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Darán Que Hablar

Silvia Herreros de Tejada: «Se puede ser intelectual e intenso, a la vez que divertido»

Acaba de publicar su primera novela, «La mano izquierda de Peter Pan», una vuelta de tuerca muy especial al personaje de J. M. Barrie y la larga sombra que lo rodea

El selfie que Silvia Herreros de Tejada dedica a ABC Cultural S. H. T.
Inés Martín Rodrigo

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¿Cuáles son tus intereses como escritor?

Escribir me permite volar. A escenarios reales, a mundos paralelos, a las tramas inimaginables de las vidas ajenas. Como escritora, me interesa envolver al lector en una experiencia casi virtual. Que se visualice caminando por otras calles, respirando otros cielos. Que sienta la frustración, o la felicidad de los habitantes de la novela. Que se deje arrastrar por el runrún de una escritura casi invisible. Que le preocupen las minucias o los abismos de un personaje de ficción, como si fueran suyos propios. A mí, leer y escribir me producen sensaciones tan fuertes que me siento lejos, diferente. Y eso quisiera poder provocar en el lector: la «otredad» que proporciona la experiencia de la literatura.

En mi caso, dedicarse a escribir tiene algo de exhibicionista. De alguna manera, cuando escribo estoy «contando mi vida». Disfrazada, eso sí. Pero me regodeo en quien fui, o quien pude haber sido. Recreo lugares donde estuve, y ya no voy a estar. Juego a la posibilidad de tener otras edades, vivir otras vidas. Además, creo profundamente en la cualidad didáctica de la narrativa: en «La mano izquierda de Peter Pan» , los personajes intentan reconciliarse con el hecho de dejar atrás su juventud, y asumir «de una vez» el hecho de «crecer». Una trama trascurre en la primera mitad del siglo XX y la otra, cien años después. La interacción entre ambas proporciona distintas versiones de una misma ansiedad, y nos enseña la profundidad, o quizá irrelevancia de ciertas angustias muy presentes en la sociedad actual. Creo que se puede ser intelectual e «intenso», a la vez que divertido. Me interesa contar historias desde un lugar que combine las dos esferas.

En la trama del pasado, existe una bioficción de dos personas reales: el autor de Peter Pan, James Matthew Barrie , y la «secretaria» que tuvo durante los últimos veinte años de su vida, Lady Cynthia Asquith . Ambos son seres complejos, con luces y sombras, que han sido criticados o denostados en el «mundo Peter Pan ». Yo les he vuelto a dar vida y de alguna manera, he querido «justificarles» o «salvarles». Convertir a estas personas en personajes me ha permitido darle la mano a una fugaz sensación de inmortalidad. Los lectores de la novela pueden preguntarse qué es real y qué no. Y a mí me parece que todo lo es, aunque sea imposible.

¿Y como lectora?

«La mano izquierda de Peter Pan» es una novela en la que a mí me habría encantado sumergirme, y perderme, como lectora. Me gustan las historias que me atrapan tanto, tanto, que ya no me quiero dedicar a otra cosa que leerlas. Leo de todo, depende del momento. Me gusta leer best sellers en verano, y novelones intensos en invierno. He leído muchos clásicos, antiguos y modernos. Leo a los contemporáneos. Como lectora y escritora, me puede la curiosidad. Quisiera leerlo todo… Y lo intento. Tolkien hablaba de la «efervescencia de corazón» que debían provocar los cuentos de hadas. Para mí, como lectora, lo ideal es sentirla.

¿Sobre qué temas sueles escribir?

Como académica, soy especialista en el escritor James Matthew Barrie y, por ende, en Peter Pan . Mucho de lo que escribo es fruto de una obsesión.

Una, tiene que ver con el canon. Los escritores que han pasado a la historia de la literatura y los que no. Barrie fue famosísimo y respetadísimo en su época y cayó en el olvido, uno, por cuestiones «biográficas», rumores de pederastia (falsos, en mi opinión) y una crítica psicoanalítica que le tachó de «siniestro», «anormal» y «desviado» y dos, porque su personaje se lo comió por completo. No aparece en antologías escocesas ni inglesas: se quedó en una especie de limbo. Cynthia Asquith , por su parte, es una cronista interesantísima de la época de la primera guerra mundial, escribió varias novelas, algunas biográficas, y es autora de cuentos de fantasmas donde reivindica el papel de la mujer con un feminismo tímido, pero muy contundente. Tampoco nadie la recuerda. Me interesa el tema de darle voz a los olvidados y olvidadas.

Por otro lado, la segunda obsesión se relaciona con la edulcoración que hizo Disney de un cuento tan oscuro como el de Peter Pan (y de tantos otros), y de una sociedad que tiende a la infantilización, como si no estuviéramos preparados, de niños, para enfrentar ciertos terrores que luego nos van a ayudar a vivir. Me interesa el tema de la fantasía y de los lugares oscuros a los que puede llevarnos.

La tercera obsesión tiene que ver, por supuesto, con lo que se llamó, durante mucho tiempo, «síndrome de Peter Pan» y ahora, se ha renombrado como «síndrome de la eterna juventud». Esto, lógicamente, tiene mucho que ver con la crisis de mediana edad, una afección que se ha tendido a asociar a hombres y además, de manera medio «molona» o incluso graciosa. Dan Kiley, que integró el nombre del personaje a la psicología popular, acuñó también el «síndrome de Wendy» según él, padecido por mujeres que no pueden evitar tratar a su parejas de manera excesivamente maternal, encorsetando así a las mujeres en un rol único y, seamos sinceros, mucho más «rollo». Si pensamos en el cuento, no obstante, Wendy es la que se atreve a rechazar al inamovible Peter Pan y vivir la aventura de la vida. Quizá, en esa aventura, tenga que enfrentarse a la decisión de ser madre, vale, pero hay muchísimas más. En la obra de Barrie, Wendy era la que «molaba», no Peter Pan. Hay muchas mujeres luchando contra esa «inamovilidad femenina» que nos proporcionan los roles dados. Las hay ahora, y las había antes. En mi novela, los personajes de Cynthia, en 1917, y Moira, en 2010, son reflejos de esa lucha. Si Barrie hablaba de chicos perdidos, yo creo que hay que hablar también, y mucho, de las chicas y mujeres perdidas.

¿Dónde has publicado hasta el momento?

Antes de «La mano izquierda de Peter Pan» en Espasa, publiqué «Todos crecen menos Peter» , ganador del VII Premio de Ensayo Caja Madrid en la editorial Lengua de Trapo. He traducido obras de J. M. Barrie para la editorial Neverland y varias novelas juveniles para la Editorial Bruño. También he publicado artículos académicos sobre Barrie, Peter Pan, sus adaptaciones cinematográficas y, en general, sobre el síndrome de la eterna juventud.

¿Con cuáles de tus «criaturas» te quedas?

Dijo G. K. Chesterton que «Peter Pan es nuestra aproximación más cercana a una leyenda, Se transpira algo casi anónimo en su popularidad; nos sentimos como si todos lo hubiésemos escrito». He reescrito a Peter Pan un par de veces, en las obras teatrales «Perdidos en Nunca Jamás» (dirigida por Lucía Miranda) y «Pan y los Nadies» (dirigida por Rennier Piñero). Y le siento como si fuera mío. En la primera, Peter Pan era un nini afectado por la crisis económica española, un sistema que impide a los jóvenes crecer. En la segunda, que se estrenó en Caracas, era un anciano sepulturero, hastiado de enterrar a tantas víctimas de la violencia, ahora eternamente jóvenes en el recuerdo.

«La mano izquierda de Peter Pan» no trata de Peter Pan en sí, sino de la sombra que su esencia ha volcado sobre muchas otras personas. En este caso, me quedó con mis tres «criaturas» protagonistas. He tardado cuatro años en escribir la novela y Cynthia, Moira y David me han acompañado durante tanto tiempo, que elegir a un favorito me parecería traicionarles.

Supiste que te dedicarías a esto desde el momento en que…

Dedicarme a la escritura ha surgido, en mi caso, de ser buena lectora, y de volcarme, profesionalmente, en otras muchas actividades relacionadas tanto con la literatura, como con la escritura. Enseño literatura, guión y escritura creativa. He trabajado (y trabajo) de guionista y de analista de guiones y novelas. He escrito ensayo y teatro. Todo ello ha formado parte del camino de lo que yo realmente quería hacer: ser novelista.

¿Cómo te mueves en redes sociales? ¿Qué perfiles tienes?

Tengo Facebook y Twitter . Me muevo mucho, a veces, y otras poco.

¿En qué estás trabajando justamente ahora?

En mi segunda novela, que (entre otras tramas) saca a la luz a una escritora hispano-cubana bastante olvidada.

¿Cuáles son tus referentes?

Autores: A. S. Byatt, David Lodge, Jonathan Coe, Jeffrey Eugenides, Jonathan Franzen, Jennifer Egan, Stephen Vizinczey. Novelas concretas, más que los autores en sí: «Jane Eyre» (Charlotte Brönte), «Grandes Esperanzas» (Charles Dickens), «La Señora Dalloway» (Virginia Woolf), «Las horas» (Michael Cunningham), «Stoner» (John Williams), «El pajarito blanco» (J. M. Barrie), «El camino de ida» (Ricardo Piglia).

¿Y a qué otros colegas de generación (o no) destacarías?

Prefiero no destacar a ninguno.

¿Qué es lo que aportas de nuevo a un ámbito tan saturado como el literario?

No sé si se podría decir que es nuevo o no… Pero «La mano izquierda de Peter Pan» aporta una clara mezcla de géneros, ya que es bioficción, comedia de enredo, romance, novela literaria, de campus, e incluso de intriga académica… Todo a la vez. Además, posee una intertextualidad (compuesta de textos reales y ficticios) y un juego estructural de punto de vista que la relaciona con ese postmodernismo tardío que Agustín Fernández Mallo describió como una era en que lo único real es la «identidad invidual bastarda, transformada y solapada en otras individualidades cercanas o lejanas en el espacio y el tiempo, ya sean presentes, pasadas o futuras».

¿Qué es lo más raro que has tenido que hacer como escritora para sobrevivir?

Escribir (o sea, inventar) «casos de éxito» para una página web de anuncios de contactos. Era complicado aportarle cierta versoimilitud al tema, pero divertidísimo. Vistas las historias de pasión, fogosidad y amor verdadero que se daban por ahí, yo, desde luego, me habría apuntado…

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