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Críticas de los estrenos del viernes 4

«The Master», «La noche más oscura» y «El hombre de las sombras», novedades destacadas de la cartelera

Críticas de los estrenos del viernes 4 abc

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«LA NOCHE MÁS OSCURA» ***

OTI RODRÍGUEZ MARCHANTE

Una historia que comienza con el atentado terrorista en las Torres Gemelas y que termina diez años después con la entrada furtiva de las fuerzas especiales USA en Pakistán y con la caza de Bin Laden en su fortín. Y aunque el título sugiere que la película se centra en esa noche de caza furtiva, en realidad alude a la larga oscuridad de diez años que rodeó al líder de Al Qaeda, pues «La noche más oscura» se concentra durante su enorme metraje en las pesquisas de una delegación de la CIA en Pakistán y de un personaje, la agente Maya (que interpreta Jessica Chastain con gran tesón y credibilidad), que fue el detonante de la operación. La directora es Kathryn Bigelow, celebrada y laureada por su habitual cine «macho» («En tierra hostil» es su precedente), y utiliza una narrativa de tic-tac documental, un ritmo de crónica periodística y una doble intención, la de revelar los métodos de trabajo de los servicios secretos y la de no ocultar los detalles escabrosos de esos métodos, apreciables en unos interrogatorios donde la crueldad y la tortura eran la rutina oficial.

Lo mejor de la película es su retrato de una obsesión, la de todo un pueblo o civilización por encontrar y eliminar «el mal», y en ese sentido la mirada, la actitud y la perseverancia de la agente Maya es el termómetro físico, espiritual y ético de esa búsqueda, y deja en evidencia el cambio que se produce en mirada, actitud y perseverancia con el cambio de Administración (de Bush a Obama). Y lo que opera en contra del interés de la película es su propia estructura, la dilación de la búsqueda, esos diez años que se traducen en una hora larga de metraje sin más interés que el de un desenlace por otra parte ya sabido, aunque muy bien resuelto cinematográficamente.

«THE MASTER» ****

O. R. MARCHANTE

Las coincidencias con L. Ronald Hubbard y su iglesia de la Cienciología son sólo el cebo que usa Paul Thomas Anderson para atrapar un pescado infinitamente más grande y esencial, el estado de ánimo de un país, Estados Unidos, en el coma inducido de la postguerra, y sobre todo el estado de ánimo del individuo, en cuya alma llena de estrías se atrincheran sentimientos tan incompatibles como la profunda depresión y la intuitiva y manipuladora sensación de renacimiento, de explosión y posibilidad de un hombre nuevo. El genial director usa materiales tangibles para hacer un retrato abstracto, un dibujo en el que no se aprecia el pájaro sino su vuelo. Materiales tangibles y sublimes, como la interpretación extrema de Joaquin Phoenix, que es la depresión, y la absolutamente magistral de Philip Seymour Hoffman, que es la vitalidad, la ilusión, la perversión y la causa… pero lo que vemos en la pantalla son los efectos.

Impresionante choque de actores convertidos en la idea que sustenta la animalidad y la intelectualidad del hombre, y nos muestra un viaje terrible en el que serán los propios despojos los que subrayen su individualidad. Y en ese choque está lo sublime de esta película, en la capacidad de Phoenix para transmitir animalidad con ese Freddie Quell completamente roto y en la imposibilidad de Seymour Hoffman, o de su creativo personaje, Lancaster Dodd, en «pegarlo», o sea, en realidad, en sustraerle el animal que lo convierte en individuo. Una contradicción bien retratada en contradictorias secuencias en las que lo brutal, lo extremo, encajan con otras de pretendida serenidad intelectual, tal y como encajan los dos personajes, que se fotografían mutuamente y descubren su alma complementaria. «The Master» sabe ocultar la complejidad de lo que cuenta como un mago que enseña su mano limpia.

«EL HOMBRE DE LAS SOMBRAS» ***

JOSÉ MANUEL CUÉLLAR

Con la cintura metida en un depresión dentro de otra honda depresión, Pascal Laugier nos lleva a su terreno, ese en el que se mueve con facilidad y presteza («Martyrs»): el de las nebulosas, atmósferas grises y tenebrosas, terreno pantanoso y mucha oscuridad. Fiel a su costumbre, ha montado un thriller psicológico en el que desarrolla una trama habilidosa, llena de giros y trucos. Un ingenioso argumento que rota y rota para al final llegar a una resolución más social y realista que, aun así, resulta sorprendente.

Eso sí, el desenlace es demasiado moralista, con paquetes dorados y lazos azules para un ritmo irregular, pero siempre dentro de un trabajo algo superior a la media. Y está Jessica Biel, creciente como actriz porque físicamente ya no puede subir más, en una actuación excelente. Un producto interesante con mucho trabajo técnico y con vueltas de tuerca en la azotea de los guionistas.

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