Norma Aleandro, poseída por Maria Callas

La obra, estrenada en Nueva York en 1995, se inspira en las clases magistrales que la soprano griega impartió en la Juillard School de Nueva York. McNally, uno de los grandes dramaturgos estadounidenses de nuestros días, recreó estas clases para mostrar su particular visión de una de las más grandes artistas de la historia, a la que presenta como una mujer al mismo tiempo fiera y frágil. «McNally la presenta más cruel de lo que realmente era, y con un humor salvaje que en las grabaciones de las clases no muestra», revela la actriz, que añade que «era más comprensiva de lo que se ve en la obra. En las clases, se ve que trata de contagiar a sus alumnos lo mejor de sí misma, y todo lo que dice es válido; otra cosa es como lo dice».

Norma Aleandro ya interpretó en 1996 en el teatro Maipo de Buenos Aires «Master Class» (en España, poco después, lo haría Nuria Espert, dirigida por Mario Gas). Obtuvo un extraordinario éxito y hace unos meses recuperó la pieza y se adentró de nuevo en la singular personalidad de la soprano. «Lo he hecho con amor -dice desde su casa de Buenos Aires Norma Aleandro-, con cariño, con respeto. Hay algunas diferencias con el primer montaje, sobre todo en el camino que hemos elegido para contar los flashbacks, en los que la Callas viaja por sus recuerdos. Hay quizás un trabajo más profundo».

Se confiesa la actriz -una de las referencias en el teatro iberoamericano- enamorada de Maria Callas. Primero, como artista. «Ella logró cosas que parecían imposibles. En el siglo XIX, Wagner cambió la manera de entender la ópera. Maria Callas, a su manera, también lo hizo, y le dio a la interpretación el mismo nivel que el canto. Hasta ella, los cantantes salían al escenario y cantaban. Maria Callas peleó por darle vida a los personajes, y que su canto fuera parte de su interpretación. La admiro en este sentido especialmente porque fue una pelea que no siempre ganó; curiosamente, se encontró con el rechazo de varios directores de escena, no de los directores de orquesta».

También admira Norma Aleandro a la Maria Callas mujer, que «se arriesgó mucho: «No estaba satisfecha con su vida, especialmente con su cuerpo, y trabajó hasta cambiar una y otro. Trabajó hasta crear un estilo propio, que podría parecer artificial pero que en ella resultaba muy auténtico».

La Maria Callas de «Master Class» tiene, según Norma Aleandro, un rasgo distintivo: la soledad. «Ella se enamoró profundamente de Onassis. No buscaba al millonario; de hecho, no tuvo nunca un regalo suyo. Él, además, odiaba la ópera, y ella descuidó su carrera por él, hasta el punto de llegar a perder la voz. En sus últimos años, ella era una mujer destrozada, abandonada por Onassis. A pesar de ello, cuando él murió, Maria Callas se dejó morir. La vida ya no le importaba; apenas salía, no se relacionaba. Murió en absoluta soledad». Y es que, concluye, «por amor te puedes dejar morir».