Shakespeare visita a «la Chelito»

En el número 48 de la calle Huertas, de Madrid, vivió a principios del siglo pasado una artista nacida en Cuba, hija de un guardia civil allí destinado: Consuelo Portela, «la Chelito», uno de los grandes nombres del cuplé. Con el tiempo, «la Chelito» se convertiría en la primera mujer empresaria teatral; tuvo su propio teatro, el salón Chantecler, rebautizado más tarde como teatro Muñoz Seca, nombre que conserva en la actualidad. En 1962, Sara Montiel encarnaría a la cupletista en la película « La reina del Chantecler »

Alberto Puraenvidia y José Martret crearon hace dos años La Casa de la Portera , un particular espacio que en este tiempo ha ofrecido un puñado de magníficos montajes, y ahora han decidido ir más allá y han acondicionado la que fuera la vivienda de «la Chelito», para convertirla en La Pensión de las Pulgas , nombre inspirado por «La pulga», uno de los más populares cuplés del repertorio de «la Chelito» y del género.

El propio José Martret , que firmó el espectáculo inaugural de La Casa de la Portera («Ivan Off»), es el autor de la versión y el director de la función con la que abre sus puertas La Pensión de las Pulgas: «MBIG (Mc Beth International Group)», basada en la tragedia shakespeariana «Macbeth». Martret la ha situado en el competitivo mundo de la empresa y ha reducido a diez el número de personajes -uno de ellos nuevo-. La escenografía (los salones de la propia casa, donde pueden asistir treinta y cinco espectadores por función) la firma Alberto Puraenvidia . Los actores son Francisco Boira (Macbeth), Rocío Muñoz-Cobo (Lady Macbeth), Maribel Lluis (Skuld / Bruja 2), Rocío Calvo (Urd / Bruja 1), Pepe Ocio (Macduff), Víctor Duplà (Ross), Inma Cuevas (Camelia), Daniel Pérez Prada (Banquo), Manuel Castillo (Malcolm) y Francisco Olmo (Duncan).

El éxito a cualquier precio

«La ambición es el motor, el crimen la manera de alcanzar el éxito , la culpa el resultado y el fracaso la meta que se alcanza. Algo falla por el camino -explica José Martret-; cuando empieza la función, Macbeth es el gran vencedor, sus victorias son atronadoras, pero por el camino aparecen tres brujas que le predicen que en un futuro será rey. En ese momento el crimen ya aparece en su mente, que se llena de horribles visiones… Su ambición unida a la de su mujer le impide disfrutar del éxito cosechado, necesita más y necesita llegar a él de la manera más rápida… No se conforma con lo que tiene, pero podría llegar a conformarse si no estuviera casado con una mujer más ambiciosa que él. Lady Macbeth no da tregua, hay que cometer el crimen y alcanzar el éxito ya».

Shakespeare -añade el director- hace una «disección espectacular de lo que mueve a un hombre a pasar por encima de sí mismo para conseguir el éxito». Y Martret ha traído el texto hasta nuestros días, y ha situado la acción en una empresa. En ella encontramos a personas «a las que el único motor que las mueve es la ambición y la avaricia, el querer más y más. No se conforman con lo que tienen y eso les ha llevado a la pérdida del honor y al fracaso absoluto. Han sido arrastrados por los juzgados y la prensa y la opinión publica les está dando un gran varapalo».