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Eurovisión

Eurofilón

El festival de Eurovisión asegura nuestra más enraizada tradición: el descontento

BEATRÍZ MANJÓN

La Fundéu desvela hoy su palabra del año –ojalá «poliamor», aunque, más que de poliamorosos, este es país de polimorosos– y Telecinco pregona, en su goteo de vips (very insubstantial person), el fichaje de otro pijama, el de Sema, íntimo de Chabelita. El eterno retorno era esto. También RTVE ha anunciado los aspirantes que competirán por ir a Eurovisión , con la parsimonia con la que caen los premios de la lotería navideña. Si se trataba de darle emoción, podría haber cantado los nombres John Cobra. Pugnarán por representarnos Xuso Jones («Tu cara me suena»), Salva Beltrán, Maverick («La Voz»), María Isabel –antes muerta que sin silla eurovisiva–, Barei y Electric Nana, aunque en Eurovisión funciona más hacer el indio que el «indie» . La inocentada de la televisión pública, Bertín de candidato, sonaba más jugosa que la realidad.

Nada tiene que ver esta preselección con la de «Pasaporte a Dublín» (1970), serie de diez programas, el primero conducido por Julio Iglesias y Massiel –qué «sketch» perdido un diálogo solo con heys y lalalás–, donde Karina, Nino Bravo, Rocío Jurado, Encarnita Polo, Concha Márquez Piquer o Junior se presentaban al espectador como en la telerrealidad actual. Poco se ha inventado tras Lazarov. Karina planchaba la ropa de los muñecos de su habitación, grabación que podría haber aprovechado Ibáñez Serrador para sus «Historias para no dormir».

Perdida la cuenta ya de cuántas Españas hay, Eurovisión restituye la certeza de una única: la que pierde . Asegura, así, el certamen, nuestra más enraizada tradición: el descontento. Lógico que RTVE vuelva a compartir la responsabilidad de elegir artista con el público, aunque con restricciones, no vaya a colarse otro David Fernández, el de la CUP –los Jimmy Jump del sistema–, con el chiqui chiqui del prusés: «¡Lo baila Mas con las bragas en la mano!» El «maiquelyason» habría que dejárselo a Abraham Mateo, vista la broma que le gastaron en la gala «Inocente, Inocente» de La 1 (17,6%, mejor cuota en una década). Si alguien es capaz de creerse que Jackson está vivo, ¡cómo no va a tragarse las palabras del político!

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