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TEATRO

Carmen Machi: «Únicamente en el escenario se esfuma mi gran timidez»

Desde que, con 17 años, fue la Novia en «Bodas de sangre», la actriz no ha parado: teatro, cine, televisión. Ahora encarna a sor Ángela, una prodigiosa copista, en «La autora de Las Meninas», de Ernesto Caballero, con quien se ha reencontrado

Tragedia, drama, comedia, en todos los registros Carmen Machi despliega su duende interpretativo Óscar del Pozo
Carmen R. Santos

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Entre los muchos personajes a los que ha dado vida Carmen Machi (Madrid, 1963), pudimos verla en el papel de Martha, una fiera Lady Macbeth, ideada por Edward Albee en su célebre pieza «¿Quién teme a Virginia Woolf?», que tuvo una versión cinematográfica protagonizada por Elizabeth Taylor. Curiosamente, la mítica actriz norteamericana tuvo mucho que ver en que Carmen Machi se dedique a la interpretación: «La inquietud artística era normal en mi familia y yo la palpaba en ese ambiente. Entre mis hermanos, mis tíos... hay escritores, pintores, y sobre todo músicos -todos tocamos un instrumento-, así que casi era inevitable que me interesara desde muy pequeña por ese mundo. Mi hermano Carlos, que es letrista y compositor, y ha sido para mí un referente en el campo cultural y artístico, fue quien me inculcó la pasión por el teatro, por el cine, a donde me llevaba con frecuencia. Tengo la sensación de que desde muy niña entendía el juego interpretativo. Pero hubo un momento decisivo. Casi a escondidas, pues tenía dos rombos, vi la película "Jane Eyre", en la que trabajaba Elizabeth Taylor. No era la protagonista, pero a mí me impresionó cómo moría aquejada de tuberculosis -su personaje tenía más o menos mi edad-, y en mi habitación, yo sola, reproduje la emoción que había sentido. Creo que me fascinó la catarsis de fingir morir. Porque, claro, la vi en otros filmes. Me di cuenta de ese juego tan alucinante y maravilloso de sentir dolor, pero que no duele, y hacerlo de tal manera que la gente se lo crea».

Desde esa fascinación, Machi no ha dejado de hacernos muy creíble cuanto le sucede a los personajes que encarna. Como ahora el de sor Ángela en la obra «La autora de Las Meninas» , de Ernesto Caballero, en cartel en el Teatro Valle-Inclán de Madrid hasta el 28 de enero. Una distopía en clave satírica que nos sitúa en 2037, cuando el partido Pueblo en pie en el Gobierno y ante la bancarrota se plantea vender buena parte de nuestro patrimonio, en especial el cuadro de Velázquez , y encarga a sor Ángela, prodigiosa copista, una réplica.

-¿Esta situación podría producirse

-Desgraciadamente sí. Vi un programa televisivo en el que se preguntaba por la calle, precisamente, si preferíamos quedarnos sin el jamón de Jabugo o sin Las Meninas. Más de uno no solo optó por el jamón sino que dijo que Las Meninas le importaban un pimiento. Quise creer que quizá la respuesta era de coña, y pensé en las colas que se forman en el Museo del Prado, o cuando se llena un teatro, un cine, o en cierta recuperación de la venta de libros. Esto me da un poco de tranquilidad, pero, no obstante, me quedé muerta.

-A los políticos no les interesa la cultura...

-Le diré que he visto a algunos en el patio de butacas de los teatros, pero, en general, la cultura no está ni mucho menos en sus prioridades. Y sospecho que eso ha podido ocasionar un contagio en la ciudadanía. Y en esto todos cojean, da igual su ideología. A Ernesto Caballero le impulsó a escribir la obra que en la última campaña electoral ningún partido se refería prácticamente a la cultura ni en sus programas ni en sus mí tines. A lo mejor no es por mala intención, pero es una torpeza, un grave error. El derrumbe de las Humanidades es muy peligroso y no es posible progresar sin dar a la cultura la importancia que merece.

«Interpretar es un juego maravilloso y alucinante. Me fascinó desde que era niña»

-¿Hay algo de usted en sor Ángela?

-La entiendo y la defiendo, pero nunca trabajo a los personajes desde mí misma.

-¿Qué recuerdos guarda de su primer papel?

-Fue el de la Novia en «Bodas de sangre». Tenía 17 años y no había actuado antes ni en funciones infantiles. Era muy tímida y lo soy aún. Al salir a escena me quedé afónica.

«"Aída" fue una serie transgresora, que logró empatizar con millones de personas»

-¿Su timidez ha resultado un obstáculo?

-Al contrario. Solo en el escenario se esfuma por completo porque en las tablas no soy yo. El momento más difícil es el de los saludos al final, ahí ya soy Carmen Machi.

-¿A qué atribuye el gran éxito de la serie «Aída»?

-No fue fácil ponerla en marcha, era muy transgresora y arriesgada. Convertía en «héroes» a un yonqui, una prostituta, un homosexual menor de edad... Fue asombroso cómo millones de personas empatizaron con la serie. Y respecto a Aída, un personaje dramático en una comedia, una señora de la limpieza separada y maltratada que tiene que buscarse la vida, muchas mujeres me comentaron que les había ayudado a salir del hoyo. Tenía que sacar adelante a una familia, sin respaldo de nadie. Pero no perdía la alegría. Era la magia de ese personaje.

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