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Elvira Navarro: «"Mis rincones oscuros", de James Ellroy, es una obra maestra»

La autora de «Los últimos días de Adelaida García Morales» repasa los libros recientemente leídos y sus próximas lecturas

La escritora onubense Elvira Navarro Maya Balanya
Carmen R. Santos

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Elvira Navarro (Huelva, 1978) es licenciada en Filosofía. En 2010 la prestigiosa revista «Granta» la incluyó en la lista de los 22 mejores narradores en lengua española menores de treinta y cinco años. En ese momento, además de su participación en varios libros colectivos, había publicado las novelas «La ciudad en invierno» (Caballo de Troya, 2007) y «La ciudad feliz» (Mondadori, 2009), muy bien acogidas por crítica y lectores, y que cosecharon la distinción Nuevo Talento Fnac la primera, y el XXV Premio Jaén de novela la segunda, también finalista del VII Premio Dulce Chacón de Narrativa Española. La apuesta de «Granta» por Elvira Navarro la ha confirmado el tiempo, pues hoy es una de las escritoras más sólidas de las últimas generaciones de la literatura española. En 2014 dio a la imprenta «La trabajadora» (Literatura Random House), y dos años después, «Los últimos días de Adelaida García Morales» -aparecida en el mismo sello-, un sugerente acercamiento en clave de ficción a la mítica autora de «El Sur». Acaba de ultimar un libro de relatos, que verá la luz próximamente.

Por otro lado, Elvira Navarro colabora en varios periódicos y revistas, e imparte talleres de escritura.

-¿Qué libro/libros tiene entre manos, o ha leído recientemente?

-Acabo de terminar «Mis rincones oscuros», de James Ellroy, y de comenzar el ensayo «Feminismo pasado y presente», de Camille Paglia, y he adquirido las que serán mis siguientes lecturas: las novelas «Trilogía de la guerra», de Agustín Fernández Mallo, y «El dolor de los demás», de Miguel Ángel Hernández. En poesía, he leído «Canino», de Andrés Navarro, que he presentado recientemente junto a su autor.

-¿Qué le llevó a elegirlos? ¿Qué le están pareciendo?

-«Mis rincones oscuros», de Ellroy, es una obra maestra y todo un ejemplo de lo que Jung llama el oro de la sombra; lo elegí porque resulta difícil escapar a su presentación como clásico contemporáneo y porque las entrevistas que le realizaron en su reciente parada promocional en España me resultaron de lo más estimulantes por su inteligencia y su fuerza. Esto último explica también mi elección de «Feminismo pasado y presente», de Paglia, un librito breve que recoge conferencias y artículos, interesante porque aborda la necesidad de construir un arquetipo fuerte de mujer, entre otras cosas. Paglia es brillante y provocadora, y también, o eso me parece, muy nietzscheana, aunque para conocerla con solvencia he de leerme «Sexual personae: arte y decadencia desde Nefertiti a Emily Dickinson», que solo está en bibliotecas. Ojalá se reedite, porque no me gustaría leer «Sexual personae» sin poder subrayar ni anotar el libro. En cuanto a «Trilogía de la guerra», de Agustín Fernández Mallo, lo he comprado porque Fernández Mallo es siempre un buen carburante para neutralizar las inercias del pensamiento. «El dolor de los demás», de Miguel Ángel Hernández, está teniendo demasiada buena acogida como para no abrir mi apetito, amén de tratar dos temas que me interesan: la periferia y la identidad. Respecto a «Canino», Andrés es amigo y yo no soy poeta. Sus dos obras anteriores, «La fiebre» y «Un huésped panorámico», son más que recomendables. Y «Canino» no defrauda.

-¿Habitualmente se inclina por el libro en papel o electrónico?

-Siempre en papel. No tengo «e-book».

-¿Lee más narrativa, ensayo, poesía...? ¿Tiene algún género preferido?

-En general, leo más narrativa. Yo soy narradora y la cabra tira al monte.

-¿Autor/es de cabecera?

-Marguerite Duras es mi maestra absoluta de escritura y de vida. Es la entrega total. Durante años la leí con devoción; ella fue lo que yo quería ser. También Dostoievski ha sido durante mucho tiempo mi autor de cabecera más venerado por su capacidad para ir hasta el final con cualquier cosmovisión, es decir, en la comprensión del otro, aunque sea un monstruo. Duras es la entrega total y Dostoievski el amor total, ese amor al enemigo predicado por el cristianismo, que en un escritor se traduce no en un panfleto de buena conducta, sino en ponerse en la piel del otro y caminar con él hasta el final.

-¿Cuenta con algún rincón de lectura?

-El sofá de mi casa.

-¿Dedica a la lectura un tiempo específico?

-Todo el que puedo, aunque no tengo un horario. Los horarios son para el trabajo, y leer está para mí en las antípodas de cualquier obligación.

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