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Hannah Arendt entra en el panteón de la gran poesía del siglo XX

La publicación de la lírica completa de esta figura central de la filosofía política contemporánea supone una revelación

Hannah Arendt ABC

JUAN PEDRO QUIÑONERO

Acontecimiento y revelación internacional: la publicación de la poesía completa de Hannah Arendt (Linden-Limmer, Alemania, 1906-Nueva York, 1975). Canonizada, en vida, como analista de los totalitarismos nazi y comunista, figura central de la filosofía política contemporánea, Arendt también escribió una poesía amorosa esencial. Murió instalada en el pedestal de los grandes maestros del pensamiento político que mejor nos ayudaron a comprender los mecanismos morales, sociales, políticos y culturales de las revoluciones y los totalitarismos del siglo XX.

Su concepto esencial de la «banalidad del mal», concebido a través del análisis filosófico del juicio del criminal nazi Adolf Eichmann , ocupa desde hace medio siglo un puesto central en los análisis posteriores del crimen político, el crimen de Estado. La correspondencia íntima entre Arendt y Martin Heidegger descubrió en sus más crudos detalles una relación amorosa que fue crucial para ambos. El gran maestro descubrió en la carne joven de su apasionada alumna unas «revelaciones» y «misterios» esenciales para ambos . La estudiante apasionada que culminaría sus estudios universitarios con una tesis legendaria sobre San Agustín y el amor, descubrió en los brazos apasionados de un maestro que llegaría a coquetear con el III Reich «misterios» y «revelaciones» que terminarían ocupando un puesto no menos esencial en el devenir de su obra.

Versos de amor

Aquella correspondencia, publicada póstumamente, reveló que Heidegger y Arendt se escribieron poemas de amor que nos ayudan a comprender los grandes monumentos de su pensamiento político y filosófico.

Hace nueve años se publicó un pequeño volumen que reunía 39 poemas amorosos de Arendt, «Hannah Arendt’s Liebste Gedichte» (2006). Fue una primera revelación. La gran teórica de los totalitarismos y las revoluciones del siglo XX se reveló entonces como autora de una poesía amorosa de grandes vuelos. Nueve años más tarde, Karin Biro publica, al fin, en Editions Payot, la poesía completa de Arendt, en una edición bilingüe , que incluye los originales en alemán, acompañados de traducciones francesas de François Mathieu. «Heureux celui qui n’a pas de patrie» (Afortunado, el que no tiene patria) es el título de un poema de Arendt que «relee» otro famoso poema de Nietzsche para modificar radicalmente su sentido y repensar el puesto del exilio y el desarraigo del hombre moderno.

Todos los estudiosos y lectores de Arendt conocían algunos poemas aislados, publicados a pie de página, con frecuencia, en el «Diario filosófico» (obra póstuma) y en diversas correspondencias y «papeles íntimos». A partir de esas «pistas», Karin Biro ha realizado una investigación de fondo, recuperando la totalidad de los poemas dispersos en obras de distinta condición y rescatando de los archivos personales de Arendt materiales inéditos , para publicar, finalmente, una poesía completa que constituye una revelación para la historia del pensamiento occidental y para la historia de la poesía alemana del siglo XX.

Karin Biro divide la poesía de Hannah Arendt en varios capítulos: «Amor mundi», «El demonio de la poesía», «El amor pasión», «El amor patria», «Poesía y pensamiento», «Poesía y verdad»… En su conjunto, esas distintas facetas de la obra poética de Arendt pertenecen a un género poético estrictamente germánico, la «Gedankenlyrik» (Poesía del pensamiento), que concibe el verso y el poema como «herramientas» del pensamiento, «herramientas» de indagación filosófica. Los grandes ensayos y obras maestras de Heidegger consagrados a Hölderlin, los presocráticos, Trakl o Rilke, son las obras canónicas de referencia clásica. La poesía de Arendt se inscribe en esa estela magna, hermética, mística, de luminosa oscuridad.

Recuerdos de amigos.

Hay otros aspectos más «coloquiales» de la poesía de Arendt. Reflexiones íntimas sobre el amor (no solo carnal), recuerdos íntimos de amigos y grandes personajes ( Bertolt Brecht , Walter Benjamin, Hermann Broch, entre otros), pasajes y relecturas íntimas de poemas más o menos célebres de Nietzsche, Goethe, Rilke, Trakl, entre muchos otros.

En la tradición más alta de la gran poesía del siglo XX (Rilke, Eliot, Celan, Juan Ramón Jiménez ), Arendt se sirve de las anécdotas más nimias de la vida diaria de una mujer instalada en el destierro (como Rilke, como Eliot, como Celan, como Juan Ramón, efectivamente) para alumbrar poemas que se inscriben en esa estela fundacional del arte poético del siglo XX, que ella contribuye a revisar e iluminar, dejando una huella propia.

Nietzsche afirmó en un poema clásico que el hombre moderno estaba condenado a vivir errante, sin patria. Arendt retoma el poema de Nietzsche para afirmar exactamente lo contrario, con un verso que da título a la primera edición de su poesía completa: «Afortunado, quien no tiene patria: podrá soñarla» . Allí donde Nietzsche se abandonaba a la angustia y la desesperanza del destierro sin fin, Arendt encuentra una razón esencial para vivir y morir: soñar y construir una patria donde compartir con otros hombres el pan y la palabra.

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