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ARTE

Nueva Babilonia, el país sin bandera de Constant

La ciudad nómada del futuro hunde sus raíces en la Nueva Babilonia de Constant. El Museo Reina Sofía explora con una exposición la que fue «obra de arte total» de este utopista

Detalle de una de las salas de «Nueva Babilonia»

Javier Montes

Hay una línea de puntos muy fácil de unir que conecta esta «Nueva Babilonia», de Constant con « Playgrounds », la colectiva que el año pasado exploraba en el mismo Reina Sofía las relaciones entre arte y juego durante el siglo XX, sobre todo a partir de la posguerra.

Uno de esos puntos sería aquel «Homo Ludens» de Huizinga , que en 1938, en pleno auge de fascismos, nacionalismos, comunismos y otros totalitarismos de mal pelaje, proponía una imagen alternativa a sus mitologías «pornosoft» de atletas, podios y valkirias purasangre: en vez del deporte nacional y sus medallitas, antesala y ensayo de la guerra, el juego puro, sin vencedores ni vencidos, como paradigma de las relaciones sociales de la gente del futuro.

La lectura de ese libro fue decisiva para arrancar la magna obra en progreso de Constant, que durante treinta años a partir de 1956 , no paró de moldear, mediante planos, textos, dibujos y maquetas, el diseño abierto y permeable de una utopía positiva que renegaba de las distopías excluyentes y negativas que veinte años antes llevaron al mundo al desastre.

Heredar la tierra

Otro de esos puntos sería su experiencia de trabajo con comunidades gitanas en Alba (Italia): allá donde los totalitarismos habían visto focos peligrosos de mestizaje e impureza, de insumisión a ideales patrióticos, raciales y territoriales, Constant encontró el embrión de una nueva manera de vivir en sociedad y de heredar la tierra y ocuparla: hombres y mujeres nómadas, apátridas, en reconfiguración permanente, vacunados contra el autoritarismo e inmunizados contra la tentación de convertirse en masa, de enarbolar banderas o identificarse hasta la muerte con fronteras delimitadas arbitrariamente.

Constant recupera el urbanismo como metáfora positiva de libertad y exploración

La ciudad ideal de Constant, casi una laica Jerusalén celeste , subvertía las barreras coercitivas de la polis transformándola en terreno de juego y experimentación: su proyecto/ instalación de «Escaleras lúdicas» a base de plataformas ascendentes colgadas a distintos niveles, o dibujos como su «Laberinto de escaleras móviles» (1967) recuerdan a Piranesi: son sus herederos y conclusión lógica . Allá donde las «Carceri» prefiguraban la represión de pesadilla a la que podía llegar el Poder de los nuevos Estados-nación, Constant las deforma hasta convertirlas en gigantescos tableros de juego abiertos a la elección libre y a las reglas flexibles: símbolos de la capacidad de elección personal y del desarrollo creativo inherente (de nuevo Huizinga) a la definición misma de lo humano.

La cárcel se vuelve laberinto, y el laberinto, juego : frente a la connotación negativa que había tratado de darle el urbanismo de corte hausmaniano, empeñado en grandes avenidas pensadas para el control social y las grandes manifestaciones de adhesión masiva, Constant lo recupera como metáfora positiva de libertad y exploración: por algo cierra la expo (y sus años de trabajo en la Nueva Babilonia) ese laberinto blanco de puertas giratorias en que nos sumergimos como experiencia gozosa de reconstrucción particular de la obra, a la vez individual, libre y colectiva.

De menos a más

Fue un proceso largo que pasó por diferentes etapas. Uno le encuentra menos interés a la fase programática y de ortodoxia teórica durante los años en que asimila la Internacional Situacionista. La Nueva Babilonia de esos años se resiente de la adhesión a ciertos clichés del movimiento que envejecieron mal y que en lugar de reforzarla la lastran con su aliño dogmático.

Porque nada se puede comparar a la maravillosa sala principal en penumbra , donde se muestran las maquetas de su ciudad ideal, iluminadas y montadas como él dispuso: un lugar donde cuajan y emocionan sus reivindicaciones del juego «improductivo» y de la poesía constructiva: la irrealidad lúdica y reivindicativa se muestran en toda su fuerza y valentía . Lo que vemos son orgullosas reivindicaciones de la inmaterialidad, de la provocación, de la «imposibilidad» como motores sociales y de desarrollo personal.

Se acuerda uno de otro visionario del estilo, Gyula Kosice y sus proyectos para la Ciudad Hidroespacial : un país sin pasaportes ni fronteras que comparte territorio imaginario con la Nueva Babilonia de Constant.

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