¿Cómo sobreviven los músicos a la crisis?
Empresas como Spotify crecen en un mercado donde la industria digital se hace fuerte mientras muchos artistas logran sus ingresos gracias a los conciertos
juanma fernández
«La desprofesionalización de la música es un hecho». Lo dice Pablo Moro , músico ovetense con cuatro discos a la espalda y una legión de fans modesta pero fiel. Para artistas como él, que llenan salas de aforo medio, la subida del IVA cultural del 8 al 21% ... supuso un duro golpe: «Si lleno un local de unas 300 personas, no creo que gane más de 800 o 900 euros». Y eso que admite «rotundamente» que sus ingresos provienen de tocar en directo . Pero conciertos así no se dan todas las semanas ni todos los meses en su carrera. Entonces, ¿cómo sobreviven creadores como él?
Con la sangrante caída de ventas de discos , la alternativa más potente parece alojada en el gigante internet. Y ahí, Spotify , un servicio de escucha legal de canciones en streaming, tiene mucho que decir. Su director para España y Portugal, Javier Gayoso, explica el proceso: «Llegamos a un acuerdo con las principales discográficas y gestores de derechos. De este modo, el trabajo de un artista entra en nuestro amplio catálogo de más de 20 millones de canciones ».
La cuestión es si este servicio es capaz de dar los beneficios suficientes como para sustituir (o al menos equipararse) a la industria del disco. «Por cada canción mía que reproducen, creo que me llevo 3 céntimos. En mi caso, me aporta bastante poco», aclara Moro . Gayoso explica que « los pagos se fijan en función de la popularidad del artista. Por tanto, si éste supone el 1% del total de escuchas de Spotify, nosotros pagaremos aproximadamente el 1% del pago total en derechos de autor a la discográfica y gestores de derechos». Y en ese juego de pagos, añade que el servicio «paga el 70% de los ingresos totales» a estas empresas.
Un problema: la piratería
Hablar de internet y música supone caer, de forma casi inevitable, en el problema de la piratería , que representa el mayor competidor para las discográficas pero también para Spotify. «El 95% del total de la música digital es descargada de forma ilegal, por lo que combatirla es nuestro mayor desafío », señala Gayoso, en relación a si la empresa a la que representa es una solución al problema. En ese sentido, Pablo Moro parece tenerlo claro: «Con la piratería sólo puede acabar la educación en el respeto y la ética , y la explicación de cómo funciona realmente la industria cultural. Spotify es una estantería más; quizá la primera de muchas en la nueva forma del mercado discográfico».
En cualquier caso, ninguno de los dos apuesta porque este servicio vaya a acabar con los formatos físicos (discos y vinilos). «Un amante de la música puede escuchar a sus artistas favoritos a través de Spotify y luego tomar la decisión de comprar el disco», aclara Gayoso. Moro va por la misma onda: « Espero que no desaparezcan porque soy un romántico , crecí con los discos y me gustan, aunque entiendo que los soportes evolucionan y la gente nos adaptamos».
La voz de las discográficas
«Spotify es uno de esos lugares idóneos para que las discográficas podamos exponer nuestro producto y recibir a cambio el retorno por nuestras inversiones. Nos gusta que siga creciendo», afirman desde Productores de Música de España (Promusicae) , la asociación que representa al sector en nuestro país. Estos no parecen sentirse intimidados por el creciente mercado digital pues, a su juicio, ofrece «muchas posibilidades» y esperan que en el futuro todavía haya «mayor oferta legal» . Reconocen que «el modelo tradicional basado en la venta de cedés» sigue representando «el porcentaje mayor de nuestras ventas» pero no escapan de la realidad: «Cada año crece más el digital».
Si volvemos a los creadores, los beneficios que obtienen por la venta de cada disco son limitados. Pablo Moro señala que, en su caso, «aproximadamente un 10%, aunque creo que ahora algo más». Y en ese incipiente mercado digital, la autoedición tampoco se traduce en grandes beneficios: «Si estás en una discográfica, ellos se llevarán el 50%, en el mejor de los casos. Pero el 50% de poco, sigue siendo poco ».
Promotores y McCartney
Y si de los directos es de lo que se vive, ¿cómo se gestiona un concierto? Iñigo Argomaniz es director de Get In , una empresa promotora de conciertos que también lleva el management de artistas como Iván Ferreiro , Rosendo o Duncan Dhu. Explica que de la recaudación de un concierto «hay que descontar automáticamente el 21% de IVA, el 10% de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), el ticketing, que oscila entre un 3 y un 5 por ciento, y con lo que queda hay que pagar el caché del artista, el alquiler del local, los equipos…». Argomaniz admite que la subida del IVA la absorben ellos porque sino «la gente no compraría entradas». Una situación que ha derivado en que entreguen «un tercio a Hacienda y a la SGAE».
Un panorama que para Moro no se soluciona a base de subvenciones: «No estoy muy seguro de que se deba ayudar directamente desde la Administración con inyecciones de dinero. Lo que hay que hacer es regular el sistema de retribución, perseguir a los delincuentes y no poner trabas a la iniciativa privada ». Algo en lo que coincide Argomaniz al declarar que las actuales tasas impositivas evitan que promotoras como la suya «puedan igualar las ofertas que los artistas reciben de otros países ».
Como indica este empresario, «vivimos un momento de gran cambio estructural y de readecuación a los nuevos tiempos». El negocio musical se transforma a pasos agigantados y parece que eso se lleva las ilusiones de muchos músicos que aspiran a ser profesionales. Pablo Moro no parece muy optimista: «A quien aspire a vivir de sus canciones le diría que dejara de planteárselo. La cosa está muy jodida. Aunque si soy optimista también le diría q ue haga buena música, buenos conciertos y persevere . Y luego que rece un poco a Paul McCartney».
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