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Fin de ARCO, fin del juego

El cadáver exquisito del estand de ABC Cultural termina con la feria

José Antonio Vallejo pinta en el estand de ABC Cultural ABC

G. CONTY

ARCO llega a su fin, como el juego que se termina una y otra vez sin pasar todas las pantallas. Super Mario ya abandonó el estand de ABC Cultural, como también lo hizo Mickey Mouse, para dejar paso a una pantalla en negro que recuerda que todo se acaba , guste o no, como el último día de verano o el último capítulo de un buen libro. Llega el otoño. Cierras el libro… dices adiós.

Pero ARCO nunca ha sido de despedirse de forma tradicional. Mientras que el público de una feria va de más a menos, en ARCO se mantiene, aunque cambiando su decorado. El cadáver exquisito que cogía forma durante la semana en el estand de ABC Cultural bien se asemejaba al del visitante de la feria , que va adecuándose a los días y pasa de acudir a Ifema con talonarios y calculadoras a hacerlo con cámaras de fotos y el trote cochinero de quien pasea por el Retiro. Porque el español de a pie es así y pasa de no pisar una galería cultural en todo el año a morirse por ver cada edición de ARCO.

Así, los viandantes van extendiendo sus raíces por los pabellones como lo hacen las marionetas de José Antonio Vallejo entre la figura descompuesta del Correcaminos de Miguel Ángel Fúnez . Queda a un lado, casi desapercibido, perdido como si fuera una noticia dispersa entre la «Última Hora» que prepara Javier Conde (Míster Simplemente). «Mi trabajo consiste en una serie de dibujos que funcionan a modo de titulares e instantáneas que ocurren en la feria. Mi intervención consiste en ir actualizando cada día esos carteles, solapando los nuevos que estoy haciendo sobre los que ya estaban», explica el artista.

La obra de Javier Conde (Míster Simplemente) MAYA BALANYA

Prepara ya una nueva edición de su trabajo, para que esa última hora pierda sentido y se convierta en penúltima, en olvido, en algo terminado de lo que ya nadie se acuerde. Salvo el que quiera indagar, que tendrá que levantar las hojas acumuladas en la pared que muestran la evolución de su trabajo . Poco sacrificio. Demasiado. Pocos lo hacen. Tantos como se pasan el juego sin ver ese cartel de «Game Over» hecho por Fran Ramírez que preside el estand. Grande. Enorme. Gigante. Fundido en negro .

El juego se acaba parece decir a los visitantes, que cuentan las horas para despedirse de este cadáver que va cogiendo forma (¿o perdiendo?), que se parece bien poco al del miércoles, menos al del jueves y un poco más al del viernes, pero que cualquier parecido que guarde con el del sábado es casualidad. Las formas de José Antonio Vallejo se despiertan tarde en esta mañana de domingo para empezar a jugar con las de Estefanía Martín Sáenz , para entrelazar sus ramas entre peluches y hombres desnudos que muestran su visión más sexual. Crean por sí mismos un mundo aparte que se desarrolla en el bosque, en el escenario de los cuentos, donde pueden encontrar su particular forma de contar la realidad. «Los árboles son un refugio en todos los cuentos -muchos se desarrollan en el bosque: Caperucita, Blancanieves…-. En ese bosque que estoy ahora mismo creando aparecen los otros personajes. Un muñeco y un oso de peluche que no se conocían pero que ahora están empezando a interactuar », indica Vallejo.

Los personajes de José Antonio Vallejo MAYA BALANYA

Igual que interactúan sus personajes, lo hacen sus obras con los periódicos que, ajenos al trabajo de los artistas, conviven con ellos en el estand y dan también forma a ese cadáver. Lo hacen de forma involuntaria, por la pasividad de los visitantes, quienes, por su falta de interés por las palabras en papel , dejan que se acumulen día tras día en once montones, como si representaran el gráfico de ventas del día.

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