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Elton John: el Rey León se desmelena

El músico británico ha decidido hacerse un «lifting» a base de recuperar su pasado lejano

Elton John: el Rey León se desmelena De San Bernardo

P. M. Pita

Sir Elton John ha decidido hacerse un «lifting» a base de recuperar su pasado lejano, ese que le convirtió en una rutilante estrella del rock. Así que en esta gira sube el volumen, tira de banda y aprieta el acelerador, y de paso, durante un par de horas, hace rejuvenecer también esa gran parte de los espectadores que, asimismo, hace bastante tiempo que dejaron atrás su juventud. Tras cada canción, los presentes se levantaban a aplaudir –todas las localidades eran sentadas– y terminaron desmelenándose, al igual que el protagonista de la velada, al son de «The bitch is back», «Your Sister Can’t Twist (But She Can Rock’n Roll)» y «Saturday Night’s Alright for Fighting».

El ambiente de anoche en el antes llamado Palacio de Deportes y ahora Barclaycard Center, recordaba aquella frase de John Lennon en el Albert Hall londinense llamando a su público a mover sus joyas al compás de la música de los Beatles. Había muchos espectadores de jersey en los hombros y pelos de peluquería, poco habituales en espectáculos de rock and roll, pero que rinden pleitesía a Elton John en cada una de sus visitas a la capital. Ante ellos se presentó el Caballero de la Orden del Imperio Británico con levita azul con mucha pedrería y un grupo trajeado que parecía sacado de los Blues Brothers. Incluso al batería se le podría confundir con un eficiente director de sucursal bancaria.

No por este aspecto aseado dejaron de arrancar con fuerza, atronando el recinto y haciendo que el cantante tuviera que esforzarse para imponer su voz. De hecho, parecía más interesado en promocionar la reedición de «Goodbye Yellow Brick Road», álbum de 1973, que de «The Divine Board», su más reciente lanzamiento. Las tres primeras canciones que se escucharon en el pabellón pertenecen a aquel disco, «Funeral for a Friend/Love Lies Bleeding», «Bennie and the Jets» y «Candle in the Wind», que antes de un tributo a Lady Diana, lo fue a Marilyn Monroe.

Lo cierto es que si bien Elton John empezó parco en palabras aunque impecable en la ejecución de los temas, poco a poco se fue viniendo arriba gracias a la actitud del público, y sobre todo cuando interpretó «Sorry Seems to be the Hardest Word», cuyo argumento es una petición de disculpa que dedicó a una mujer que, por lo visto, se encontraba allí mismo. Tras la canción afirmó que hacía dos semanas había sufrido algún achaque y que tenía que tomárselo con calma.

Hizo un recorrido por un repertorio que contiene canciones de esas que recorren todos los sentimientos que se pueden transmitir con canciones. Como es el caso de «Tiny Dancer», «Rocket Man (I Think It’s Going to Be a Long, Long Time)», «I’m Still Standing», «Goodbye Yellow Brick Road»… y, cómo no, «Your Song», a la que añadió emotividad al decir que él no estaría allí sin esa canción.

Tras una muy breve despedida, regresó con «Sacrifice», «Crocodile Rock» y, ya solo él al piano, «Circle of Life». Un final que, como en todo el concierto, resultaba una montaña rusa emocional.

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