Mika, mi fábrica de baile
El músico de origen libanés ofreció un concierto festivo y lleno de energía en el Barclaycard Center de Madrid
Me habían dicho los conciertos de Mika triunfan. No hice mucho caso, la gente de promo sabe venderte la moto. Pero la duda me ganó y quise comprobar la esencia en primera persona. Puede que Mika sea muy histriónico, pero lo suyo es espectáculo en toda regla.
El libanés Mika aterrizó en Madrid, en The Ring, la versión pequeña que toma el Palacio de los Deportes (o Barclaycard Center), en una noche de lluvia otoñal que incitaba al recogimiento, pero lo suyo es disco pop de corte clásico, con un punto entre cabaret, elegancia y momentos a lo «Fama», o quizás algo más actual como Factor X, de este reality fue jurado en su edición italiana. Destila retazos de Abba , coros Bee Gees («Relax, Take It Easy»), y una presencia escénica digna de un cruce entre Jim Carrey y Freddie Mercury . También se le relaciona a contemporáneos como Rufus Wainwright y Scissor Sisters.
Sus conciertos, visto lo visto, son una vacuna ideal para el aburrimiento, y una buena descarga de endorfinas. Sus bailes, sus saltos, sus contoneos, su estética, sus chaquetas de lentejuelas brillantes. Sus chascarrillos y el manejo de su voz, falsetes incluidos, son pura delicia. Se nota que vive a su aire, que le gusta Wonderland más que Disneyland, con ese letrero de HEAVEN presidiendo el techo del escenario, y el PARADISE a un lado, y la enorme bola de discoteca a lo alto presidiendo por momentos y bajando en picado. Cantó en español y se dirigió al público en español, subió a una fan que le había lanzado una marioneta.
Del rock («We Are Golden» recuerda a Bon Jovi ) a la balada («Happy Ending»), tocando el piano, cambiando de chaqueta. Eliminando fronteras y prejuicios machistas («Origin of Love»), cantando en francés («Elle Me Dit»). Y tratando de animar al público, incitándole a moverse, a corear, a mover las manos. Acompañado de un quinteto eficaz (bajo, guitarra, teclados, batería y percusión) sin desmontar su plan maestro ¡Qué derroche de energía! ¡Qué ganas de vivir la vida, como si no hubiera mañana!
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