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LIBROS

Julia Navarro, retrato de la maldad

Julia Navarro alcanza su plena madurez narrativa con su último título, «Historia de un canalla». Una novela en la que la complejidad psicológica se alía con lo mejor del «thriller»

Julia Navarro, autora de «Historia de un canalla» Juan Fernández

JUAN ÁNGEL JURISTO

La narrativa de Julia Navarro (Madrid, 1953) está constituida con las virtudes inherentes al buen periodismo cuando se traslada a la ficción: una prosa muy clara donde se transparentan emociones y maneras de enfrentarse al mundo comprendidas por todo tipo de lectores; tramas que, aunque muy alejadas en el tiempo -la autora consiguió justa fama como novelista con narraciones de género histórico-, no desatienden los acontecimientos actuales; la tendencia a una información exhaustiva, lo que la convierte en deudora de la tradición flaubertiana ; la manera de tejer los diálogos, profusos, en detrimento de la descripción -se ofrece la feliz circunstancia, producto de un buen oído, de que semejan auténticas conversaciones-; y la consecución, en fin, de una prosa eficaz, en justa conjunción con aquello que se pretende contar.

Tramas con secreto

Julia Navarro dijo que había llegado a la novela por casualidad, como si probara. El caso es que desde su primera novela, «La hermandad de la Sábana Santa» , publicada en 2004, el éxito no la ha abandonado. A este título le siguió «La Biblia de barro», de grandes ventas, y luego, «La sangre de los inocentes», «Dime quién soy» y «Dispara, yo ya estoy muerto», este último de una gran complejidad y dotado de enorme valentía, pues en sus páginas se intentaba, mediante la peripecia de varias generaciones de familias musulmanas y judías, arrojar luz sobre el actual conflicto de Palestina.

Con todo ello quiero decir que la narrativa de Julia Navarro ha evolucionado desde una primera incursión en un mundo dominado por la fascinación de las tramas con secreto incluido a estructuras más complejas, en las que predomina el aspecto psicológico de los personajes y se dirimen dramas de claro ascendente cotidiano, donde lo oculto, que existe, ya pertenece al lado oscuro y terrible del inconsciente, y no necesita recurrir a la conspiración paranoide de la Historia trufada de acciones más propias del thriller. Ello no significa abandono de los artificios de novelas anteriores, sobre todo las primeras, sino traslado de esos artificios a riesgos narrativos mayores, más arduos, más intrincados.

Estamos ante una novela llena de coraje, la mejor de la escritora madrileña

Julia Navarro acaba de publicar la que quizá sea su mejor novela, «Historia de un canalla», una historia muy ambiciosa y de resultados acordes con esa ambición. Creo que es el libro donde la autora consigue su plena madurez narrativa , ya que se necesita una buena dosis de saber hacer para retratar a un notable personaje en toda su complejidad psicológica, y hacerlo a lo largo de casi 900 páginas, sin que la atención del lector decaiga un momento, cosa que se consigue gracias a no haber abandonado las virtudes de sus primeras novelas; antes bien, hace hincapié en ellas, pero transformándolas de manera sabia, adecuada. Así, el suspense, propio del «thriller» , y que podríamos definir como lo adecuado para provocar la ansiedad del lector, no está ausente, sino combinado perfectamente con los avatares económicos de la sociedad occidental de los años ochenta y noventa, que Julia Navarro retrata con justeza.

La novela relata la historia de Thomas Spencer, un triunfador en un mundo de tiburones: un talento para la publicidad a lo «Mad Men»; también para la manipulación y, por supuesto, la asesoría política; vale decir, el mundo que nos ha tocado vivir. Próximo a morir, el protagonista evoca su vida.

Falta de escrúpulos

Esa recapitulación es la novela misma, y ni que decir tiene que Spencer nos introduce en las a tmósferas más curiosas de Nueva York y Londres , unos ambientes a los que los lectores sólo acceden gracias a la literatura, pero que en esta novela poseen un grado de verosimilitud destacable: hay que tener en cuenta que la manipulación de la información es algo esencial en «Historia de un canalla» y que su autora ha practicado el periodismo desde hace treinta años. Combinación feliz para contar una vida de manipulación, sí, pero también de soledad, donde la falta de escrúpulos se alía a una concepción bastante simple de la vida. La vida tomada como una selva. En este sentido hay que señalar que la novela es una narración que habla del darwinismo social.

Thomas Spencer odia al mundo, y en la parte del libro que corresponde a la infancia del personaje se nos proporciona la clave de ese odio: la diferencia que hace de él un hombre marcado es su sangre hispana, lo que en su caso conlleva un resentimiento hacia la madre y, por lo tanto, un desasimiento, cuando no desprecio, hacia la condición femenina. Ya veremos que el maltrato es esencial en su personalidad.

Manchas oscuras

Todo el desvelamiento de la personalidad de este individuo sucede porque sabe que va a morir... y aquí interviene esa parte de suspense a que nos referíamos antes. Porque, a pesar de todos los análisis médicos, que confirman una salud más que notable, ciertas manchas oscuras que aparecen en su piel son señal, para él segura, de que se está muriendo.

El primer capítulo, el de la certeza de la propia muerte, enlaza, como un bucle, con el último, donde se exonera a su viuda, Esther, y a su amiga, Olivia White, del delito de envenenamiento . No es cuestión de desvelar finales en novelas donde el suspense es parte esencial, pero sí hay que decir que este final posee esa sensación de liberación propia de haberse alejado de la peste, de cualquier peste, sobre todo de la humana.

Si esa sensación de liberación le acontece al lector sólo significa que ese retrato de la maldad que se ha propuesto la autora ha funcionado a la perfección. Es señal idónea de que ese retrato se había convertido en algo agobiante, algo que he comprobado en la lectura de Historia de un canalla. A Thomas Spencer le entendemos, a su pesar, pero no le eximimos , no le perdonamos... como a Macbeth. Una novela compleja, difícil, llena de coraje.

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