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cine

Paul Walker, el nuevo James Dean: actores jóvenes, guapos y muertos en accidente de tráfico

Se cumple una semana del mediático fallecimiento del intérprete, conocido por su participación en la saga «Fast and Furious»

Paul Walker, el nuevo James Dean: actores jóvenes, guapos y muertos en accidente de tráfico

pablo pazos

Las comparaciones son odiosas pero inevitables en la misma medida. El fallecimiento del actor Paul Walker hace exactamente una semana, en accidente de tráfico , evocó la forma en que perdió la vida en 1955 otro actor joven y físicamente agraciado: James Dean. Ambos californianos, ambos de mirada cautivadora, ambos amantes de los coches y la velocidad, muertos los dos en la carretera en sendos modelos de Porsche (aunque Walker iba de copiloto).

Las diferencias entre ambos, sin embargo, resaltan más que las similitudes. Dean tenía sólo 24 años cuando murió al volante, frente a los 40 de Walker. El primero apenas había rodado tres largometrajes, frente a la treintena del segundo, pero los tres han pasado a la historia del celuloide: «Al este del Edén», «Rebelde sin causa» y «Gigante».

Dean recibió, de forma póstuma, dos candidaturas al Oscar por sus personajes torturados y sus trabajos de fuerte introspección psicológica. Era puro «Método». Un actor dramático brillante. Walker se embarcó en otro tipo de proyectos, más diseñados para funcionar en taquilla que para gozar del favor de la Academia. Si por un rol fue conocido es por el de Brian O'Conner en la saga «Fast and Furious» , que hizo de los coches tuneados y las carreras a toda velocidad su seña de identidad.

Pero hay un innegable hilo conductor entre ambos casos. Dean se convirtió en un mito por lo trágico y temprano de su muerte y por la enorme pérdida que supuso para el cine. Walker ha copado abundante espacio en los medios de comunicación y generado millones de comentarios en las redes sociales, el nuevo termómetro de la popularidad e influencia. Apenas ha transcurrido un día, desde hace una semana, sin que se hayan generado novedades en torno al difunto actor californiano.

Una muerte mediática

Los primeros titulares giraron en torno a la forma en que murió Walker. Se especuló con una carrera ilegal pero la Policía acabó desechando esa opción . Un vídeo, tomado por una cámara de seguridad, mostró el escalofriante impacto , sin rastro de ese presunto pique automovilístico. En los días siguientes se supo que la autopsia fue complicada , dado el estado en que quedó el cuerpo, producto del incendio que motivó el accidente. Que Walker no murió en el acto . Un goteo de noticias en las que no faltaron las de tintes escabrosos, como el arresto de un adolescente por robar una pieza del Porsche siniestrado.

Se sucedieron los homenajes y las muestras de cariño. La hija de 15 años del intérprete escribía en Facebook una frase enternecedora : «Le amaba incluso antes de saber lo que era amar». Y añadía: «Cuando era pequeña me enseñó a caminar, me enseñó a sonreír y a no darme nunca por vencida. Él era mi héroe. Un héroe de la vida real. ¡Siempre lo llevaré en mi corazón! Se me caen las lágrimas mientras escribo esto. Te has ido, pero nunca te olvidaré». Junto a ella aparece en la última fotografía difundida por la familia.

Vin Diesel , coprotagonista en «Fast and Furious», colgó un breve pero emotivo homenaje en la misma red social: «Pablo (así llamaba Diesel a Paul Walker), me gustaría que pudieras ver el mundo en este momento... y el profundo impacto que tu intensa vida ha tenido en él, en nosotros... en mí... Siempre te querré como el hermano que fuiste... dentro y fuera de la pantalla».

Dwayne «The Rock» Johnson , sumado a la saga en las últimas entregas, declaraba: «Lo que más teníamos en común era la importancia que le dábamos a la familia y a ser buenos padres para nuestras hijas. Nos unimos por eso». Los fans prepararon distintos homenajes como tributo al actor.

Una saga en el aire

La muerte de Walker, además del profundo impacto que causó en su familia, amigos, compañeros de profesión y aficionados al cine, tuvo consecuencias indirectas en su trabajo. Trabajo inacabado, como el de otros intérpretes antes que él, como ya sucedió con Marilyn Monroe, Heath Ledger o Brandon Lee, fallecidos con películas en marcha.

Walker se encontraba en pleno rodaje de la séptima entrega de la saga que le dio a conocer, «Fast and Furious». Concluidas las escenas de diálogo, quedaban por rodarse las secuencias de acción, las que arrastran riadas de espectadores a los cines, incluido el espectacular arranque del filme.

«The Hollywood Reporter» fue el primero en avanzar que Universal, el estudio responsable de la franquicia, se vería obligado a suspender el rodaje . Un día después, se hacía oficial . Los productores se dan un tiempo, por ahora indefinido, para recomponer las piezas del puzzle. ¿Cómo cuadrar la ausencia de Walker con el material ya rodado? ¿Cómo conseguir que el resultado final sea coherente, lógico y, al mismo tiempo, respetuoso con la memoria de uno de sus protagonistas?

Walker, en palabras de Dwayne Johnson, no buscaba la fama . «Esa era una de las cosas interesantes de Paul: sus reservas a la hora de estar en el centro de los focos y ser una estrella, sea cual sea la definición de de eso», aseguró «The Rock». Un perfil discreto que hace aún más asombroso el caudal mediático que ha generado su muerte; explicable, por otra parte, por el enorme tirón de «Fast and Furious».

Lejos de perder gas, cada nueva entrega, salvo el spin-off en Tokio, fue aumentando la recaudación : frente a los algo más de 200 millones de dólares que obtuvieron las dos primeras películas, la cuarta generó más de 360, pero el auténtico salto cualitativo llegó con las dos siguientes: 626 millones la quinta y casi 790 la sexta. El caché de Walker no era ajeno a ese éxito en la taquilla: según «THR», percibió 8,5 millones por el sexto filme y su salario en el séptimo oscilaría entre los 9 y los 13.

Sueldo de estrella para un actor que nunca figuró en una quiniela para un premio de relumbrón, pero en cuyo currículum no faltaron trabajos de prestigio como «Pleasantville» , de Gary Ross, o «Banderas de nuestros padres» , de Clint Eastwood. Tal vez los papeles de enjundia de Walker, fogueado en productos de acción para el gran público, estaban por llegar. Lo que resulta innegable es que su muerte le ha catapultado a la primera plana de los medios de todo el planeta. Y quizás, el tiempo lo dirá, se ha convertido en una leyenda. Como James Dean.

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