Hazte premium Hazte premium

MÚSICA

Javier Perianes: «No me gusta nada escucharme»

El pianista de Nerva emprende una gira por España en donde tocará el «Concierto nº 3» de Bartók, que acaba de grabar

Javier Perianes
Stefano Russomanno

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Son tiempos de gran actividad para Javier Perianes , cuya agenda refleja el grado de reconocimiento que el pianista ha alcanzado dentro y fuera de España . Después de concluir su gira por Estados Unidos, Perianes emprende otra que pasará por Barcelona, Madrid, Fuerteventura, Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife. Junto a la Filarmónica de Múnich y al director Pablo Heras-Casado, ofrecerán un monográfico Bartók -«Concierto para orquesta» y «Concierto para piano nº3»- que los mismos intérpretes han grabado para Harmonia Mundi.

-¿Por qué el «Tercero» de Bartók?

-Hace muchísimos años, las primeras veces que tuve la suerte de tocar privadamente para el maestro Barenboim, mientras trabajaba con él en Viena un concierto de Brahms, me dijo: «Javier, creo que hay un concierto que te vendría muy bien desde muchos puntos de vista: el "Tercero" de Bartók.» En aquella época, conocía bien el "Segundo", un poco menos el "Primero", pero el "Tercero" no lo había escuchado nunca.

-Es un Bartók alejado de la contundencia y la violencia rítmica de sus piezas más célebres.

-El «Concierto nº 3» se remonta a los últimos años del compositor, está dedicado a su esposa. Aquí Bartók recupera cierto clasicismo. No hay más que ver en el segundo movimiento el homenaje a Bach y al «Cuarteto op. 132» de Beethoven; o el comienzo tan refinado, con esa melodía tan expansiva... no lo vincularías a un músico rompedor, revolucionario, aunque el movimiento final tiene la firma inconfundible de Bartók.

-¿Cómo ha sido trabajar con Pablo Heras-Casado?

-A Pablo le conozco desde hace años y me une con él una amistad maravillosa. Es un músico muy imaginativo, dinámico, carismático. Nos sentimos a gusto haciendo música juntos.

-Viene ahora mismo de una gira por Estados Unidos.

-Sí. Ha sido mi debut con la Orquesta de Cincinnati bajo la batuta de Juanjo Mena, un director al que también tengo un cariño especial. Con él celebraré en 2019 mis cuarenta años; interpretaremos en Londres todos los conciertos para piano de Beethoven.

-Hablando de Londres, el año pasado debutó en los Proms con el «Segundo» de Saint-Saëns.

-Fue de estas noches que uno guarda en la memoria para siempre. Cuando sales a una sala tan mítica como la Royal Albert Hall, ante más de 5.000 personas...

-¿Impone el público de allí?

-Quedé sorprendido por cómo tantas personas pudiesen guardar un silencio tan sepulcral durante el concierto. Pero he de confesar que me impresionó más la sala vacía. Cuando está llena, tienes una extraña sensación de familiaridad porque mucha gente en platea está de pie. Parece un concierto entre amigos. Gran parte de la tensión se me pasó porque me sientí como en familia.

-Han sido muchos debuts en los últimos tiempos, como el con la Filarmónica de Viena. ¿Tiene la sensación de que su carrera internacional ha despegado definitivamente?

-Debutar con una orquesta importante o en una sala importante es una responsabilidad, pero no nos engañemos: nuestra responsabilidad real es con la música que hacemos, independientemente de dónde sea y con quién. Aunque toques en el sitio más recóndito o delante de dos personas, tu deber moral como músico es dar siempre lo mejor de ti mismo.

-¿En qué cree que ha cambiado a lo largo de estos años?

-Es difícil contestar. Creo que, desde un punto de vista práctico, pienso las cosas de otra manera: me organizo mejor, planifico con más atención los conciertos y las grabaciones. Tengo la suerte de contar con mi mujer, que es cómplice absoluta en todos mis proyectos, así que puedo afrontar los objetivos con más garantía y menos estrés. Pienso más en lo que me apetece, en lo que debo o no debo hacer. Esto antes no siempre era posible porque, cuando empiezas, no tienes mucho margen de opción y reflexión.

-¿Escucha sus antiguas grabaciones, aunque sea como ejercicio de nostalgia?

-Ni las del pasado ni las del presente. Encontraría, con toda seguridad, cosas que haría de otra manera. Un disco es la plasmación de un trabajo en un momento determinado; el problema es que queda ya para siempre. Mientras, la pieza crece y madura conforme la vas tocando. Por eso, prefiero no escuchar mis grabaciones. No me gusta nada escucharme.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación