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Chirbes: «Sólo importa el espectáculo, al ciudadano que lo frían con aceite malo»

El escritor valenciano logra el Premio Nacional de Narrativa 2014 con «En la orilla», considerada la novela definitiva sobre la crisis

Chirbes: «Sólo importa el espectáculo, al ciudadano que lo frían con aceite malo» MIKEL PONCE

INÉS MARTÍN RODRIGO

Andaba Rafael Chirbes (Tavernes de la Valldigna, 1949) pelando cebolla, afanado en preparar un arroz a banda, cuando recibió la llamada de este diario. Hacía rato que el teléfono no dejaba de sonar. Todos querían felicitar (y entrevistar) al ganador del Premio Nacional de Narrativa 2014 por «En la orilla» (Anagrama) , considerada por la crítica la novela definitiva sobre la crisis . De ella, el jurado del galardón, concedido por el Ministerio de Cultura y dotado con 20.000 euros , ha destacado su « extraordinaria construcción literaria que, tratando de la realidad actual, no se limita al realismo, mostrando una riqueza formal y recursos poéticos que lo trascienden».

«Me siento muy contento y agradecido, honrado con un premio que elige el libro que la ciudadanía española debería leer », asegura Chirbes tras un primer conato de conversación interrumpido por alguien que «necesita ayuda de verdad». Así es el autor valenciano: sencillo, espontáneo y sincero. La sinceridad es, quizá, el rasgo más característico de su personalidad y, por descontado, de su obra, brutal encarnación literaria de la más aspera realidad española .

«Creo que las autoridades que me han premiado han hecho buena parte del trabajo, son responsables de la desolación de la novela , es culpa de ellos», expresa con dureza para, después, advertir que «En la orilla» no es una novela sobre la crisis : «Es una novela testamentaria sobre mi generación, cómo vemos el mundo que dejamos y cuál es el estado de alarma humana a principios de este siglo». ¿Y cuál es su estado? «Muy difícil de arreglar», diagnostica.

«Nos tienen acorraladitos»

La vida, según Rafael Chirbes, «es pura lucha» y por eso el libro premiado «cuenta la progresiva derrota de los de abajo por los de arriba». Y es que «han dejado en suspenso nuestra capacidad de pensar, nos tienen acorraladitos , hay muchos que ni siquiera pueden vivir», lamenta el autor. Pese a todo, y aunque « literatura y bondad son bastante incompatibles», Chirbes asegura no sentirse desolado y dice reírse «mucho, aunque a veces me entran ganas de llorar». Sobre todo por la mañana, cuando se come el bocadillo y pone la televisión. «¿Qué ve el señor Chirbes? Sólo importa el espectáculo, al ciudadano que lo frían con aceite malo », sentencia.

Por eso hay que leer, porque «leer es aprender» . En esa lectura es donde el valenciano encuentra esperanza, como en el «Lamento de Pleberio» que Fernando de Rojas (1470-1541) escribió en «La Celestina», porque «hay la posibilidad de que alguien lo lea». Eso, de cara al presente. El futuro se lo deja Chirbes a «las pitonisas» y, «si quieres que te consuelen, llama al Gobierno», porque lo que ha de hacer el escritor es «escribir y quedarse quieto y callado».

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