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DARÁN QUE HABLAR

Daniel Jordán: «Me divierte el mundo del arte. Lo concibo como una gran fiesta»

No se reconoce un virtuoso para el arte. De hecho, entró en este mundo casi con apatía y por casualidad. Pero se dejó comer terreno y hoy analiza de forma eficaz la relación entre artista y espectador. Sólo por eso, Daniel Jordán «dará que hablar»

Un «selfie» de frente que nos dedica Daniel Jordán David GP
Javier Díaz-Guardiola

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Nombre completo: Daniel Jordán García. Lugar y fecha de nacimiento: 16 de mayo de 1983. Nací en Valencia y me crié en Lanzarote. Residencia actual: Teresa de Cofrentes (Valencia). Estudios: Licenciado en Bellas Artes y Máster en producción artística en la UPV. Ocupación actual: Artista plástico.

Qué le interesa. Cada vez me cuesta más obviar el ámbito en el que estoy inmerso. Me divierte el mundo del arte. Lo concibo como una gran fiesta en la que el artista debe interactuar con el resto de agentes allí presentes, a saber: el público, el mercado, la galería, el museo o el coleccionista. Me gustaría proponer un metalenguaje de este circuito, centrándome en los aspectos que más llaman mi atención, como son el juego de relaciones de poder en el que nos movemos, los diálogos entre todas las disciplinas o la distribución de las obras en el espacio, entre otras cosas.

De dónde viene. Durante el último año y medio he podido mostrar la serie «The Fool Show» (lema bajo el que englobo todo mi trabajo reciente) en varias ciudades españolas como Valencia, Alicante y Castellón, gracias a la beca de producción «Proyecto 3-Arte y metamorfosis», del Consorcio de Museos de la Comunidad Valenciana. También en Bilbao, a partir de una residencia en la Fundación BilbaoArte ; seguidamente estuve presente en la feria JustMad’16, en un estand del Cabildo de Lanzarote. Expuse en la galería Luis Adelantado de Valencia, a través de su convocatoria Call’16. En los últimos meses he trabajado en Canarias, en colectivas como «¿Quién es ese hombre?», comisariada por Adonay Bermúdez en el museo TEA-Tenerife Espacio de las Artes , del que guardo muy buen recuerdo de las condiciones y el trato que Yolanda Peralta y su equipo nos ofrecieron. Actualmente, mi obra está presente en CIC El Almacén de Lanzarote, en la exposición «Gen 80», comisariada por Pepe Betancort.

Supo que se dedicaría al arte desde el mismo momento mismo en que… No encuentro un momento preciso que explique por qué me dedico a esto; son muchos los factores que influyen. En 2002 me desplacé desde Lanzarote a Tenerife para empezar a estudiar Bellas Artes en la Universidad de La Laguna sin mucho interés en el arte. Más bien quería compartir piso con amigos, vivir la experiencia universitaria, conocer gente... Ese tipo de cosas.

He vuelto a ir más por Lanzarote. Hay cierto consenso en la isla a la hora de reconocer el gran trabajo que están haciendo los chavales del área de cultura del Cabildo

En 2006, cuando me empecé a aburrir de Tenerife, me traslade a Valencia con la excusa de terminar la carrera, pero con la idea de seguir haciendo lo mismo en un sitio más grande. Quizás fue a partir de este momento, cuando empecé a disfrutar de charlas muy estimulantes con los compañeros, a profundizar en mi discurso, la ilusionarme con los concursos... Sin darme cuenta, el arte fue ocupando paulatinamente más espacio en mi vida; le empecé a encontrar la gracia a este mundo, en la misma medida que le cogía pánico al resto de trabajos.

¿Qué es lo más extraño que ha tenido que hacer en el mundo del arte para «sobrevivir»? Por lo que a mí respecta, no hago nada raro ni especialmente reseñable. Sí noto que a algunos amigos les llama mucho la atención que hace unos dos años aprovechase un par de ventas esporádicas para dejar mis otras ocupaciones en Valencia y trasladarme a la casa que tenían mis abuelos en Teresa de Cofrentes (un pequeño pueblo en el interior de la Comunidad Valenciana). Quería tener más tiempo para mi práctica artística, además de ahorrarme los alquileres del estudio y del piso en la capital.

Su yo virtual. Tengo un blog – danieljordangarcia.tumblr.com – que actualizo regularmente y cumple la función de hacer visible toda mi obra. También tengo una cuenta de Instagram _danieljordan_, un perfil de Facebook personal , pero que utilizo de modo profesional. Estas plataformas nos dan mucha visibilidad y son ya parte de nuestro trabajo. Cuando las empleo, intento mantener un equilibrio para aprovechar sus ventajas, pero sin llegar a atosigar a la gente con mis cosas.

Otro «selfie» de Daniel Jordán, sobrino y niño albino incluidos, para «Darán que Hablar» D. J.

Dónde está cuando no hace arte. El trabajo de taller y la preparación de proyectos ocupan mucho espacio en mi vida. Cuando no estoy trabajando me conformo con «soportarme», como diría Cioran. Sin embargo, estos últimos meses, al venir de una época con bastante trabajo, no tenía muy claro que rumbo seguir y decidí parar un poco. Desde el verano no he hecho otra cosa que leer libros y tomar un café tras otro.

Sin darme cuenta, el arte fue ocupando paulatinamente más espacio en mi vida; le empecé a encontrar la gracia a este ámbito, en la misma medida que le cogía pánico al resto de trabajos

También he vuelto a ir más por Lanzarote, donde he tenido algún compromiso debido a que hay mucho movimiento cultural últimamente. Hay cierto consenso en la isla –y esto no es nada habitual– a la hora de reconocer el gran trabajo que están haciendo los chavales del área de cultura del Cabildo.

Le gustará si conoce a... Conocer la obra y la coherencia del «performance» vasco Ramón Churruca me marcó mucho. Coincidí con él en BilbaoArte, en un momento en el que yo andaba preocupado porque notaba que a veces me costaba emocionarme con el arte debido a lo de siempre: la saturación de imágenes, la dificultad de crear algo nuevo, las dudas existenciales... Sus «performances» y su obra inacabable «Autopistas de la desinformación» ponen sobre la mesa todos estos temas, los agitan con una vitalidad extrema y consiguen volver a hacerte consciente de la realidad de una forma muy violenta.

Durante el V Encontro de Artistas Novos ” de Santiago de Compostela conocí la obra de Pablo Capitán del Río y me encantó. Sus esculturas tienen un equilibrio muy difícil de conseguir entre concepto, imagen y materiales empleados.

De otras disciplinas del arte y del pensamiento, también me interesan la concepción del teatro de Beckett y Artaud, los aforismos de Cioran o la película «La gran belleza», de Sorrentino.

¿Qué se trae ahora mismo entre manos? Estoy respondiendo a este cuestionario mientras vuelo a Colombia para realizar una residencia artística en el espacio Lugar a Dudas, de Cali. Me identifico con actitudes características de este país que reflejan una tensión entre resignación e inconformismo, entre apatía y asombro ante el funcionamiento del mundo. Aunque no tengo claro que aspecto formal tendrá mi proyecto final, mi idea es utilizar estas conexiones como punto de partida, viajar por el país para conocer el panorama cultural y buscar formas de diálogo con los espectadores locales.

¿Cuál es su proyecto personal favorito hasta el momento? «Yo como niño negro albino» (2014), es una escultura que expuse con la intención de despertar la empatía del espectador. Meses después, tras una serie de casualidades, mi sobrino Luis de tres años se la encontró en mi cuarto sin esperárselo y me hizo una revelación catastrófica para la concepción que yo tenía de mi propia obra. Tras mostrar un gesto de horror, sólo fue capaz de señalar al albino y decir: «Niño tiene caca» (mi madre estuvo muy rápida para registrar este momento, imagen que se reproduce en esta entrevista).

Me interesan la concepción del teatro de Beckett y Artaud, los aforismos de Cioran o la película «La gran belleza», de Sorrentino

Me quedé completamente destrozado. Acepté que algo tenía que cambiar. La realidad me parece demasiado enigmática, las relaciones entre nosotros, demasiado divertidas como para que una mirada tan certera como la de un niño pequeño me relacionara con estos aspectos tan obvios y aburridos. La siguiente obra que hice fue «The Fool Show I», que consiste en una cabeza dentro de una caja de cartón que simula estar embalada. Mientras la hacía pensaba mucho en como podría reaccionar mi sobrino si se encontrase con esta caja en una habitación. A partir de aquí, para mí, utilizo una forma diferente de dirigirme al espectador.

¿Por qué tenemos que confiar en él? No soy ningún virtuoso de la pintura, ni de la escultura, ni de las relaciones sociales, así que dedico toda mi atención al encuentro que se produce entre mi obra y el público en el espacio expositivo. Esta situación adquiere para mí connotaciones teatrales. La sala se convierte en un escenario en el que me dirijo –metamorfoseado en mi obra– al espectador. Intento generarle un «shock» que capte su atención y le sugiera el máximo de enigmas posibles, para, a partir de ahí, entablar un diálogo que nos enriquezca a ambos. Por mi parte, es lo más considerado que puedo hacer.

¿A quién cedería el testigo de esta entrevista? Apostaría por artistas como Inma Femenía por cómo engloba en su obra aspectos tan propios de nuestra generación como la relación entre el mundo virtual con una fisicidad que no desaparece. Por Victoria Iranzo , quien vuelca todo su mundo interior en unos cuadros plagados de enigmas que parecen películas de David Lynch. También creo que le va a ir muy bien a María Tinaut . Impresiona que tenga un discurso con tanto rigor y madurez siendo tan joven.

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