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Franco Battiato encuentra su «centro de gravedad permanente»

El cantautor ha llegado a las noches del Botánico en Madrid con su gira «Apriti Sesamo Live»

Franco Battiato durante el concierto ofrecido en Madrid EFE
Silvia Nieto

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Salió con chaqueta roja sobre camisa blanca y puso en pie a un auditorio que aplaudió, súbitamente levantado, sin que hubiera mediado palabra con él. Franco Battiato (Jonia, Italia, 1945) pertenece a esa categoría de músicos que habitan un mundo emocional donde las canciones se han convertido en recuerdos ; ni la ligera afonía, que sorteó evitando agudos, ni el paso de los años lograron afear el concierto de ayer, celebrado como una misa en las Noches del Botánico de Madrid. El aire de un tiempo medio revuelto embelleció la ceremonia, donde las lágrimas de una chica se unieron a la fiesta de una señora que empezó a bailar en la platea, sola, meneando los brazos; por enfatizar el estribillo de «No Time No Space», otro chaval bien pudo haber perdido los suyos de puro y simple entusiasmo.

No Time No Space

Another race of vibrations

The sea of the simulation

Keep your feelings in memories

I love you especially tonight

«Lo escuchaba desde pequeño, desde 1983, con sus primeros éxitos y como era en ese momento: con "Bandiera Bianca", "Centro di gravità permanente". Al mismo tiempo, siempre ha sido un gran innovador», explicó Emiliano , un italiano de Sicilia, la tierra del cantante, antes del concierto. Una de sus amigas, Alessandra , apostilló: «Para mí tiene un sentido romántico, porque a mi marido, que es español, fue el primer CD de música italiana que le regalé». Y destacó una canción, « La Cura », que dice así: «Superaré las corrientes gravitacionales, el espacio y la luz, para no dejarte envejecer». La misma que levantó ayer a un Battiato sonriente, amable, que chapurreó en castellano y que, como probó de nuevo, es un hombre de muchas aristas: la cómica — ¿cómo olvidar sus bailes, sus caras de póker o su actuación, inquietante, divertida, en Eurovisión 1984?—, la sentimental — « Te lo leggo negli occhi », de Dino, o « La canzone dei vecchi amanti », versión italiana de «La chanson des vieux amants» de Jacques Brel— y también la política y social —cuenta en « Bandiera Bianca »: «En esta época de locos, faltaban los idiotas del horror / he escuchado disparos / en una calle del centro»—.

Battiato, consuelo de narizotas y de bailarines pésimos , tuvo anoche el tiempo y la energía, a sus amables 72 años , de repasar todos esos grandes éxitos. Su carrera comenzó a mediados de los 60, cuando abandonó su Sicilia natal por la próspera Lombardía. La llegada del músico a Milán, donde hizo sus primeros pinitos entonando, en cabarets, «canciones barrocas», se saldó con un segundo bautizo, poco religioso pero aplicado por un padrino genial: el del también compositor Giorgio Gaber , que le sugirió cambiar su «Francesco» de nacimiento por el «Franco» con el que saltó a la fama.

« Era un hombre libre en busca de la verdad », dijo Battiato, años más tarde, sobre su amigo. Lo cierto es que la relación entre ambos fue fructífera. En los 70, el siciliano hizo los arreglos de « Polli d’allevamento », un disco donde Gaber le cantaba las cuarenta a la Italia de la época, violenta y corrupta, polarizada entre la Democracia Cristiana —«Hay que votar a la Democracia Cristiana con la nariz tapada», decía Indro Montanelli — y el Partido Comunista Italiano —«No soy comunista porque no me lo puedo permitir», se burlaba Ennio Flaiano — con su «Quando è moda è moda»:

Io cambio poco

Cambio molto lentamente

Non riesco a digerire

I corsi accelerati da Lenin all’Oriente

Franco, al que todavía se le resistían las mieles del éxito , también había echado, años antes, un duro rapapolvo en su canción « Povera Patria », del álbum «Pollution» (1972), en la que lamentaba: « Entre los gobernantes, ¡cuántos perfectos e inútiles bufones! Este país está devastado de dolor...» . Ayer, cuando empezó a cantarla, cosechó los aplausos de un público que, quizá, tenía a Berlusconi en la cabeza.

La carrera de Battiato siguió adelante, pareja a los altibajos de la Italia de la época. En 1978, el grupo terrorista de extrema izquierda Brigadas Rojas asesinó al presidente de la Democracia Cristiana, Aldo Moro. Un punto de inflexión se sintió en el país y luego en la carrera del músico , que se alejó de sus experimentos anteriores para alumbrar trabajos más comerciales en el disco «L’era del cinghiale bianco» (1979), título también de una canción que estalla con el potente violín de Giusto Pio. Se sucedieron, a partir de entonces, sus temas más míticos: « Prospettiva Nevski » (1980); « Bandera Bianca », « Centro di gravità permanente », « Cuccurucucù » (1981) y « Voglio vederti danzare » (1982).

La noche llegó a su fin en el Botánico de la Complutense. Tras « E ti vengo a cercare », deudora de un misticismo que el cantante predica con gusto desde hace años, una marea de asistentes se arremolinó a sus pies. Resultó evidente: en España, Battiato tiene, cuando quiera, un «centro de gravedad permanente» particular.

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