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Miguel Ríos «Si no fuese por "El himno a la alegría", ahora viviría debajo de un puente»

El cantante granadino rompe su retiro para volver con el disco «Symphonic Rios»

Miguel Ríos, en el Teatro Real Ángel de Antonio
Nacho Serrano

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Ya han pasado casi cuatro décadas desde que nos cantó aquello de «los viejos rockeros nunca mueren», y por ahora sigue cumpliendo con su palabra. Ocho años después de anunciar su retirada, Miguel Ríos regresa con « Symphonic Rios », un nuevo álbum en directo grabado el verano pasado en el Palacio de Carlos V de la Alhambra junto con Los Black Betty Boys y la Orquesta Ciudad de Granada. Vuelve además con todo el pack: CD, DVD y una gira que hará escala en Barcelona (21 de junio), Marbella (23 de agosto), Murcia (1 de septiembre), Salamanca (5 de octubre), Valladolid (20 de octubre) y Bilbao (1 de diciembre). Asimismo, aún sin fecha cerrada, pasará por el Teatro Real de Madrid, Valencia, Sevilla y Santander.

«La experiencia de la gira de homenaje a Kurt Weill facilitó mucho las cosas para llevar a cabo este proyecto», explica Ríos, refiriéndose a los conciertos que dio en 1999 junto a Ana Belén y la Orquesta Ciudad de Granada . «Ahora ha sido más sencillo porque ya conocía la liturgia del formato -continúa el cantante-, y además he vuelto a contar con la dirección de Josep Pons , con quien ya trabajé entonces. Todo eso ha ayudado a que afrontara el desafío con más confianza».

El repertorio del disco y de la gira hace un selectivo repaso de toda una vida sobre los escenarios, en el que una orquesta sinfónica lleva versos como « casettes y canutos en la guantera » a una nueva dimensión «que demuestra que el rock y la alta cultura pueden convivir». No faltan clásicos como « Bienvenidos », «El Río», o «Santa Lucía», pero sí curiosamente su mayor éxito, « El himno a la alegría », que ayer eclipsó a las canciones protagonistas del lanzamiento por esta declaración: «Si no fuese por ella, ahora viviría debajo de un puente». «No hay que tomárselo al pie de la letra, es una hipérbole que describe mi indignación con el tema de las pensiones», asegura el artista, que acudirá a la manifestación del próximo sábado en Madrid. «Es más, creo que vuelve a haber un malestar general en la sociedad española, y que muchos músicos ya están tratando en sus letras. Los raperos llevan años haciéndolo, y creo que puede que ese malestar termine provocando incluso un regreso del rock’n’roll más cabreado».

Su primer techo

Afortunadamente, a Miguel Ríos nunca le tocó dormir debajo de un puente. De hecho, la música le pagó su primer techo hace unos cincuenta y cinco años, cuando se ganó su primer sueldo como artista residente de Imperator , una de las salas de juventud del empresario Jesús Nuño de la Rosa . «Él es una de tantas figuras olvidadas pero importantísimas para el rock en este país», asegura el que por entonces se presentaba como Mike Ríos. «Inventó prácticamente un negocio, y una forma honesta y eficiente de hacer las cosas que nos sirvió de catapulta a todos los que tratamos con él» .

Eran los tiempos de la dictadura, «años grises en los que tenías que asistir callado a atropellos como el cierre del Price », recuerda Ríos, que aprovecha para manifestar «su total rechazo a la censura de canciones que se está viendo últimamente», pero no sin hacer una interesante reflexión. «Paradójicamente, la censura puede ser inspiradora . A nosotros nos hizo ser más rebuscados y elegantes con el lenguaje para seguir diciendo lo mismo tomándole el pelo a los censores. Esa sutileza luego se perdió».

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