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La memoria de nuestros héroes

Fernando Martínez Laínez publica «Aceros rotos», primera parte de su trilogía sobre nuestros grandes capitanes

La memoria de nuestros héroes

Manuel de la fuente

Fueron hombres que más que media se dejaron toda la vida por España. En los terruños y campos de Flandes, en las siempre procelosas aguas de la Mar Océana, o en las selvas y territorios inmarcesibles de América. Se fajaron en ríos, mares y pantanos, lucharon contra feroces indígenas, contra protestantes irredentos, contra el Moro y el Gran Turco . Fueron harto generosos en el esfuerzo y valientes en sus industrias. Pelearon como gatos panza arriba, a menudo en las peores condiciones. Normalmente, ni un maravedí recompensaba sus esfuerzos, y muchas veces se les pagaba tan solo con la envidia y el oprobio .

Son los héroes españoles, a los que Fernando Martínez Laínez dedica ahora una trilogía denominada «El ocaso de los héroes» (Ed. Edaf), cuya primera entrega, «Aceros rotos» , ya está a la venta. Luego vendrán «Roncos tambores» y «Últimas trincheras» . Aplaudan el paso de quienes integran estas denodadas páginas: Núñez de Balboa , Julián Romero, Cristóbal Mondragón, Francisco Verdugo, Hernán Cortés , Quevedo, Alonso de Ojeda, Garcilaso de la Vega, Francisco de Aldana , Pedro Navarro, Bernardino de Mendoza y Juan Martínez de Recalde .

Muchos de ellos, desgraciadamente olvidados o no bien recordados, metidos como estamos en un grave periodo de amnesia histórica que nos obvia la vida y milagros heroicos de nuestra mejor gente. «Lo que tenemos en España no es ni siquiera amnesia -dice Fernando Martínez Laínez-, sino desinterés abrumador por ignorancia y apatía. Los malos van ganando por goleada».

«El heroísmo no siempre tiene que ver con las armas»La trilogía, según su autor, busca « reflejar literariam ente las circunstancias que marcaron el final de una serie de personajes que dieron sentido a esa realidad colectiva que todavía llamamos España». Hora de preguntarnos qué entiende Martínez Laínez por esa figura legendaria llamada héroe: «Los héroes son como los bastiones del recuerdo que protegen el sentimiento colectivo de un pueblo. El heroísmo, aunque implica coraje y valentía, no siempre tiene que ver con las armas, por supuesto. Es sobre todo una cualidad moral, y un punto de referencia social y ético, capaz de inspirar a muchos otros y modular una voluntad de permanencia en el tiempo».

Leyendas oscuras

Leyendas oscuras, tan malintencionadas como negras, han contado que estos hombres solo se movían por el brillo del oro. Martínez Laínez aboga en su defensa: «En los siglos XVI y XVII, cuando el mundo se abrió para España, la búsqueda de gloria y riqueza era algo que flotaba en el ambiente de la época y servía de acicate. Pero la mayoría de los verdaderos héroes acabaron sus días desheredados de la fortuna y postergados, cuando no de manera denigrante en el cadalso, como es el caso de Vasco Núñez de Balboa».

Se dejaron el pellejo por medio mundo, pero sus paisanos a menudo «pasaron» completamente de ellos. «Será, seguramente, porque su ejemplo o cualidades terminarían molestando, aunque solo fuera por contraste. Son personajes que actúan a contracorriente de su tiempo, y a veces con una visión de futuro que la mediocridad imperante no entiende. Pero eso también forma parte de la personalidad del héroe, que siempre tiene algo de profeta y mártir, y debe estar preparado para la lapidación a manos de sus propios paisanos. Ya se sabe que nadie es profeta en su tierra».

«Los mitos ayudan y dan coherencia al sentimiento colectivo»Incluso, el final de su vida fue recorrer el camino de la amargura que no merecían, como subraya Martínez Laínez: «Borges, con pesimismo lúcido, decía que el fracaso es el destino sustancial y final de todos los hombres, y en el caso de los héroes esto es todavía más revelador por su carácter ejemplar ante la sociedad en que viven. Algo que en muchas ocasiones no se aprecia hasta mucho tiempo después. Los héroes solo adquieren su verdadero sentido desde la perspectiva de la lejanía, por eso suelen quedar asentados en el mito. Pero eso tampoco es negativo. Los mitos ayudan y dan coherencia al sentimiento colectivo de los pueblos, les ayudan a mantenerse unidos. Todas las grandes civilizaciones están construidas sobre ciertos mitos ».

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