ARTE
Tan líquido que al final hace aguas
El pensamiento de Bauman, homenajeado en el I aniversario de su muerte en «Cartografías líquidas» (Artium)
Un nuevo mapeo comisarial, como lo son gran parte de las cuestiones que vienen investigándose en los últimos tiempos (recordemos la reciente cita del CAAM, Anatomía de lo leve (y sus turbulencias) , que también versaba sobre cuestiones similares), es la muestra que presenta Artium bajo el título Cartografías líquidas . La propuesta es, en esta ocasión, un comisariado a tres bandas compuesto por Blanca de la Torre, Paula Duarte y Carlos E. Palacios, que proponen, según sus palabras, una lectura transversal de los escritos del filósofo y sociólogo polaco Zygmunt Bauman , lo que coincide, además, con el primer aniversario de su fallecimiento (el pasado 9 de enero).
Carácter obsesivo
Según Bauman, la modernidad se está tornando «líquida» por su carácter «obsesivo y compulsivo , que se propulsa e intensifica a sí mismo, como resultado del cual (…) ninguna de las etapas consecutivas de la vida social puede mantener su forma durante un tiempo prolongado». La solución curatorial se resuelve con las obras de doce artistas (mexicanos y españoles, ya que la exposición, que ya ha estado presente en el Museo de Arte Carrillo Gil de México, también conmemora los 40 años de relaciones diplomáticas entre los dos países, pretendiendo dejar de lado «estereotipos y clichés», para apostar por fronteras y límites más difusos en un mundo global); y se trabaja en el dibuje (o desdibuje) de los límites «aparentemente» flexibles entre determinados conceptos: «Frontera / límites», «Economía / sustentabilidad», «Historia / archivo», «Redes / comunicación» y «Hábitat».
La muestra tiene obras brillantes de los artistas que la integran: Carlos Aires, Edgardo Aragón, Emilio Chapela, Miguel Fernández de Castro, Fernando García-Dory, Elena Lavellés, Morelos León Celis, Maider López, Rosell Meseguer, Asunción Molinos, Mauricio Orduña y Ana Roldán; un elenco nada desdeñable para una exposición que deja al visitante muchas luces y algunas sombras en cuanto a su comprensión.
Las correspondencias entre los artistas pueden volverse confusas en algún caso y, aunque el esquema inicial es, también, brillante en concepción, quizás caiga más de la cuenta en esa liquidez y permeabilidad de los conceptos en su resolución en sala, ya que un espectador poco poroso a estos planteamientos se quedará con una lectura confusa a la hora de conectarlas o compartimentarlas dentro de los conceptos abordados en la teoría comisarial.
Destacan las obras de Carlos Aires, de quien podemos ver su pieza 30 minutos, 15 euros (2017), o Rosell Messeguer, que nos habla de la Guerra Fría jugando con la idea del OVNI , casi a modo metafórico entre la realidad y la mentira, por medio de imágenes y una extensa documentación.
Resonancias indígenas
También las piezas de Fernando García-Dory Tierras raras (2017) son de un concretismo que se agradece, así como la de Ana Roldán, Strangers at home (2016-17), que nos deja una interesante instalación en la que piezas de arcilla, plantas, esculturas o fotos son capaces de coexistir con objetos tan dispares como piedras o palomitas de maíz, ironizando con la extraña mezcla resultante del arte actual con el de los orígenes indígenas ; sin desmerecer, en ningún caso, el resto del equipo.
En el montaje de Artium nos recibe una de las obras más poéticas y plásticas, y casi más duras de la muestra: la del artista Mauricio Orduña. Combustivel. (Haiku: para Arto Lindsay) , de 2013, ofrece un lirismo que se iguala a su crudeza . Hasta febrero podemos fluir por las cartografías propuestas y analizar, con calma, cada una de las propuestas que hibridan entre los esquemas comisariales.
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