Hazte premium Hazte premium

FESTIVAL INTERNACIONAL DE SANTANDER

La metafísica de lo artesano

Al director Thomas Hengelbrock le gusta presentarse como explorador musical aunque su trabajo esté más cercano al del alquimista capaz de integrar la física de la interpretación con su consecuencia espiritual

El director de orquesta Thomas Hengelbrock durante el ensayo en el Palacio de Festivales de Santander Efe

ALBERTO GONZÁLEZ LAPUENTE

Al director Thomas Hengelbrock le gusta presentarse como explorador musical aunque su trabajo esté más cercano al del alquimista capaz de integrar la física de la interpretación con su consecuencia espiritual. Si en la alquitara queda la investigación de técnicas y conceptos, la relación entre disciplinas y la vinculación de repertorios, en el destilado cabe hablar de sonoridad. La palabra es clave en el universo de Hengelbrock y de su Balthasar Neumann , coro y ensemble, veteranos investigadores del código musical desde 1995 y comprometidos con la interpretación históricamente informada. Cabe recordar el hito del «Parsifal» wagneriano escuchado hace algunos años en el Teatro Real con instrumentos originales reconstruidos; como ahora es forzosa la referencia al programa de sustancia religiosa ofrecido en el Festival Internacional de Santander revalidando el éxito del año pasado.

El interés primario de Hengelbrock se vincula a la excelencia de la lectura. Baltasar Neumann reúne músicos de cierta veteranía, cuya habilidad y compenetración alcanza efectos sorprendentes. A la pureza en la emisión se debe la capacidad para apianar y crecer entre límites sin quebrantar nunca la emisión; a la proporcionalidad entre familias instrumentales la virtud de un sonido que podría entenderse transparente si no fuera por la carnosidad de tantas aleaciones. Construirlo con calidad es algo esencial ante la obra religiosa de Schubert y Beethoven, tan fuertemente vinculadas a la experiencia sonora. Algo hay entre el propósito de Hengelbrock y la realización pictórica de Caspar David Friedrich , constructor de una elaborada figuración cuyo sentido simbólico recoloca sus cuadros en el plano de lo alegórico.

De ahí que la polaridad entre la voluntad, serena y breve del «Stabat Mater, D 175» y la dramaticidad de la poco frecuentada y no siempre homogénea «Misa en do mayor, opus 86». El hallazgo es relacionarlas mediante la sinfonía 8 de Schubert, porque el espacio profano, en manos de Hengelbrock implica una mística compleja: a veces sobria (impecable la armonía de los metales), contundente (formidable la agitación de los contrabajos), concentrada (rotunda la sequedad del timbal), dulce (extraordinaria la levedad de la cuerda en la exposición temática del primer movimiento)… inquietante (en la superposición polifónica final del segundo y en el juego instrumental de las maderas). Hengelbrock ayuda a entender que en su época se hablara del ámbito sagrado de la música. Una idea emocionante tras el minuto de silencio con el que se homenajeó a las víctimas de los atentados en Cataluña .

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación