Un Andrés Senra «muy selectivo» en el espacio galerístico de Swinton & Grant

javier díaz-guardiola

16/01/2015
Actualizado a las 17:01h.

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Dice no tener aún edad para retrospectivas («¿o tal vez sí?»), pero esta exposición de Andrés Senra (madrileño que, por una de esas circunstancias de la vida, nació en Río de Janeiro, en 1968) es un repaso a sus últimos diez años de carrera («que si tienes en cuenta que son los que llevo trabajando, lo es a toda mi trayectoria», admite con ironía). Tampoco es una antológica al uso, en la que un comisario selecciona unas obras que se exhiben en un espacio (en este caso, las fantásticas instalaciones de , uno de esos nuevos sitios de Madrid donde el arte se asume con otra frescura y con otra distancia, con seriedad pero sin prejuicios).

Aquí, la inclusión de los proyectos ha corrido a cargo de siete agentes del arte, el artista y la propia galería: «Todos ellos son comisarios, gestores culturales y críticos con los que he trabajado en estos últimos años y que, por eso mismo, conocen bien mi trabajo». Sin embargo, no todo iba a ser tan sencillo. Senra seleccionó a los comisarios, pero les obligó a destacar un trabajo con el que no hubieran estado vinculados en el pasado, para así, realizar una nueva lectura del mismo. Las justificaciones de estos son ahora los textos que guían el recorrido.

El propio Senra se ha permitido incluir también algunas series («algún trabajo nuevo o inédito hasta la fecha en Madrid, como la selección de vídeos con los que me di a conocer en la escena underground y que, por lo mismo, no se han visto mucho») para redondear el círculo. El resultado final destaca un interés específico por determinadas temáticas, como el de la violencia estructural y cómo esta violencia implícita afecta al individuo; o el de la utopía y sus relecturas actuales, así como cierto regusto por lo autorreferencial con visos existencialistas. Así debe leerse la selección realizada por el propio artista de los dibujos de la serie «Casa quemada», y en los que la muerte, entendida como límite, da sentido y valor a la vida.

Estos papeles inician el recorrido, acompañados de las piezas de Hechos reales, la opción elegida por el comisario Javier Duero. Este destaca los elementos simbólicos y la carga performativa y relacional del trabajo de Senra. Lo que el creador denunciaba con este trabajo era la estetización de la violencia (y así, imágenes extraídas de los medios se recreaban como si para una campaña publicitaria fuera). Guillermo Espinosa se decantó por un dibujo de Auslandia, que el artista completó con otras obras de ese conjunto. Fruto de una beca que lo llevó a Berlín, el proyecto era su primera aproximación a las sociedades utópicas que se ofrecen como paraísos y acaban convirtiéndose en infiernos que repiten la violencia y represión que denuncian en sus orígenes.

Para Tolo Cañellas, la serie que tenía que estar aquí era «Cottage on fire», proyecto, para Senra, más intuitivo y referencial. En él, el artista se introduce en el bosque a oscuras y fotografía sus paseos sin luz: «Se trataba de documentar un proceso de caídas, de sorpresas a posteriori... En el fondo, es una metáfora de nuestra llegada al mundo, sin referentes, aunque luego encuentras en el camino a otros con los que compartes inquietudes y que te ayudan a caminar». En el caso de este autor, son nombres tan diferentes como los de Carl Marx, Jean Paul Sartre, Britney Spears o «una «engordada Marilyn Manson », ironiza.

También la galería se ha permitido rescatar un proyecto. Se trata de Let's Bank, que incide de pleno en la crisis económica. A su lado, «Tierra», los últimos lienzos del artista («estoy volviendo a los orígenes del arte», bromea), en busca de nuevos seres, nuevos entornos, nuevas identidades, una cuestión esta última que enroca directamente con el discurso queer que también ha desarrollado. Alex Brahim unifica dos trabajos: Natura (en el que la pornografía real se mezcla con el carácter pornográfico de muchas actitudes políticas) y Plaza Solución. Para este último, Senra creó, con los esloganes de los acampados del 15-M, placas conmemoriativas como las que inundan las ciudades, en un deseo de reflexionar sobre cómo se gestiona la memoria colectiva y quién decide qué se convierte en un acontecimiento histórico que debe ser homenajeado.

Aún nos espera un rincón, en el que se reproduce la muestra I Hurt Myself Everyday que hace unos años introdujo a Senra en el espacio de Tabacalera y que ahora el galerista Joaquín García compara con los túmulos funerarios. En el fondo, este conjunto nació entonces como ejercicio de expiación tras una ruptura amorosa. Te quiero por lo que eres... (uno de sus primeros proyectos junto a Félix Fernández , que, junto a Diana Larrea , crearon un trío memorable) es la obra destacada por Juan Ramón Barbancho. El recorrido culmina con otras selecciones del propio autor: los vídeos de «Minijobs» (trabajos que el artista se comprometía a hacer a cambio de dinero para producir obra, como retratar a un desempleado o hacerle a un turista alemán una visita guiada a una oficina del INEM); o Europa, un work in progress que documenta los «acontecimientos históricos» del Viejo Continente que interesan al artista: «Tal vez lo sucedido con el CharlieHebdo podría hacer que lo retomara», confiesa.

Para Andrés Senra, esta muestra es reflejo de la poca presencia que el artista ha tenido en el circuito galerístico («Madrid es una ciduad que apoya poco a sus artistas», escribe). A su juicio, lo que le ha ocurrido a él «le ha sucedido a muchos autores de mi generación con una obra de inestimable valor, ausentes sin embargo de las galerías de su propia ciudad». Pero no todo está perdido: «Este hecho pone de relieve la existencia de otros circuitos, otros lugares donde hacer y compartir, y destaca la precariedad del mercado del arte español y de sus artistas. ¿Cuántos pueden vivir de lo que hacen? ¿Cuántos pueden cotizar? ¿Quién los promociona?».

En cierto modo, las instituciones de la ciudad hacen un poco las paces con Senra mañana mismo, cuando el artista entre en el Museo Reina Sofía. Allí presentará el trabajo de investigación Archivo Queer, realizado junto a Fefa Vila, Sejo Carrascosa y Lucas Platero. A partir de las cinco de la tarde se proyectará allí su documental de dos horas Veinte retratos de activistas y artistas queer de la Radical Gai, LSD y RQTR del madrid de los noventa, una conversación, veinte años después, con los protagonistas que gestionaron el activismo en el ámbito homosexual hace treinta años.

«Mi beca me ha permitido desarrollar este vídeo, pero también conformar un archivo que ahora se presenta en el Centro de Documentación del Museo Reina Sofía, al que se le dona. Y lo más importante es que nos ha llevado también ha reflexionar cómo se genera un archivo, quién lo gestiona y cómo entra en una institución. Piensa que muchas de esas acciones en los noventa por parte de estos colectivos se hicieron muy a flor de piel, no para ser documentadas o perdurar. Esta iniciativa nos ha permitido digitalizar muchos documentos (flyers, fotografías, fanzines...), liberar de la responsabilidad de custodiarlo a quien no le correspondía y contar con un espacio idóneo para protegerlo». La idea a partir de ahora es la de ampliarlo. Hacia delante en el tiempo y también hacia atrás.

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