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ARTE

De la importancia del «cómo» sobre el «qué»

No sólo es básico saber qué exponer, sino también cómo hacerlo. El CA2M analiza sus fondos dado prioridad a este segundo aspecto

Obras de Lucebert y Karen Appel en la exposición

FRANCISCO CARPIO

En 1727, el marchante alemán Gaspar F. Neickel publica en Leipzig «Museographia», el primer tratado museográfico y museológico. Ofrece en él una suerte de protonormativa sobre la forma de exponer objetos (no sólo obras de arte), cuáles deberían ser las características que definían una sala de exposiciones , sus dimensiones, orientación de las ventanas, elección de colores de las paredes, el mobiliario, la conservación y estudio de las obras... Desde entonces, y hasta hoy, se han ido desarrollando de manera cada vez más creciente –y con distinto nivel de acierto– diferentes estrategias expositivas encaminadas a sentar las bases de presentación de aquellos objetos, documentos y obras que constituyen nuestro acervo artístico. Se consolidaba así una ciencia, la museología-museografía, que en muchos casos iba a poner el acento en la importancia de cómo se mostraban las obras por encima de cuáles eran sus valores intrínsecos y formales.

Es en este contexto en el que surge « Colección XIII. Hacia un nuevo museo de arte contemporáneo », una exposición con valores de originalidad y didactismo , pero también con algunas sombras y dudas.

Según Sergio Rubira , su comisario, la muestra «se plantea como un ensayo de laboratorio y una forma de investigar sobre los dispositivos de exposición que se han utilizado en museos públicos vinculados al arte contemporáneo que ha habido en Madrid. Se han utilizado las colecciones del CA2M y de la Fundación ARCO para examinar algunos de estos montajes».

Cuatro hitos

Tomando pues como modelos cuatro momentos referenciales dentro de la Historia de la museografía del arte moderno y contemporáneo en Madrid, este proyecto trata de idear una especie de «ciencia museográfica-ficción» , utilizando fondos de esas colecciones para reflejar cómo se verían y percibirían las obras si se siguieran las normas y estrategias expositivas utilizadas en esos diferentes modelos y espacios museísticos. Estos hitos son la fundación del Museo del Prado en 1819 ; la del Museo de Arte Moderno, en 1898; el anteproyecto de un nuevo Museo de Arte Moderno con el que Fernando García Mercadal (figura clave del GATEPAC ) ganó el Concurso Nacional de Arquitectura en 1933 y que nunca llegó a realizarse; y la apertura en 1959 del Museo de Arte Contemporáneo en Madrid, con algunas de las mecánicas expositivas que su primer director, el arquitecto José Luis Fernández del Amo , puso en práctica, como es el caso de la llamada Sala Negra. Todo ello aderezado con un guiño de complicidad en cuanto al título y a las intenciones de la muestra inaugurada en 1959 en el MoMA «Toward the New Museum of Modern Art», comisariada por Alfred H. Barr , sin duda uno de los padres de la ciencia curatorial.

El proyecto no carece de elementos originales, interesante presencia documental y voluntad pedagógica que hacen hincapié en la jerarquización del «cómo» en ocasiones por encima del propio «qué» a la hora de exponer arte. Aspecto a tener en cuenta, máxime en un momento como este en el que toca ya hacer reflexión y examen de conciencia (museográfica) sobre el verdadero sentido, necesidad y utilidad que han alcanzado las prácticas curatoriales en nuestros días, especialmente las vinculadas a museos y centros de arte institucionales y públicos. ¿No estaremos en muchos casos privilegiando la labor del comisario sobre la obra , al fin y al cabo, la pura y dura producción del artista, sin la que todo el tinglado acabaría derrumbándose?

Lo que me lleva a las sombras del proyecto . Si el objetivo no deja de ser proponernos una nueva lectura de las colecciones del CA2M y la Fundación ARCO, ¿no habría tenido más sentido articular un discurso conceptual y basado en afinidades y diferencias estilísticas, lingüísticas y formales en lugar de colocar abigarradamente obras de la Movida (para imitar las decimonónicas salas del Prado), o situar –con confusión y desorden– piezas demasiado diferentes en tiempo y espacio, siguiendo los dictados museográficos de los momentos citados?

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