Óscar Muñoz: memoria y fugacidad

Dentro de las exposiciones paralelas que se presentan en esta edición de ARCOmadrid , los espacios reservados al arte en la capital también acogen a Colombia como país invitado. En Tabacalera expone Óscar Muñoz (Popayán, 1951), uno sus artistas más reconocidos internacionalmente. En su muestra Atramentos reflexiona sobre cómo la fotografía y la narrativa tratan de contener el mundo, eternizando momentos vividos, aunque al final no sean más que huellas. Un trabajo sobre la memoria y su capacidad de perderse o de reconstruirse.

Desde hoy y hasta el próximo 12 de abril se puede visitar esta muestra donde el artista se pregunta cómo revertir los procesos de impresión y devolver la tinta a su origen, para jugar de nuevo con los tiempos de vida de los documentos visuales o escritos que él mismo ha recolectado. Sus técnicas son especiales, como el grabado sobre un espejo con grasa y aliento, el pirograbado con cigarrillo o la impresión sobre agua. Para Muñoz, el soporte deja de estar fijo, la impronta se desprende y lo figurativo y conceptual se abstraen para reducirse, de nuevo, al pigmento.

«La obra de Muñoz parte de revisar la descomposición de la imagen y de la palabra para hablar del olvido», destaca María Wills, su comisaria y co-curadora de Arco Colombia 2015. La memoria ha sido un componente central en el trabajo del artista, pero Wills también asegura que «no tiene mucho que ver con el contexto político de los desaparecidos en Colombia», sino que es «una cuestión más existencial y universal».

Lo grabado se borra, la tinta se lava y el recuerdo se va por el sumidero –un símbolo recurrente en esta muestra–; el pasado es efímero y el presente deja de serlo con cada instante que pasa. Las obras ponen a dialogar unos baños abandonados que son, en sí mismos, contenedores de memoria, al lado de otras creaciones previas como Simulacros y Sedimentaciones. «En la exposición hay obras efímeras realizadas específicamente para este lugar, con el que pueden jugar y dialogar, para que el protagonista, más allá de la obra, sea también el espacio y la memoria que este contiene», apunta Wills.

Entre las nuevas creaciones, la colombiana destaca Lagunas y Clepsidra, «piezas que no se han visto antes y que parten de nuevas reflexiones tan distintas como los diálogos de Platón o sobre la materialidad de la tinta impresa». Ninguna obra se repite respecto a Documentos de la amnesia, la exposición con la que se dio a conocer en España en el MEIAC. «Todo es producción de los últimos años, aunque retoma una pieza histórica para reinterpretarla desde este espacio: Cortina de baño, que es de 1992», un icono del arte colombiano para la comisaria.