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«Darán que hablar»

Javier Arbizu: «Creo en las subjetividades»

El empleo de tecnologías obsoletas ayudan mejor a comprender la distancia entre la imagen y su significado. Es la estrategia de Javier Arbizu, artista, pero también gestor cultural. Él ya es de los que «Darán que hablar» por partida doble

Javier Arbizu: «Creo en las subjetividades» j. a.

javier díaz-guardiola

Nombre completo: Javier Arbizu. Lugar y fecha de nacimiento: Estella, 1984. Residencia actual: Bilbao. Estudios: Licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Salamanca. Máster of Fine Arts (MFA) por el San Francisco Art Institute (California). Ocupación actual: Desarrolla un proyecto de creación en la Fundación BilbaoArte. Compagina sus proyectos de creación e investigación artística con otros de comisariado y gestión cultural.

Qué le interesa. En este momento trabajo con la maleabilidad y los procesos de transformación de las imágenes. Me interesan las ideas de potencialidad, polisemia, indeterminación y ausencia. Suelo trabajar con la distancia que a veces existe entre lenguaje e imagen y en los momentos en los que los significados asociados a una imagen se debilitan, se erosionan, fluctúan... El uso de tecnologías obsoletas como la fotografía analógica, la película de 16mm o el temple sobre sarga es una constante en mi labor. De la tradición de la pintura me interesan la generación de espacios y la tensión entre la «planitud» del cuadro como soporte y la ilusión de profundidad.

De dónde viene. Me siento especialmente orgulloso de la exposición The Sand Reckoner, que tuvo lugar en la galería Diego Rivera del San Francisco Art Institute . Es un espacio mítico de esta ciudad, que alberga el mural The Making of Fresco, de Diego Rivera. También he expuesto en SCOPE Miami, el Centro Cultural SOMARTS en San Francisco, el Centro de Arte Contemporáneo HUARTE en Pamplona y he participado en la colectiva El papel del dibujo VII, en la galería Ángeles Baños de Badajoz, exposición comisariada por Rafael Doctor.

Supo que se dedicaría a esto desde el momento en el que... No hubo nada que hiciera click. Ningún momento de reconocimiento como tal. Probablemente desde niño me he dejado seducir por aquellas cosas que despiertan mi curiosidad o mis deseos. Quizás el arte ha sido durante mi formación una herramienta que me ha ayudado a entenderme y a entender el mundo en el que vivimos. A los meses de terminar la carrera, se me concedió una beca de investigación de la Fundación Vicente García Corselas de la Universidad de Salamanca, y desde entonces no he parado. No me planteé seriamente que acabaría dedicándome al arte en aquel momento. Tuve suerte de encontrar apoyo emocional e institucional desde el principio.

¿Qué es lo más extraño que ha tenido que hacer en el mundo del arte para «sobrevivir»?Fui becario de gestión cultural para la AECID en la Embajada de España en Khartoum entre 2010 y 2012, durante el proceso de independencia de Sudán del Sur y la Primavera Árabe. Hice cosas realmente bizarras... Tuve reuniones surrealistas con militares y ministros de Sudán y Sudán del Sur para negociar proyectos o conseguir permisos. Iba al trabajo en tuctuc con traje, corbata y maletín.

«Suelo trabajar con la distancia que a veces existe entre lenguaje e imagen»

Una vez, durante un workshop que organicé en Juba acabé intentando sacar a uno de los participantes de la cárcel. Le habían detenido por hacer fotos durante un toque de queda. Lo único que conseguí fue que me acorralaran unos militares armados con kalashnikovs para que me fuera de allí... Soltaron al estudiante unas horas después, pero no por mis méritos. Podría aburrir contando batallitas. Cada proyecto en Sudán era una auténtica odisea…

Su «yo virtual». Tengo una página web , a la que no dedico toda la atención que debiera. Soy usuario de Facebook , aunque no soy muy activo. Prefiero ver qué cuentan los demás.

Dónde está cuando no hace arte. Además de trabajar como artista, soy comisario y gestor cultural, aunque no encuentro mucha diferencia entre una cosa y la otra. Fuera del trabajo siempre estoy hablando de arte, leo publicaciones de arte constantemente, visito exposiciones muy a menudo, viajo para ver arte... Soy bastante aburrido en este sentido.

Qué se trae ahora mismo entre manos. Actualmente resido en la Fundación BilbaoArte, donde estoy trabajando en un proyecto site-specific. A la vez estoy comisariando una exposición para La Casa Encendida dentro de la convocatoria Inéditos, con Diego Rambova, Jorge González, María Buey y Elena Peña. Es un proyecto muy excitante del que me siento especialmente orgulloso. Por otro lado, estoy ultimando detalles para realizar unas filmaciones en 16mm cerca de Esfahán, en Irán, en colaboración con Independent Space for Contemporary Art Va y la artista Samira Hashemi. Y estoy preparando un par de proyectazos, en colaboración con la galería Ángeles Baños, que saldrán a la luz en los próximos meses.

Le gustará si conoce a... Son pocos los referentes que siempre han estado ahí. Quizás se salven Morandi, Zurbarán y cuatro más. Por lo general, hay etapas en las que me interesan más unos artistas que otros. Actualmente me seducen muchísimo Paul Sietsema, Pierre Huyghe, Tacita Dean, Roman Ondak, Jon Mikel Euba , Simryn Gill, Rudolf Stingel, Juan Muñoz y Mark Manders, entre otros.

«Trabajando para AECID hice cosas muy bizarras, como ir trabajo en tuctuc con traje, corbata y maletín»

De mi generación, destacaría a Adam Pendleton, Simon Fujiwara, Rayyane Tabet, Shay Arick, Francisco Pinheiro, Mario Santamaría, Adrián Villar Rojas , Iván Gómez, Nora Aurrekoetxea y Laura Ruiz, por nombrar unos pocos.

¿Cuál es su obra o proyecto favorito hasta el momento? Sin duda, el proyecto Prologue. Fue una instalación específica para la antigua Casa de La Moneda de San Francisco. Usé una cámara Bolex de 16mm para filmar los espacios deshabitados del edificio y, en el sótano, filmé a un par de caballos. Contaba con presupuesto y con un montón de colegas con ganas de echarme una mano para llevarlo a cabo. Estábamos todos completamente volcados y emocionados con el proceso de la obra. Fue una gran experiencia.

¿Por qué tenemos que confiar en él? Creo que si mis proyectos me ayudan a entender y transitar nuestro tiempo, espero que de la misma forma puedan ser útiles a alguien más. Hay mucha gente que se hace las mismas preguntas que yo, que siente afinidad por cierto tipo de imágenes o por cierta manera de entenderlas. No espero que mi trabajo interese a todo el mundo; tampoco creo que sea una cuestión de tener confianza o no. El ámbito artístico está saturado, pero también se puede entender como un contexto en el que todas las subjetividades tienen cabida. Yo creo en las subjetividades.

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