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ARTE

Françoise Vanneraud: «En el arte hay que reinventarse todo el tiempo»

En ARCO 2018, su próximo reto, presentará con la galería Ponce + Robles un lienzo sobre la inmigración de un pueblo de los Alpes suizos. Así concibe su trabajo

Francoise Vanneraud con su lienzo para ARCO 2018 GABRIELA PONTE

GABRIELA PONTE

A los 17 años un accidente mientras jugaba al balonmano la llevó a estar por mucho tiempo hospitalizada. Ante la imposibilidad de caminar por una larga temporada, el dibujo y la escritura se convirtieron en el pasatiempo favorito de su recuperación. Françoise Vanneraud descubrió de esa forma su pasión por el arte, ya que en sus manos tenía la posibilidad de «cambiar la visión que se tiene del mundo».

Esta joven francesa de Nantes tiene 33 años y siente una gran pasión por la superficie terrestre . En especial por los mapas y paisajes. La inmigración es el concepto más inherente en sus obras, pues sus padres son una atractiva mezcla entre una mujer « pied noir », ciudadana europea que residía en Argelia, con un hombre de una región de Francia. El blanco y negro caracterizan sus trazos , aunque en ocasiones, una pizca de color engalana el resultado. Vanneraud , graduada con honores de la Escuela Nacional de Bellas Artes en Nantes, ha participado en dos ocasiones (2012 y 2013) en la feria de arte contemporáneo ARCO en Madrid y en 2018 no se quedará fuera.

¿Siempre supo que quería estudiar arte?

No, yo estaba indecisa, quería estudiar ciencias políticas o arte así que me postulé para ambas en la universidad y me aceptaron. El primer año estudié las dos carreras a la vez, pero al final, me decidí por el arte.

¿Su familia la apoyó en la decisión?

Ellos no querían, pero a mí me salvo que mi hermano no estudió lo que él quería sino lo que mis padres quisieron. Él siempre se arrepintió de haberles hecho caso y entonces conmigo fueron diferentes.

¿En qué se inspira cuando dibuja?

En la vida en general… sobre todo en mis experiencias personales. Me interesa la inmigración porque tengo una historia familiar de mucho movimiento. Por eso tengo interés por el territorio y cómo este guarda la memoria de lo que han vivido las personas.

Para usted, ¿qué significa la inmigración?

El hecho de ser rechazado en un país, pero acogido en otro. La inmigración es un sentimiento tradicional en mi familia. Mi madre nació en Argelia, es de pies negros como lo llamamos nosotros y mi padre es de una provincia muy pequeña en Francia. Nosotros nos hemos movido mucho, sobre todo de pequeños. Mi familia está perdida en todas partes de Europa.

Entonces, ¿siente arraigo por su país?

Yo me siento muy francesa. Llevo diez años viviendo en España pero me sigo sintiendo de allá.

¿Por qué se mudó de Nantes a Madrid?

Primero me fui de Nantes a Portugal de Erasmus. Al año gané una residencia en Huesca y empecé a desarrollar mi carrera artística. Me decidí por España porque tenía contactos, proyectos y exposiciones, era más sencillo que volver a Francia y comenzar de cero.

¿Qué le pareció más difícil comenzar en España o en Francia?

En Francia es más difícil porque el arte es más elitista, tienes que ir a París porque si estás en una provincia es más complicado. En cambio, en España existen muchos concursos de arte que están abiertos a todo tipo de artista internacional y que son subvencionados por empresas privadas. Yo gané el primer año que estuve aquí el Caixa Galicia y me dieron un premio de 10.000 euros que me permitió vivir por un año.

¿Cómo diversifica el negocio del arte?

Cuando llegué a España monté una escuela de arte experimental para niños en San Agustín de Guadalix, la cual me aporta un sueldo fijo y me da pocas horas de trabajo.

¿Cuál es su papel en la escuela?

Soy la directora. También, doy clases una vez por semana a 120 alumnos entre 3 y 17 años. No gano mucho, pero me resuelve algunos gastos.

Si tuviera que reinventar su estilo, ¿cómo lo haría?

En el mundo artístico hay que reinventarse todo el tiempo. Es algo bastante lógico. Con los años vas cambiando los caminos que te interesan. Antes, yo tenía un trabajo muy enfocado al dibujo expandido que era más de herramienta que de concepto. Ahora he pasado a una percepción más subjetiva del tiempo y del espacio a través de cuestionamientos sobre la inmigración. Siento que estoy volviendo a lo que hacía hace 15 años.

¿Qué significa ARCO en su carrera?

Es muy importante porque es la feria española por excelencia. A ella acuden comisarios, críticos, coleccionistas y espectadores de todo el mundo a los que les presentas tu trabajo. Es un momento para tener un intercambio con artistas y ver lo que están haciendo los demás.

¿Qué mostrará en la Feria en 2018?

Este año la galería no me llevará como artista principal sino que elegirá una de mis piezas para su estand. Estoy preparando un lienzo de tres metros que representa una cascada muy importante de los Alpes suizos, que el agua arrasó con el pueblo que allí se encontraba. Quiero mezclarla con un archivo de dibujos y fotografías antiguas del pueblo para reconstruirlo.

¿Cuál cree que es su elemento diferenciador en el mundo artístico?

Mi trabajo tiene mucha continuidad y lógica del pensamiento sobre la búsqueda que estoy haciendo del territorio y dónde se sitúa el hombre. Soy yo desde que empecé hasta donde estoy ahora y creo que eso es bueno.

¿Cuáles son sus próximas metas?

Me han invitado a un proyecto experimental en Chile para junio del año que viene, al que irán 30 participantes entre artistas y críticos. Para mí, es una oportunidad súper interesante porque mi trabajo va de eso.

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