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Kafka en novela gráfica, Twain, Murakami... El libro ilustrado no conoce límites. Repasamos las novedades más significativas de un género en auge, potenciado por sellos como Nórdica e Impedimenta

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Kafka en novela gráfica, Twain, Murakami... El libro ilustrado no conoce límites. Repasamos las novedades más significativas de un género en auge, potenciado por sellos como Nórdica e Impedimenta

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  1. «El viaje de Shackleton», de William Grill (Impedimenta)

    El autor: aunque El viaje de Shackleton es su primer libro, William Grill (Salisbury, Inglaterra, 1990) no es un recién llegado al universo gráfico: sus ilustraciones han aparecido en diarios como el New York Times.

    El argumento: a bordo del Endurance, Ernest Shackleton zarpó de Plymouth el 8 de agosto de 1914. El objetivo del viaje, cruzar el vasto continente de la Antártida; pero en febrero de 1915 el buque quedó atrapado en el mar de hielo y nunca alcanzó su meta, aunque al capitán le cupo el orgullo de que casi todos los hombres a su cargo sobrevivieron.

    La edición: una crónica exhaustiva del «quién es quién» en la aventura (perros incluidos) y del «minuto a minuto» de una de las mayores epopeyas que jalonaron la edad heroica de las exploraciones.

  2. «El castillo», de Franz Kafka (Nórdica)

    Los autores: a pesar de su breve obra, Kafka (Praga, 1883-Kierling, Austria, 1924) ha pasado a la Historia como uno de los pocos escritores cuyo apellido se ha visto transformado en adjetivo; por algo será. Además de ilustrador, el checo Jaromír 99 (Jeseník, 1963) es cantante y compositor.

    El argumento: la burocracia entorpece el camino del agrimensor K. para llegar hasta las misteriosas autoridades del castillo que le da trabajo.

    La edición: los dibujos en blanco y negro –sobre todo en negro– juegan con la oscuridad y con el clima asfixiante de una trama que Kafka dejó inconclusa.

  3. «El billete de un millón de libras», de Mark Twain (Gadir)

    Los autores: a Samuel Langhorne Clemens le habría bastado tan sólo con crear a Tom Sawyer para ser el gran Mark Twain (Florida, Misuri, 1835-Redding, Connecticut, 1910). Marcos Morán (Barcelona, 1971) ha trabajado para diversas editoriales y para publicaciones como Rock de Lux.

    El argumento: Henry Adams es un ciudadano nortea-mericano que, tras naufragar, termina en Londres. Allí se enfrenta al desafío de tener que sobrevivir durante treinta días con un billete de un millón de libras en el bolsillo. Algo imposible, pues ningún comercio, restaurante u hotel puede cambiar un billete por el valor de ese importe.

    La edición: Marcos Morán la salpica de guiños. Como incluir al propio Mark Twain entre los personajes.

  4. «El río», de Alejandro Sanna (Libros del Zorro Rojo)

    El autor: galardonado en dos ocasiones con el Premio Hans Christian Andersen de literatura infantil, el ilustrador Alessandro Sanna (Verona, 1975) ha trabajado para medios tan prestigiosos como Vanity Fair y The New Yorker.

    El argumento: con los colores de la tormenta, bajo el sol o la nieve, al amanecer y al anochecer, en la lejanía del horizonte y en la proximidad de una feria o un circo: así dibuja Sanna las diferentes «edades» del río. Por si fuera poco, sin palabras.

    La edición: estas «cuatro estaciones» a base de estampas cromáticas son un proyecto al que el artista ha dedicado años. El resultado, un 10 absoluto.

  5. «Tiras cómicas», de Flannery O'Connor (Nórdica)

    El autor: «El mío es un arte cómico, pero eso no le resta seriedad», escribió Flannery O’Connor (Savannah, Georgia, 1925-1964). Se refería a su literatura, pero también, y sobre todo, a su labor como dibujante de viñetas, a la que se dedicó durante sus años de estudiante.

    El argumento: la vida en las aulas es la diana contra la que Flannery O’Connor lanza los dardos de sus viñetas. Algunas verdaderamente mordaces, como la de la jovencita feúcha que, viendo que ninguno de sus compañeros de instituto la saca a bailar, comenta: «En fin... Siempre puedo doctorarme».

    La edición: nos adentra en la «prehistoria» de Flannery O’Connor, que, cuando empezó a colaborar con The Peabody Palladium, dijo que no sabía escribir, pero que podía dibujar. Aquí está la prueba.

  6. «Dibujos», de Sylvia Plath (Nórdica)

    La autora: «He descubierto mi fuente de inspiración más honda, el arte: Henri Rousseau, Gauguin, Paul Klee y De Chirico.» Parece mentira que esto lo escribiera Sylvia Plath (Boston, 1932-Londres, 1963), que donde brilló fue en la poesía. Pero ella lo dejó claro antes de suicidarse: «Tengo una inspiración visual».

    El argumento: durante junio y julio de 1956, Plath y su marido, Ted Hughes, pasan su luna de miel en París y Benidorm. En sus bocetos y dibujos, la autora levanta acta de aquel viaje; también de su vida en Inglaterra y Estados Unidos.

    La edición: ¿cómo reflejó Sylvia Plath las mansardas de París? ¿Y los pueblos de la costa española? ¿Cómo sería en 1956 la finca de Cumbres borrascosas? En los trazos de la Sylvia Plath artista está la respuesta.

  7. «Manabé Shima», de Florent Chavouet (Aguilar)

    El autor: el dibujante e ilustrador francés Florent Chavouet (1980) se estrenó en el universo de la novela gráfica con Tokyo Sanpo, que no era ni un cuaderno de viaje ni una guía ni un mapa de Japón, sino todo a la vez. Ahora prueba suerte de nuevo, también con Japón como destino.

    El argumento: a una minúscula isla japonesa llamada Manabé Shima llega el protagonista para pasar las vacaciones. En estas páginas irá consignando cuanto le llama la atención, que es todo.

    La edición: divertida y minuciosa. Explica desde cómo preparar un buen sashimi hasta el número de personas que caben en un minicar (una sola, salvo que estemos hablando de abuelitas japonesas; en tal caso, caben tres. Espachurradas.)

  8. «La enciclopedia de la tierra temprana», de I. Greenberg (Impedimenta)

    La autora: Isabel Greenberg (Londres, 1988) ganó en 2011 el Premio Observer Jonathan Cape de Relato Gráfico con Amor en clima gélido, una de cuyas historias está en el origen de esta Enciclopedia de la Tierra Temprana, Libro del Año en Estados Unidos.

    El argumento: dioses y monstruos, reyes locos, brujas y chamanes pueblan un relato que comienza en la noche de los tiempos, cuando el hombre del Norte y la mujer del Polo Sur juntaron sus canoas, que no sus cuerpos.

    La edición: que la leyenda también tiene su épica lo demuestra Isabel Greenberg en este libro de historias dentro de historias que recuerdan, y mucho, a las de Sherezade.

  9. «El regreso de Ulises», de Alberto Manguel (Nórdica)

    Los autores: Alberto Manguel (Buenos Aires, 1948) es escritor, traductor y editor. Max (Barcelona, 1956) obtuvo el Premio Nacional de Cómic en 2007.

    El argumento: Manguel y Max unen sus esfuerzos para hacer que Ulises, el otro nombre por el que conocemos a Odiseo, no regrese a Ítaca, sino al puerto donde lo aguarda la Sibila. Una realidad tan desapacible como la que la crisis pinta hoy en cualquiera de nuestras ciudades.

    La edición: la Sibila de Cuma pidió vivir tantos años como granos de arena cabían en su puño. Al olvidarse de pedir la eterna juventud, vivió consumiéndose. El regreso de Ulises mezcla su destino con el del Odiseo homérico.

  10. «La biblioteca secreta», de Murakami (Libros del Zorro Rojo)

    Los autores: Haruki Murakami (Kioto, 1949), que empieza a ser ya eterno candidato al Nobel, nos ha llevado Al sur de la frontera, al oeste del sol y de su mano hemos conocido El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas. Kat Menschik (Luckenwalde, Alemania, 1968), creadora de la revista de cómic A.O.C., es ilustradora del Frankfurter Allgemeine Zeitung.

    El argumento: pedir un libro en la biblioteca puede convertirse en una pesadilla. El que busca el protagonista sólo puede leerse «en el cuarto del fondo». Será su entrada a un laberinto del que salir es imposible.

    La edición: los hombres-oveja y los seres que se alimentan de sesos repletos de conocimientos se convierten en reales gracias al tándem Murakami/Menschik.

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