crítica de música clásica
Britten forever
La Britten Sinfonia rindió homenaje esta semana al compositor inglés en la programación del CNDM en el Auditorio Nacional
ALBERTO GONZÁLEZ LAPUENTE
Escasean las naturalezas musicales prematuras; aquellas que se hacen valer de manera tan genial a como lo hizo el joven Benjamin Britten . A él y a sus primeros años dedicó su concierto la Britten Sinfonia, clausurando el ciclo organizado por el CNDM ... y el British Council en el centenario del compositor. Todo comenzó en el mes de octubre y desde entonces se han programado otro cuatro conciertos dedicados a la producción camerística y vocal, además de un ciclo cinematográfico en la Filmoteca Española relacionando vida y obra, e incluyendo la muy interesante producción de «Peter Grimes» filmada por Margaret Williams en Aldeburgh en 2013.
En el concierto de la Britten Sinfonia se escuchó la «Sinfonietta, opus 1» y el «Phantasy Quartet, opus 2» partituras iniciales y al tiempo definitivas en la posterior singularización del compositor. Por entonces Britten ya estaba convencido de que componer era una forma de relacionarse con sus coetáneos, nunca una manera de perpetuarse en la posteridad. El pensamiento es sensato, práctico y, sobre todo, acorde con lo escuchado, pues no cabe hacer música de manera más cabal, sobre todo, de manera tan sensatamente amigable.
Por supuesto que la Britten Sinfonia es un compendio de muchas y grandes individualidades: capaces de interpretar «There is a Willows grows aslant a Brook» como lo hizo la viola Clare Finnimore, recreándose en el silencio con elocuencia paralela a como luego la contralto Claudia Huckle interpretó los «Rückert-Lieder» de Mahler, instrumentados por David Matthews.
También se oyeron obras de Thomas Adès («Court Studies»), Oliver Knussen («…upon one note») y de Purcell, estas bajo la coloración instrumental y visionaria de Britten. En un caso para explicar que la capacidad conmovedora de muchos contemporáneos y su interés por rebuscar en el pasado debe otro tanto a la buena cosecha hecha por Britten, y en el otro para tejer una correspondencia con la historia, ante la que este fue un portentoso mensajero. Porque fue un compositor dotado en el arte de la convivencia, pacifista, pedagogo, revolucionario a su manera, en tanto en cuanto se afirmó en un arte positivo, ajeno al revolucionario pesimismo de aquellos años.
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