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LIBROS

Stanley Payne da la cara por España

Stanley G. Payne ofrece en «En defensa de España» -Premio Espasa de Ensayo- un esclarecedor recorrido, con su punto de provocación, por el desarrollo histórico de nuestra nación

El hispanista norteamericano Stanley G. Payne

FERNANDO R. DE LA FLOR

En un fragmento escondido del multivalente «Quijote», Sancho, que ha oído el grito ritual «Cierra España» se pregunta si por ventura es que esta se encuentra «abierta». Ciertamente, ha estado abierta. Incluso en algunos momentos de su Historia lo ha sido «en canal» . Todo lo cual ha necesitado de las cirugías restaurativas que le han administrado una larga secuencia de hispanistas que acuden en su auxilio. Este es el caso de Stanley G. Payne , siempre atento a las fisuras de una Historia tumultuosa de la que viene proponiendo dar diagnóstico.

Pero es lo cierto que el cuerpo de España ha sido en la Historia repetidamente lacerado, las más de las veces por la propia entropía de su más que original construcción político-territorial, y algunas otras debido a agentes exteriores, siempre confabulados , presos (es lo que aseguran los últimos análisis sobre el asunto) de una verdadera imperiofobia, que ha demostrado ser inextinguible a lo largo de más de 500 años.

Encontramos muy oportuno, precisamente en estos momentos, un libro como el de Payne, en el que reverbera -pero ya son otras las circunstancias y otros los elementos para el «laus hispaniae»- aquel otro debido a la pluma de Maetzu . La defensa de España alimenta las fuentes de aquel rasgo característico de la nación que Ortega y Gasset denominó «defensivismo hispano» ; y, ya en general, a este complejo queda referido todo intento de absolver y devolver a una matriz de normalidad una Historia tumultuosa; cosa a la que este libro se orienta.

Encontramos muy oportuno, precisamente en estos momentos, un libro como el de este hispanista

Payne desea entroncar cuanto antes con el futuro, no sin haberse detenido largamente en la estación de penitencia que resulta ser la Guerra Civil de 1936: sus precuelas y su largas, indeseadas consecuencias. La Guerra Civil, el verdadero objeto de este observador entusiasta de la Historia de España , es el momento cimático de una Historia desafortunada, el «locus» y el desaguadero de sus problemas y el comienzo de unos nuevos. Por eso su libro adolece de paciencia en el estudio de la larga duración: es tumultuoso y precipitado como la historia de ruido y furia que él deseara ver concluida cuanto antes, como si se pudiera hacer verdad aquel lema: finis coronat opus.

En su larga cabalgada por una historia llena de caminos bifurcados y de sendas perdidas, Payne pasa recto hacia su horizonte, que es lejano y que es final. Desea cuanto antes el encuentro con ese momento bautismal que supone la recuperación de la democracia , y el nuevo destino de España como una simple y democrática nación entre naciones.

Cualquier observador de la bibliografía utilizada por este hispanista podrá constatar la sobreabundancia, en realidad la casi exclusiva citación, de referencias al trabajo de otros hispanistas (preferentemente anglosajones) . Es tacha achacable a la distancia. Payne, y con él los analistas que se encuentran allende los mares, no conocen (o no quieren reconocer) lo que es la ingente producción que desde hace al menos ya cuatro décadas viene generando la academia española, con una total profundidad y competente pertenencia sobre los asuntos aquí evocados.

Reacción visceral

Los nombres de los Bouza, Canseco, Albaladejo, Reyero o Pérez Vejo , y cientos de otros, nunca figuran entre los fundamentos a los que se atañen estos grandes angulares sobre la Historia de España. La realidad es que la deconstrucción de las «leyendas negras» ya ha sido (auto) operada. El perfil «imagológico» de la «leyenda de siglos» en que se resume la Historia de esta flagelada nación hace tiempo que ha sido trazada. Su propia profundidad de matices la absuelve de toda simplificación. Demos, en cualquier caso y por mor de las circunstancias, la bienvenida a esta «defensa» . Aunque desde una Península amenazada por sus demonios (interiores y exteriores) contemplemos con escepticismo el combate que se nos relata entre los David contra los Goliath de todos los tiempos. Estos últimos vienen condenado al país desde los tiempos arcanos de los Bry, los Orange...

Acaso suceda que la huella agarena, y, en paralelo, la reacción visceral que ha suscitado, tatuadas ambas en tal geografía, no han sido nunca del gusto de quien se ve instalado en una meseta civilizatoria de orden superior.

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