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Juego de tronos en la literatura fantástica: cuatro autores a la conquista del reino de Tolkien

George R. R. Martin abrió un camino al que se han sumado, cada uno con sus sagas, Brandon Sanderson, Patrick Rothfuss y Joe Abercrombie

David Morán

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Si esto fuese «Los inmortales» y hubiese que dirimir el asunto con espadas y cabezas cercenadas, está claro que sólo podría quedar uno, pero lo bueno de las las librerías es que siempre hay sitio para uno más. Máxime ahora que la literatura fantástica ha roto unos cuantos cercos para convertirse en un producto de consumo masivo y ampliamente popular por obra y gracia de George R. R. Martin, Patrick Rothfuss, Brandon Sanderson y Joe Abercrombie, cuatro autores que se disputan ese cetro fantástico que blandió como nadie J. R. R. Tolkien. ¿Sus armas? Una habilidad especial para adentrarse en la Tierra Media y salir de ahí con universos propios e intransferibles, una atención cada mayor a los personajes y la utilización de la fantasía heroica no como evasión, sino como retrato plagado de claroscuros políticos, económicos y sociales.

Son, en cierto, una nueva Comunidad del Anillo encargada de custodiar el legado del autor de «El Hobbit» y, al mismo tiempo, liberarse de su sombra para renovar su influencia. Un detalle: entre los cuatro suman más de sesenta millones de ejemplares vendidos, las productoras de televisión se los rifan y han transformado la lectura en un deporte de alto riesgo con volúmenes capaces de triturar muñecas y dislocar hombros. «Cuando yo era joven, “El Señor de los Anillos” era el mayor desafío al que te podías enfrentar. Ahora, en cambio, parece una nimiedad al lado de unas sagas que parece que tienen que ser cada vez más grandes y monstruosas», explica Joe Abercrombie, de visita relámpago en España para presentar «Filos mortales», colección de relatos ambientados en el universo de «La primera ley», su primera trilogía fantástica. Su regreso a las librerías es, de hecho, una buena excusa para indagar en ese laberinto de sagas, trilogías, heptalogías, y series alternativas en que se ha convertido la literatura fantástica.

Pionero superventas

Nada mejor que empezar por el jefe de la banda, un George R. R. Martin (Bayonne, Nueva Jersey, 1948) que en realidad merecería una liga propia. Él ha sido el responsable de convertir la fantasía épica en un fenómeno de masas gracias su «Canción de hielo y fuego», saga de novelas planteada como una heptalogía que relata las luchas de poder en los Siete Reinos de Poniente y las pugnas intestinas entre los Lannister, los Stark y, en fin, todos aquellos que quieren acomodar sus posaderas en el Trono de Hierro. A la espera de dar por terminado «Vientos de invierno», sexto volumen de la exitosa saga que arrancó en 1996 con la publicación de «Juego de Tronos»,Martin ya se ha convertido en la referencia del género, ha desarrollado aún más su universo literario en otras ocho novelas complementarias –amén de otros títulos de ciencia ficción y terror– y puede presumir de haber abierto camino a todos los demás. Lo ilustra a la perfección Abercrombie, para quien fue toda una revelación descubrir que Martin no sólo ahondaba en los personajes oscuros y complejos, sino que además no pestañeaba a la hora de liquidar a sus protagonistas.

El señor oscuro

Abercrombie (Lancaster, 1974) es, de hecho, uno de los discípulos más aventajados de Martin y el que mejor ha sabido doblegar el género para transformarlo en algo retorcido, oscuro y sangriento. Suyo es el memorable Sand Dan Glokta, un inquisidor tullido y amargado que esparce humor negro por las páginas de «La primera ley», trilogía que el británico estrenó en 2006 con «La voz de las espadas» y con la que abierto una ventana a la fantasía gore en la que el mal lo combaten no héroes inmaculados, sino auténticos canallas. Con otras tres novelas independientes pero también ambientadas en ese mundo de «La primera ley» al que ahora regresa para «rellenar huecos» con «Filos Mortales» y una brillante incursión en la narrativa juvenil con «El mar quebrado», trilogía protagonizada por un joven clérigo también tullido que deberá tomar las riendas del reino tras la muerte de su padre, qued claro que para Abercrombie el tres es el número mágico. Tanto es así que ya prepara una nueva trilogía ambientada una vez más en el mundo de «La primera ley» pero sometida a los estragos de la industrialización y los desmanes económicos. No en vano Abercrombie reconoe en la fantasía el vehículo perfecto para implicarse en los problemas del mundo real. «La fantasía deja de ser interesante cuando es puramente escapista», asegura.

Ambición hiperactiva

Mención aparte merece el prolífico y desbordante Brandon Sanderson (Lincoln, Nebraska, 1975), autor que a sus cuarenta y un años ya ha publicado más de treinta novelas y ha ideado el universo propio más complejo y enrevesado. Hablamos del Cosmere, una suerte de región cósmica formada por 16 planetas y otros tantos tipos de magia diferente que interconectan todas sus novelas. Un ambicioso concepto creativo que arrancó en 2005 con «Elantris», relato poblado de seres brillantes despojados de su magia, destierros y fanatismoreligioso sobre el que el estadounidense ha edificado una colosal producción con series de literatura juvenil, títulos más cercanos a la ciencia-ficción y densas sagas de fantasía épica. Su gran proyecto es «El archivo de las tormentas», una serie de diez novelas de la que ya se han publicado las dos primeras y que sigue los pasos del exsoldado y exesclavo Kaladin y de la aprendiz de erudita Shallan por el extraño mundo de Roshar. «Adoro las grandes historias épicas con muchas cosas interconectadas y que explotan en un final grandioso», justificaba Sanderson hace unos días en Barcelona.

La larga espera de Kvothe

A su lado, lo de Patrick Rothfuss (Madison, Wisconsin, 1973) parece como si un triciclo intentase hacer sombra a un rascacielos pero, en este caso, el tamaño es lo de menos. Máxime si tenemos en cuenta que muchos han señalado al barbudo escritor como el heredero natural de Tolkien gracias a su habilidad con el lenguaje y a su capacidad de convertir la fantasía épica en una suerte de crónica histórica. Comparado con sus compañeros de quinta, es el más lento y en la última década sólo ha publicado dos grandes novelas –«El nombre del viento» y «El temor de un hombre sabio», primeras entregas de su trilogía «Crónica del Asesino de Reyes» –, pero su perfeccionismo es tal que lleva casi seis años intentando encontrar el final correcto para la historia de Kvothe, dueño de la posada Roca de Guía tras el que se esconde un mago, un músico, un ladrón, un estafador y, en fin, un antihéroe de leyenda. «Con el tercero corro el riesgo de arruinar toda la trilogía si no lo hago bien, por eso estoy siendo tan cuidados», explicaba Rothfuss sobre «Las puertas de piedra», cierre de la trilogía que sigue aún sin fecha de publicación prevista.

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