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Harry Potter hace magia en los premios del teatro inglés

La obra estrenada el pasado julio bate un récord de los Olivier, con nueve de las once distinciones

Jamie Parker, protagonista de «Harry Potter y el niño maldito», con su premio Afp
Luis Ventoso

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Los «muggles», los mundanos que no poseen poderes mágicos, no se comieron un rosco en la noche del domingo en el Royal Albert Hall. La magia de Harry Potter arrasó y ganó nueve de los once galardones de los premios Olivier , los mayores del teatro inglés. «Harry Potter y el niño maldito» , que llena cada día desde julio todas sus funciones en el Palace de Londres , bate así el récord de distinciones en los Olivier. De los grandes solo se le escapó la categoría de actriz protagonista, donde ganó Billie Piper por una adaptación de la «Yerma» de Lorca.

Los Olivier muestran la pujanza del teatro londinense . A pesar de que las salas se están quedado obsoletas y distan de ofrecer un confort acorde a su leyenda, el West End continúa siendo el escaparate teatral más distinguido del planeta junto con Broadway. Baste decir que Jamie Parker , que ganó el premio al mejor actor por su Harry Potter cuarentón y padre atribulado, competía con gigantes como Ian McKellen, el Galdalf del cine , y con el gran intérprete estadounidense Ed Harris , en cartel en un teatro anexo a Trafalgar Square.

Billie Piper Efe

Parker agradeció su distinción a «una audiencia absolutamente encantadora». El de Harry Potter es un público diferente al habitual del West End. Para el 75% de los asistentes supone su primera visita a un teatro . Acuden atraídos por la leyenda literaria y cinematográfica del mago de J.K. Rowling , autora de la historia original de la obra teatral, desarrollada junto al dramaturgo Jack Thorne y John Tiffany, el director de la función.

La obra supone todo un maratón: cinco horas repartidas en dos sesiones , con un parón de un par de horas que permite salir a comer algo. Los precios no son especialmente caros ( 36 a 155 euros ), sobre todo habida cuenta de que hasta que sea estrenada en Broadway la obra puede verse en un solo lugar, el Palace de Londres, un teatro victoriano de ladrillo rojo muy a juego con el aire gótico de Hogwarts. Cada día se cuelga el cartel de no hay billetes y hay que adquirir las entradas con muchísima antelación. Aunque la obra es extenuante en su duración y no se recomienda a menores de doce años , los más jóvenes tienen el enganche de sus espectaculares efectos especiales , que son lo máximo que se puede hacer hoy sobre las tablas de un teatro.

Además del premio al mejor intérprete, la obra ganó en las categorías de actor y actriz secundarios ( Norma Dumezwni , una Hermione adulta y negra, y Anthony Boyle, un chico sacado de una escuela de interpretación que compone un descacharrante Scorpius, el hijo de Draco Malfoy, viejo archienemigo de Harry). También obtuvo los galardones a mejor obra nueva, director, luz, sonido, vestuario y diseño de escena .

Como musical se impuso «Groundhog day» , adaptación de la estupenda comedia «Atrapado en el tiempo», en la que Bill Murray vive un perenne día de la marmota. «Jesucristo Superstar», estrenada en 1971, ganó en la categoría de reestreno de un musical . Sir Kenneth Branagh, siempre fiel al West End pese a sus incursiones en el cine y la televisión (Wallander), recibió un premio extraordinario por su contribución al teatro.

En la gala uno de los momentos más emotivos fue cuando Norma Dumezwni, de 47 años, premiada por su rol como una contundente Hermione, recordó que ella llegó como refugiada desde Suazilandia junto a su madre y hermana «el 17 de mayo de 1977, y aquí encontramos un espacio de seguridad».

J.K. Rowling creo a Harry Potter en 1997 en un café de Edimburgo, cuando era una madre solitaria y en paro. Hasta 2007 publicó siete novelas del joven mago huérfano. La obra de teatro supuso recuperarlo con una historia nueva y además sorprendente: un Harry adulto y padre de familia . Pese a su pasado heroico, reaparece como un funcionario un poco aburrido en el Ministerio de la Magia, que lidia irascible con los prosaicos problemas domésticos de su día a día. Ahora el auténtico protagonista será su hijo Albus, que va a iniciar su paso iniciático por la escuela de magia.

Los productores de la obra han encarecido que se guarde su secreto final , incluso con el lema #KeepTheSecret , y por ahora se está consiguiendo. Pero algo se puede contar . Por ejemplo el comienzo: la historia arranca justo donde se cerraba la última novela , en el andén 9 ¾ de King’s Cross , punto de partida del tren rumbo a Hogwarts, como todo el mundo sabe. Un grupo de padres despiden a sus hijos, debutantes en la escuela. Tres de ellos son nuestros héroes de antaño, los ahora cuarentones Harry, Ron y Hermione. Allí en la plataforma se produce el primer asombro para los espectadores, el primer truco: en un guiño de ojos, los niños pasan de sus ropas de calle a sus uniformes estudiantiles.

Harry está casado con Ginny y son padres de tres hijos. El menor, Albus Severus Potter, es el adolescente que parte hacia Hogwarts . Albus y Harry no se entie nden. El chaval está en plena edad del pavo, pero sobre todo, lo abruma la leyenda de su padre. Un Potter de saborcillo freudiano, aliviado con golpes de humor y magia en forma desapariciones, capas mágicas, pozos que brotan en el escenario, brujas que vuelan frente a los ojos del público y duelos de baritas con aire de espada láser de alguna galaxia muy, muy lejana… O tal vez no tanto.

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