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César Antonio Molina, la poesía como forma de estar en el mundo

El ex ministro de Cultura presentó ayer en Madrid su último poemario, «Calmas de enero»

César Antonio Molina MAYA BALANYÁ
Inés Martín Rodrigo

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Hace apenas un año, César Antonio Molina (La Coruña, 1952) se encontraba visitando el Castillo de Bellver , en Palma de Mallorca, idílica ubicación en la que Gaspar Melchor de Jovellanos estuvo preso siete años. Al llegar a la celda de reclusión del ilustrado español, Molina no pudo evitar escuchar la conversación que tenía lugar justo detrás de él. Unas jóvenes isleñas estaban enseñando la fortificación a unos amigos que, sorprendidos por el clima, preguntaron a sus anfitrionas: «¿Son así los inviernos aquí?». «Bueno, estas son las calmas de enero», respondieron ellas, con una sonrisa de complicidad. Afloró entonces el alma de poeta de Molina quien, al oír esas palabras de boca de aquellas muchachas, decidió el título de su último poemario: «Calmas de enero» (Tusquets). Una obra fundamental en su trayectoria vital y literaria que ayer fue presentada en Madrid.

Cubierta de «Calmas de enero»

«Para mí, la poesía es esencial. Y, más que la poesía, la esencia, ver el mundo, la vida, la existencia, desde la poesía», confiesa Molina, en conversación con ABC. Pese a haber estado al frente, en los últimos años, del Círculo de Bellas Artes , el Instituto Cervantes , el Ministerio de Cultura y la Casa del Lector , con este libro demuestra que nunca ha dejado la poesía, y de ahí su importancia. «Para mí sería imposible. Es una sensibilidad ampliada sobre las cosas, es una meditación sobre el mundo y sobre tu papel en él, que te hace preguntarte por el destino, por el azar… Es una presencia en el mundo consciente, inquieta y siempre activa».

De hecho, probablemente desde que tiene esa lúcida conciencia de humanista, la poesía ha sido su manera de estar en el mundo, siempre tratando de darle sentido a esta vida a veces tan carente de él. «Parece que es algo común y general, pero no es así. La mayoría vive su vida sin entender el sentido de su existencia. La poesía es encontrarte contigo mismo, comprenderte a ti mismo, no pasar por la vida de una manera anónima, sino con un sentimiento de que la vida tenía un sentido».

César Antonio Molina reconoce que «Calmas de enero» es un libro escrito «desde una experiencia muy grande en la vida, en la escritura, en la cultura, en el conocimiento del mundo». La inquietud, esencia de la creación, sigue presente en la obra, pero reconoce su autor estar provisto ya de «una especie de tranquilidad, estoicismo, aceptación del tiempo, de que ya se ha hecho gran parte del camino y se ha podido contar y reflexionar sobre él». El gozo de escribir desde la conciencia de que igual que otros te han ayudado a vivir a ti a través de sus palabras, tú de alguna manera alcanzas a ofrecer eso mismo ahora.

Amor e ilusiones

Todo con el convencimiento de que «vale la pena la vida», pese a todo, y pese a todos. Vale la pena porque «hay sentimientos, como el amor , que son fundamentales y nos ayudan a creer que se puede derrotar incluso a la muerte . El mundo está lleno de ilusiones por las que vale la pena vivir, hay más belleza que destrucción, y existe la posibilidad de mejorarlo todo. Vale la pena caminar, hacer el camino, ser consciente de tu papel en ese camino y, en mi caso, poder contarlo».

Palabras que demuestran que los versos que ocupan estas «Calmas de enero» se acercan más al optimismo del que sabe haber vivido (y quiere seguir haciéndolo) que al pesimismo del que cree saber cómo vivir (sin saber cómo hacerlo). «Mi papel en ese libro que escribimos todos desde hace siglos es poder añadirle una palabra, no un capítulo o muchas hojas». Pero, si tuviera que elegir una palabra en concreto para añadir a ese libro eterno que todos escribimos, en este momento de su vida, ¿cuál sería? «Amor. Es la palabra que nos une a toda la gente en lo bueno. Si uno quiere a alguien, es incapaz de hacerle daño. Pero no es algo innato, hay que saberlo».

La historia que comenzó con el título de la obra termina también con él, pues César Antonio Molina asegura estar «en las calmas de enero, en las calmas del invierno, quizás ya en el invierno de la vida». «El título expresa muy bien lo que es mi vida. Esas calmas han producido en mí una tranquilidad, esperanza, ánimo… El camino ha sido largo y hay que dedicarse al cuidado de uno mismo», remata.

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