premio Nacional de Teatro en 2008 , con montajes que han paseado por muchos países. En sus giras, recuerda Iniesta, «hemos vivido momentos impagables y muy gratificantes, como cuando en Pekín el público se quedó entusiasmado con "Divinas palabras", de Valle-Inclán». La compañía andaluza subsiste desde hace más de tres décadas, venciendo no pocas dificultades. ¿La fórmula? « Ser muy coherentes -afirma Iniesta-, no desanimarse, asumir que el teatro habita en los márgenes. Y trabajo, trabajo, trabajo».

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