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LIBROS

Género e identidad sexual: la realidad asalta la ficción

La pregunta sobre los límites entre el género y la identidad no es nueva. Disciplinas como la literatura, la historia o el arte la han afrontado desde el principio de los tiempos. Repasamos varios de los títulos más recientes que transitan por esta frontera

Fragmento de «La relación estable», de Manuel Antonio Domínguez en el Museo ABC
Laura Revuelta

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Maura Pfefferman es el nombre del personaje protagonista de la serie norteamericana « Transparent » (Amazon Studios, 2014, cuarta temporada en camino). Maura es nombre de mujer, pero es un hombre que antes se llamaba Morton , padre de familia (sigue siéndolo) y profesor universitario (ya jubilado/a). «Transparent» viene de «trans» y «parent», padre en inglés. En principio un lío, que parece cosa de un guionista retorcido que busca el morbo gratuito. Pero el personaje y la historia están inspirados en el padre de la creadora de la serie , Jill Soloway (guionista también de «A dos metros bajo tierra»), que a los 70 años da un paso al frente cuando confiesa su transexualidad. Y nunca es tarde si la dicha es buena, como se descubre según pasan los capítulos y los conflictos en tono de tragicomedia cruda como pocas se han rodado para televisión. Nada de muecas exageradas e histrionismos baratos de carnaval.

Morton se siente mujer (y se viste como tal, mucho antes de divorciarse, jubilarse...) pero es un hombre físicamente y sus inclinaciones sexuales se dirigen hacia las mujeres, no han variado, ni siente necesidad de experimentar ningún cambio físico en su cuerpo. Lo suyo es una cuestión de género, pero no un «conflicto» de identidad sexual. De cualquier manera, tampoco hay conflicto, porque lo tiene todo muy claro : quién es y con quién quiere estar, mucho más que otros personajes que aparecen en la serie y presumen de su heterosexualidad.

«Transparent» ha ganado un Globo de Oro como mejor serie de televisión y el actor que da vida a Morton/Maura, Jeffrey Tambor , el de mejor actor. «Pienso que las palabras son importantes. Llamar a una persona por su género escogido es honrar su espíritu, su vida y su contribución. Él es un pronombre invisible para mí, me niega». No habla Morton/Maura en uno de los capítulos de la citada serie, sino Anohni, que nació el 24 de octubre de 1971 como Antony Hegarty y que muchos conocerán por haber sido el/la cantante de Antony and the Johnsons , una de la voces más especiales -emocionantes y emotivas- de los últimos años.

«La soledad no es macho ni hembra, ni lesbiana ni travesti» (Leila Guerriero)

«Transparent» se desarrolla en Los Ángeles, al igual que otra serie no tan de culto pero mucho más pionera en estos asuntos que denominamos de género e identidad sexual. « The L World » (2004, seis temporadas) refleja la vida de un grupo de amigas y la comunidad que les rodea en la citada metrópoli norteamericana, donde parece que resulta mucho mas fácil ser como te dé la real gana. Lo interesante de la serie -además de que rompe con falsos tópicos , por ejemplo el de la antifeminidad que se presupone a las mujeres gays: las protagonistas son guapas y con éxito profesional- está encarnado en el personaje de Moira, que será Max después de un durísimo tratamiento hormonal. A Moira, cuando era mujer, le atraían las mujeres, y cuando consigue ser Max tiene relaciones con un hombre (homosexual). Complicado, sí, pero como la vida de quien pasa por este c omplejo proceso de género y de identidad sexual : dramático en ocasiones.

No es el único

De nuevo, el personaje no es un producto de la imaginación de unos retorcidos guionistas. Estos «tipos» que forman parte del colectivo LGTBI no los han inventado las series de televisión de nuevo y sofisticado cuño, ni los espectadores ávidos de «rarezas»: saltan de la realidad a la ficción. La fotógrafa/artista Laia Abril (Barcelona, 1986) cuenta, entre sus trabajos, con las series tituladas «Femme Love» y «Asexual» . Retrata en esta última a aquellos individuos que carecen de apetencias sexuales . Su género es masculino o femenino pero no sienten atracción sexual hacia persona alguna. Puede haber amor, relaciones de pareja, pero no sexo. El vídeo que hay en la página «web» de la fotógrafa recoge el testimonio de distintas personas que han tardado su tiempo (y sus traumas) en aceptar esta identidad sexual donde no hay sexo de por medio por contradictorio que suene. Uno de ellos cuenta que se sintió aliviado cuando leyó un artículo en «The Guardian» que hablaba de otros individuos como él. No era el único, ni lo es. En la India, la palabra «hijra» define a los miembros de un tercer género , entre lo fememino y lo masculino. A lo largo de la Historia, que para ellos y su identidad se remonta al siglo IX, han pasado por momentos de aceptación y de persecución radical. La fotógrafa española Isabel Muñoz los ha retratado con toda su ambigua belleza en una serie que ahora se expone en Madrid.

«Non-binary»

Asia Kate Dillon acaba de aparecer en la portada de «The Sunday Times» (11 de junio). La actriz interviene en la serie «Billions» (Movistar Xtra), donde encarna a una becaria en un fondo de inversiones cuya apariencia es andrógina y que se define en la ficción y en la vida real como «non-binary» (género no binario): no se siente hombre ni mujer . Dillon elevó el nivel de la polémica cuando, a principios del pasado mes de abril, mandó una carta a la Academia de Televisión estadounidense -publicada, en exclusiva, por la revista «Variety»- en la que cuestionaba las especificaciones de género de las categorías actorales de los premios Emmy. A lo que la institución respondió que «apoya el derecho de cualquiera a decidir en qué categoría prefiere inscribirse. Asia tiene total libertad». «Dada la posibilidad de elección -concluyó Dillon- elijo la categoría de actor, porque es una palabra neutra». El género de las palabras, otro debate para añadir al diccionario.

Los tiempos cambian y se mueve el género y la identidad hasta en los anaqueles

En Wikipedia hay una entrada que reúne la larguísima lista de películas y series, desde mediados del pasado siglo hasta nuestros días, cuyos guiones los protagonizan, en primer o segundo plano, personas que se incluyen en este grupo de largas siglas (LGTBI) y amplio espectro . Si dedican un par de minutos a contar los títulos les saldrán alrededor de ciento cincuenta, y hay quien me ha comentado que le parecen pocos. Antes de que llegara el cine y la televisión a poner los asuntos de género y de identidad sexual sobre el guión, y no precisamente entre líneas, estuvo el arte -reivindicativo desde la segunda mitad del siglo XX: exposiciones ha habido muchas, las hay ahora mismo y las habrá- y la literatura .

«Él -porque no cabía duda sobre su sexo, aunque la moda de la época contribuyera a disfrazarlo-...». Así arranca la traducción que firmó Borges de «Orlando», la novela que Virginia Woolf (1882-1841) escribe y publica en 1928 inspirada en la vida de su amante, Vita Sackville-West. Por cierto, en la citada lista de Wikipedia se incluye la película homónina que se basa en este mítico personaje en, por y para los asuntos de género e identidad.

Ciencia ficción

Antes que Virginia Woolf y su «Orlando», aunque la hayamos descubierto hace un cuarto de hora, está Margaret Cavendish (1623-1674), duquesa de Newcastle: culta en el mundo de las letras y de las ciencias, y discriminada por ser mujer, de quien la editorial Siruela acaba de publicar «El mundo resplandeciente» , novela que se considera fundacional de la ciencia ficción. Lo de ciencia ficción tiene su retranca en este territorio que pisamos, pues en el prólogo de esta edición María Antònia Martí Escayol, además de describirla como una autora minusvalorada, escribe: «Sus protagonistas son heroínas que desafían el liderazgo masculino e incluso coquetean con el lesbianismo y el travestismo ».

Como ciencia ficción se define ese universo que Margaret Cavendish imagina en el siglo XVII, donde cada cual puede ser como como realmente es, sin imposturas ni imposiciones. Y si echamos la vista atrás, para que la «ciencia ficción» se hiciera realidad han tenido que transcurrir décadas. «El "gay power" nació en los años sesenta para pelear junto con otros grupos perseguidos, como los negros, los hispanos y las mujeres que luchaban por la justicia» ( «Los sesenta» , de Jenny Disky, Alpha Decay, 2017). «El fotógrafo pop ha transferido aquellas cualidades que, hasta los años sesenta, eran consideradas esencialmente homosexuales, poniéndolas a disposición de lo que comenzó a denominarse hombres de mente abierta » (« Como un golpe de rayo. El glam y su legado de los setenta al siglo XXI », Simon Reynolds, Caja Negra, 2017).

¿Final de los géneros?

El realizador de cine Gus Van Sant (Kentucky, 1954), ganador de la Palma de Oro en Cannes («Elephant») y candidato al Oscar («El indomable Will Hunting» y «Milk»), ha dirigido la miniserie «When We Rise» (2017) sobre el activismo LGTBI que nace tras los sucesos de Stonewall (Nueva York) a finales de los años sesenta. Ha decidido viajar a ese pasado justo ahora porque se teme -así lo ha declarado- un retroceso de los derechos y libertades tras la victoria de Trump. «Esto es mucho más grande de lo que podéis daros cuenta. Todos tenéis que uniros porque es un problema de todos»: así habla Pat Norman (la encarna Whoopi Goldberg), primera empleada del departamento de Salud de San Francisco que se declara lesbiana.

El suplemento literario del periódico británico «Times» («The Times Literary Supplement», TLS) dedicó su portada del 9 de junio a los asuntos de género. Bajo el título «The end of gender?» (¿El final del género?), proponía varias lecturas: «Mapreaders and Multitaskers» (Gavin Evans, Thistle), «Inferior» (Angela Saini, Fourth State) y «Beyond Trans» (H. F. Davis, New York University Press). No cabe duda de que los tiempos están cambiando y que se mueven las fronteras del género y de la identidad sexual hasta en los anaqueles de las bibliotecas.

La periodista argentina Leila Guerriero , en un reciente número de la revista Altaïr ( «A bordo del género, Cruzando fronteras» ), escribe: «Cuando viajo, no me siento mujer ni hombre ni frasco de mayonesa. Me siento una persona . Una persona que está la mayor parte del tiempo sola. Y esa soledad no es ni macho ni hembra, ni lesbiana ni travesti: es la soledad más radical. La soledad en tremenda compañía».

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