Entre okupas y fisgones. Madrid abre en canal el arte contemporáneo en mayo
Estudio de Marta Serna, participante en Open Studio - abc
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Entre okupas y fisgones. Madrid abre en canal el arte contemporáneo en mayo

Mayo abre Madrid en canal. Iniciativas como Open Studio, Arte Open View o Los Artistas del Barrio facilitan la entrada del arte en entornos que no le son propios, y del espectador en talleres y estudios a los que no accede el resto del año

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Mayo abre Madrid en canal. Iniciativas como Open Studio, Arte Open View o Los Artistas del Barrio facilitan la entrada del arte en entornos que no le son propios, y del espectador en talleres y estudios a los que no accede el resto del año

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  1. «Open Studio». A la tercera va la vencida

    Estudio de Marta Serna, participante en Open Studio
    Estudio de Marta Serna, participante en Open Studio - abc

    La de finales de este mes será la tercera edición de Open Studio, el programa que abre los talleres de los artistas de Madrid a la ciudadanía para conocer de primera mano cómo trabajan y en qué ambiente se desenvuelven estos profesionales, que, en ocasiones, son vistos por el resto de los mortales como seres extraños, considerando sus «habilidades» propias de «locos» o «genios» o simplemente definiéndolos como «habitantes de otro planeta».

    Para sus responsables, Open Studio es una iniciativa de doble recorrido: de un lado, acerca al público generalista al arte contemporáneo y lo lleva hasta donde surge la idea primigenia, el taller del creador. De otro, otorga la oportunidad al artista de dar a conocer su labor a profesionales del sector. «Este es un proyecto inclusivo que trata de crear comunidad y redes de trabajo, desarrollando a medio plazo vías de comercialización complementarias», señalan.

    Las esencias se diluyen

    Con el tiempo, Open Studio ha ido ampliando su alcance, con lo que también puede que esté diluyendo su esencia original. Pero todas las actividades que complementan las visitas a los talleres de los artistas que concurren (los cuales fueron seleccionados en una convocatoria previa), convierten su filosofía en una fiesta del arte.

    Matadero y Tabacalera se convierten en dos subsedes del festivalEste año, serán 27 los estudios de más de 80 artistas los que abrirán sus puertas del 22 al 25 de mayo. Para visitarlos –y aunque hacerlo es gratuito– es preciso inscribirse antes a través de la web. A ellos se añaden dos nuevas sedes: Matadero-Madrid (a través del programa de residencias de El Ranchito) y Tabacalera. Aquí, las duchas y vestuarios de la antigua fábrica, que nunca antes se han mostrado al público, se transformarán en espacios de trabajo de Josechu Dávila, Nuria Fuster, Maider López, Javier Pérez y Paula Rubio Infante.

    También en 2014 se pone en marcha un programa específico para coleccionistas y profesionales, lo que separa en dos grupos al público potencial, aunque también se entiende que la experiencia que estos tendrán de la visita no será (o no debería) ser solo de índole estética. Asimismo, continúa el premio a la producción artística otorgado por la Fundación Banco de Santander para artistas sin estudio (dotado con 3.000 euros a la producción y espacio para exponer en 2015), al que se suma un nuevo programa educativo (en colaboración con la UNED), basado en una serie de clases magistrales de los creadores en sus talleres. La primera será impartida por Darío Villalba, viejo conocido del Open.

  2. Un fin de semana con «Los Artistas del Barrio»

    Una de las actividades conjuntas del programa Los Artistas del Barrio, en 2013
    Una de las actividades conjuntas del programa Los Artistas del Barrio, en 2013 - abc

    Los responsables del proyecto Los Artistas del Barrio se enorgullecen de poder decir que ellos son realmente el Open Studio más antiguo de Madrid. Lo puso en marcha, en 2004, Eponine Franckx importándolo desde su Bruselas natal, tras confirmar que el formato funcionaba a las mil maravillas en ciudades como París o Berlín. La cita alcanzó el fin de semana del 10 y 11 de mayo la novena edición, con el apoyo de la asociación cultural sin ánimo de lucro Catastrophic Artists, que ella misma creó en 2012 junto a otro compatriota, Sébastien Royet. Las primeras convocatorias contaron con el apoyo financiero de la Comisión Europea. En la actualidad, este es un evento que ha conseguido autogestionarse.

    Y que esto así sea se debe en gran parte a la gran implicación de los comerciantes de los barrios (hablamos de dos de los más populares en Madrid: La Latina y Lavapiés), verdaderos motores del festival. Porque esta no es la típica convocatoria para que el público generalista se acerque a los estudios de los artistas, sino que además persigue que el público se empape del contexto, del ritmo vital que el barrio imprime en la labor del creador. De esta forma, el espectador no sólo puede entrar en las casas de los creadores, sino que algunas asociaciones y comerciantes prestan su espacio a aquellos que no gozan de taller.

    A pie de obra, como en casa

    Lejos quedan los 20 artistas que participaron en la primera edición y los 200 visitantes a los que sedujeron. Ahora han sido más de dos centenares los agentes implicados, creadores más o menos jóvenes, consagrados o por descubrir.

    Ahí radica parte de la gracia de Los Artistas del Barrio. En cualquiera de sus tres puntos de encuentro (La Casa de los Jacintos, en Arganzuela, 11; La Noche Boca Arriba, en Salitre, 30; y La Esquina de Eusebio, en Caramuel, 16), el público pudo adquirir el kit que le acredita como participante y, desde ese momento, marcarse una ruta, llamando a la puerta de los artistas que deseaba conocer. Allí, éstos les habían preparado una pequeña exposición de su obra y estaban dispuestos a explicársela.

    El evento, además, tuvo en cuenta al público infantil (cástings cinematográficos en Primera Toma; animación a la lectura en La Cuentoteca; manualidades en Espacio Mediodía; yoga en La Puerta Azul...) y persiguió la complicidad de otras disciplinas: de la música callejera con Jingle Django en la plaza de Cascorro, a la fusión entre arte y comida cañí en los bares de la zona de Confu-Tapas, sin olvidar la danza-teatro de Umami Dance o el grafiti de Rol.

  3. La experiencia nómada de «Arte Open Views»

    «Globos», cajas de luz de Yolanda Domínguez para «Espectácula»
    «Globos», cajas de luz de Yolanda Domínguez para «Espectácula» - abc

    De nuevo, un producto «importado» se convertirá en un dinamizador de la capital. En este caso, se trata de Arte Open Views, cuya primera edición, a cargo de la comisaria e historiadora del arte Barbara Bacconi, tuvo lugar el pasado año en la ciudad de Valencia: «Arte Open Views no quiere vincularse a un único territorio geográfico, ni a un distrito particular de una ciudad, como tampoco quiere asociarse a un grupo exclusivo de artistas –explican sus organizadores–. Su objetivo es mostrar el potencial creativo inherente tanto de los comisarios como de los creadores participantes».

    En Madrid, el festival se desarrollará del 16 al 18 de mayo. Y en su deseo de desacralizar los ámbitos destinados a la recepción del arte, inundará todo tipo de espacios privados de cuatro de los más conocidos barrios de la capital. De esta forma, domicilios particulares, bares, tiendas y oficinas (enclaves algunos a los que el público jamás tendría acceso), se transforman en escenarios en los que se muestran ocho propuestas artísticas colectivas comisariadas por once curators y que, en total, implican a 34 artistas de diferentes disciplinas. Todos podrán visitarse de forma gratuita.

    Para todos los gustos

    El pistoletazo de salida tendrá lugar el viernes 16 con la presentación oficial del proyecto en las instalaciones del espacio de coworking La Nau (C/ Mallorca, 4), a espaldas del Museo Reina Sofía. A partir del día siguiente y durante todo el fin de semana es posible recorrer los ocho proyectos dispersados por Malasaña, Lavapiés, La Latina y Chueca. A ellos se une Memory Root Light (día 17 de mayo), del colectivo LRM Performance, en su propio estudio, pero a puerta cerrada para especialistas.

    Un repaso al programa desvela algunas joyas, como la posibilidad de acceder al séptimo piso del 59 de Gran Vía para disfrutar de Melancolía, la aportación de Carlos Maté comisariada por Victoria Arribas Roldán. O la conversión de una tienda (la de Monkey Garden en Barco, 38) en display para reflexionar sobre los esteriotipos femeninos, según el trabajo de Yolanda Domínguez y María Sánchez, bajo la batuta del bloguero Nicola Mariani y José Luis Calderón. El bar El Cazador (C/ Pozas, 7) es el enclave elegido por Elsa Duhaut para analizar la fugacidad del tiempo, tema compartido por las piezas de Carla Andrade, Ian Waelder o Françoise Vanneraud, protagonistas de Rebobine, en las estancias de Oficina 215 (Pez, 27). Arte Open Views cuenta con el apoyo de la Fundación Anzo.

  4. Ángela Cuadra da paso hasta el SALÓN

    Montaje de la obra de Abdul Vas y Antonio Ballester Moreno en SALÓN
    Montaje de la obra de Abdul Vas y Antonio Ballester Moreno en SALÓN - á. cuadra

    Le pedimos a Ángela Cuadra, su «propietaria», que nos defina qué es SALÓN: «Me quedo con la definición que da Wikipedia. Es escueta, pero me parece que se ajusta bien a lo que quiero transmitir: “El salón es una habitación espaciosa destinada a ser centro de la vida social en una vivienda, así como a recibir a los visitantes.” Es un espacio público dentro de un entorno privado. Por otro lado, están las resonancias de los salones históricos, los filosóficos y literarios de finales del XVIII, o los de pintura del XIX, estructuras en decadencia que piden a gritos ser reactivadas bajo una nueva vida, más modesta y lúdica, en este caso».

    Hablamos del SALÓN de Cuadra, pero lo es en realidad de Kato, su esposo, y de sus vecinos del piso de arriba: Rosario Trillo, Irene de Andrés, Theo Firmo y Alisha Buttke: «Ellos prestan una ayuda sin la que todo esto sería inviable. Quizás para muchas cosas, lo que hace falta es cooperación, y no dinero».

    Cuando tienes gente en casa

    Y es que inspirada por Espacio Rampa y sus invitaciones a artistas para trabajar en su espacio, las sesiones de arte sonoro que organiza Arash Moori en su casa-estudio, las residencias Sweet Home de Hablarenarte y las de FelipaManuela, nuestra artista decidió un día hace ya un año largo ceder el salón de su casa en Madrid (C/ Guillermo Rolland) a Bernardo Sopelana para que lo transformara en una sala expositiva. Desde entonces, han pasado por allí –Ángela los recuerda «por orden de aparición»– comisarios como el mencionado Sopelana, Daniel Silvo, Ángel Calvo Ulloa y Alexis Callado. Entre los artistas, Pep Vidal, María Cerdá Acebrón, Jose Luis Cortés Santander, Misha Bies Golas, Carlos Maciá, Antonio Ballester Moreno y Abdul Vas. «Es agradable tener a gente en casa, comer con ellos, hablar, pensar la expo y convivir con las piezas unos días... Es muy placentero».

    «Hay un proyecto embrionario para hacer unas residencias, pero aún es pronto»Pillamos SALÓN en un momento de impasse, descolgando lo de Ballester Moreno y Abdul Bas, y preparando la siguiente muestra. El espacio no tiene una programación fija, pero sus capítulos suelen sucederse cada dos meses y duran apenas unos días: «Eso es así, sobre todo, porque este es mi estudio y esta es mi casa. Pero, por otro lado, el número de visitas se reduce bastante en el segundo o tercer día de exhibición». ¿Y quién o quiénes se acercan hasta SALÓN?: «Pues son amigos, y amigos de amigos, y amigos de los amigos. Al final, una multitud de amigos». La principal ventaja del espacio es la libertad absoluta. El primer contacto con un ámbito marcado por unos usos cotidianos hace que uno entre en una especie de juego. Preguntamos a Cuadra por su futuro: «Hay un proyecto embrionario para hacer unas residencias, pero aún es pronto para hablar». Estaremos al tanto. Mientras, esperamos a que nos llamen al SALÓN.

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