Peter O'Toole, el santo bebedor
Adiós a un gran actor y un hombre al límite
Lo primero que sorprende de Peter O’Toole es que fuera el tipo más íntimamente vinculado a la imagen de un desierto y que, al tiempo, fuera también el más bebedor. Su encontronazo con el personaje de Lawrence de Arabia fue tan violento y brillante que hoy es imposible ver el rostro de O’Toole sin ese pañuelo árabe en la cabeza , tan sustancial a su imagen como la gabardina a la de Bogart o el taparrabos a la de Weissmuller. Aunque hay dudas sobre su nacionalidad irlandesa, no hay ninguna de que Peter O’Toole ha sido un actor inglés , con voz de actor inglés que recita a Shakespeare y con tantas tablas bajo sus pies como bajo sus codos. Pero revalida la idea de que probablemente fuera irlandés el hecho de que se empeñara tercamente en no ganar el Oscar hasta en ocho ocasiones, las que fue «nominado» sin conseguirlo, tal vez con la intención de que no celebrara después el Oscar con las ansias bebedoras que produce el éxito. En 2003 le otorgaron uno honorífico por toda su carrera.
En realidad, la trayectoria profesional de O’Toole es casi tan peligrosa y comprometida como la vital, pues su impronta de gran actor estaba unida por una mecha encendida a la de hombre en el límite , alguien con mentalidad de ruleta rusa y al que no le hubiera hecho un seguro médico ni la Unidad de Alto Riesgo de la Nasa. Sus cualidades de actor consistían en una capacidad asombrosa para acercar la comedia al drama , y cualquier personaje en su interior encontraba un pantano de complejidad, de psicología retorcida y de alegre histrionismo que le daba a su alma una especie de «efecto 3D» pero que no necesitaba gafas especiales para ser apreciado.
Además de «Lawrence de Arabia» , títulos como «Beckett», «Lord Jim», «El león en invierno», «Adiós Mr. Chips» o «Mi año favorito» , y en especial ésta última, donde interpretaba a un viejo artista alcoholizado, forman una buena fotografía de ese paisaje confuso entre la vida y la obra de Peter O’Toole. También con notable tozudez posiblemente irlandesa consiguió trapichearle a la muerte al menos treinta años; ahora ha cumplido su cita con ella, o siempre burlón , a la que acude es a la de sus amigotes Richard Burton y Richard Harris que le llevan varios tragos de ventaja.
Noticias relacionadas
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete