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Mitchell Codding: «Es necesario promover aún más la cultura española en Estados Unidos»

El director de la Hispanic Society of America concedió esta entrevista a ABC con motivo de la exposición que el Museo del Prado dedica, hasta el 10 de septiembre, a los tesoros de la institución neoyorquina

Mitchell Codding, director de la Hispanic Society HISPANIC SOCIETY OF AMERICA
Natividad Pulido

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Hace unas semanas ABC hablaba con Mitchell Codding, director de la Hispanic Society de Nueva York desde 1995, con motivo de la exposición «Visiones del mundo hispánico. Tesoros de la Hispanic Society of America», de la que él es comisario y que permanece abierta en el Museo del Prado hasta el 10 de septiembre. La institución atesora la mejor colección de arte español, portugués y latinoamericano fuera de nuestro país. Reproducimos a continuación la entrevista íntegra.

—Decía el flamante director del Prado, Miguel Falomir, que la exposición «será magnífica en sí misma y muy interesante por lo que cuenta de nosotros mismos, de España como país». Añadía que esta institución «es una gran desconocida en España y, por desgracia, lo es sobre todo en Nueva York. Esta muestra tiene una doble función. Por un lado, darla a conocer en España y, por otro, llamar la atención del público americano sobre las joyas que tienen allí». ¿Está de acuerdo? ¿Por qué cuesta tanto atraer a neoyorquinos y turistas a la Hispanic Society?

—Hemos hecho bastantes esfuerzos en los últimos años en mejorar la imagen y aumentar el conocimiento de la Hispanic en Nueva York, con exposiciones en el Metropolitan Museum y en la Frick Collection. Pero, como no está en el centro de Manhattan, en la zona de los grandes museos de la Quinta Avenida, se hace difícil captar la atención del público. También se debe a la falta de espacio para organizar exposiciones temporales. Tenemos un espacio anexo, de unos 300 metros cuadrados, que compramos hace más de 20 años, donde las habrá en el futuro. Está en el antiguo edificio del Museo de los Indios Americanos. Pero aún tardará muchos años en ser una realidad. Tenemos hecho el diseño y estamos en el proceso de captar fondos. Será una cifra muy alta. En la Hispanic siempre ha faltado espacio para exposiciones. Es muy limitado: el patio principal, la sala Sorolla y unas salas más pequeñas en la primera planta. Normalmente, solo tenemos expuestas las obras principales. Menos de un 5% de toda la colección. En los almacenes apenas cabe el 95% restante. Pese a ello, cada año atraemos a más gente: tenemos programas de conciertos públicos, que son gratuitos; de educación... Hemos hecho un gran esfuerzo por atraer a más gente a la Hispanic.

—El pasado mes de enero cerró sus puertas el museo hasta 2019 por obras de remodelación. ¿Solo se van a remozar las salas?

—Se va a instalar un tejado nuevo y haremos obras de mejora de la infraestructura en el interior: sistema de iluminación, climatización... El presupuesto de 15 millones de dólares. Participa el Ayuntamiento y el Estado, pero no cubre todo el coste.

—La revitalización de esa zona, como ha pasado con el Whitney Museum de Renzo Piano en el Meatpacking District, daría una mayor visibilidad a la Hispanic...

—Puede ayudar muchísimo, si la zona se pone de moda alguna vez. Por el momento ha mejorado mucho en los últimos años. La población ha cambiado bastante: han llegado jóvenes profesionales que se ha mudado por el precio más bajo de la vivienda. Son mayoritariamente hispanos, pero también anglos, asiáticos...

—La competencia museística en Manhattan es feroz: Metropolitan, MoMA, Guggenheim, Whitney, Frick Collection... ¿Cómo es la relación con esas instituciones?

—Tuvimos hace unos años una exposición de dibujo antiguo español en la Frick. También con el Met, al que hemos prestado 25 objetos. Y hemos colaborado con varias exposiciones. En estos momentos varias obras en el Met: dos terracotas de Luisa Roldán, un Greco, un Goya...

—Hablando del Met, en 2015 hicieron un fichaje estrella: Philippe de Montebello, su director durante 31 años, fue nombrado presidente del Patronato de la Hispanic. Será un excelente reclamo...

—Está ayudando muchísimo, con su imagen y su experiencia, a atraer a gente importante al círculo de la Hispanic

—Hace casi 20 años decía en una entrevista en estas páginas que hay un escaso conocimiento de la cultura española en EE.UU.: Velázquez, Goya y poco más. ¿Ha mejorado? Conocen al chef José Andrés, al director Pedro Almodóvar, el flamenco...

—Ha crecido ese conocimiento, pero no mucho. La mayoría de la gente en Estados Unidos no sabe demasiado de la cultura hispánica. Todavía hay esa confusión entre la cultura hispanoamericana y la española, mezclan todo... Es necesario promover aún más la cultura española en Estados Unidos y que se conozca mucho mejor.

—El español se ha eliminado de la web de la Casa Blanca. ¿Teme que con la Administración Trump no solo no mejore sino que empeore la situación? ¿Lo hispano está amenazado en Estados Unidos o su ascenso es ya imparable?

—No creo que esté amenazado. Todo sigue igual en los museos, las universidades... Las instituciones desean promover la cultura hispánica.

—Coleccionistas y mecenas hispanas en Nueva York como Patricia Phelps de Cisneros y Estrellita Brodsky sí ven con temor lo que está ocurriendo. ¿Usted no es tan pesimista?

—No, porque nada es permanente (Ríe).

—El Museo Picasso de París financió parte de su remodelación cobrando por llevar su colección a distintos museos, entre ellos el Reina Sofía. ¿Cobran ustedes al Prado por traer sus tesoros y financiar con ello sus reformas?

—No, los préstamos son gratuitos.

—¿Cuál es entonces la contrapartida? ¿Viajarán a la Hispanic obras maestras del Prado?

—No, por falta de salas de exposiciones temporales no se puede en estos momentos.

—Sí ha colaborado el Prado en la restauración de algunas piezas, entre ellas el «Retrato de la Duquesa de Alba de negro», de Goya. ¿Qué le parece el resultado?

—Ha quedado espléndido.

—¿Qué otras obras ha restaurado más?

—El «Retrato de Manuel de Lapeña», de Goya; la «Santa Emerenciana», de Zurbarán; algunos retratos del XIX... En total, ha trabajado en 7 u 8 obras. En algunos casos eran solo unos retoques. El Metropolitan ha restaurado dos Velázquez: «Retrato de una niña» y «Retrato del cardenal Camillo Astalli».

—¿Itinerará la exposición?

—Tenemos confirmado que irá al Museo de Alburquerque en Nuevo México y el compromiso de viajar al de Bellas Artes de Houston. Quizá vaya también a México.

¿Cuántas personas hay en la plantilla de la Hispanic?

—Unas 30 fijas a tiempo completo.

—La financiación de la Hispanic es 100% privada. ¿Cuál es su presupuesto anual?

—Alrededor de 4 millones de dólares. Más de la mitad procede de la Hispanic y de unos trusts que dejó Huntington. Otra parte procede de la gala anual y diversos esfuerzos de recaudación de fondos.

—¿Hay presupuesto para compras?

—Sí, hay fondos exclusivos para adquisiciones.

—¿Cuál fue la última compra?

—El año pasado adquirimos cuatro esculturas coloniales de Ecuador del siglo XVIII del escultor indígena Manuel Chili, «Caspicara».

—¿Reciben donaciones?

—Sí. En los últimos años las más notables han sido de dibujos españoles (uno de Goya), grabados de Goya, carteles modernistas catalanes...

—¿Qué número de visitantes tuvo la Hispanic Society en 2016?

—En torno a 20.000. Sé que es muy pequeño en relación con los grandes museos, pero también tiene que ver con la ubicación de la Hispanic. Muchos neoyorquinos no tienen la costumbre de ir más allá de Central Park.

—¿Es la frontera de los neoyorquinos?

—Sí. The Cloisters, otra sede del Met, situada en Fort Tryon Park, tampoco tiene muchas visitas en comparación con la sede central del Met. En torno a un 10%. La Hispanic está aislada en su zona. No hay museos alrededor. Y eso hace que tampoco la incluyan los turosperadores en sus visitas.

—¿Se han planteado cobrar la entrada?

—No. Nunca será posible. Los estatutos fundacionales de la Hispanic indican que tiene ser gratuito. No se puede cambiar.

—Huntington heredó una de las mayores fortunas de Estados Unidos. Pero, ¿de dónde le viene esa pasión por la cultura española?

—Visitó París y Londres por primera vez cuando tenía 12 años. Hablamos de 1882. En ese viaje se enamoró del Louvre y el British Museum. En Londres, en sus andanzas por la ciudad, compró un libro del escritor inglés George Borrow, «Los zincali: los gitanos en España». Ese libro despertó su interés por la cultura hispánica.

—¿Qué piezas destaca de la exposición del Prado?

—Habrá piezas muy seleccionadas, pero solo una pequeña muestra de los fondos. Son 200 obras, que abarcan 4.000 años. En cuanto a las pinturas, destacan un panel de Miguel Alcañiz, una joya; dos obras de Luis de Morales; el «Retrato del duque de Alba», de Antonio Moro; tres Grecos (incluida la «Piedad»), el «La duquesa de Alba de negro», de Goya; los tres Velázquez («Retrato de niña», «El cardenal Camillo Astalli» y el «Retrato del Conde-Duque de Olivares», que nunca se ha expuesto en España), obras de Murillo, Zurbarán, Alonso Cano, Sorolla... Decidí no incluir obras impresas por falta de interés visual. Sí estarán la Biblia de París del siglo XIII, regalo del Papa Benedicto XIII a Bonifacio Ferrer (la que utilizó para la traducción valenciana de la Biblia); una Biblia hebrea fantástica, una de las más bellas de la Península Ibérica del siglo XV; el Libro de Horas negro de María de Castilla (el pergamino en negro con iluminación en oro y plata), el Mapa de Vespucio, una carta de Carlos V a Felipe II con instrucciones de cómo ser rey (autógrafa, de 1543), una carta de Isabel I de Inglaterra a Felipe II... También habrá cartas de Velázquez, Rubens y Goya, cartas ejecutorias con fantásticas iluminaciones... El Mapa de Vespucio es uno de los grandes planisferios de las primeras décadas de los descubrimientos. De los mapas que hay de esa época es de los más importantes. Es enorme. Mide casi 2,5 metros. Muy decorado, visual: tiene barcos, detalles, la torre de Babel cayendo... Procedente de Medina Azahara, una píxide de marfil hecha por el artista Khalaf, del año 966. Es una joya. Solo existen seis semejantes. También, un tejido de la Alhambra que es el único ejemplo completo que existe. La colección de cerámica hispanomusulmana es muy importante. Hay grandes piezas de los siglos XIV, XV y XVI en la muestra. También se exhiben esculturas de Juan de Juni, Pedro de Mena, la Roldana...

—Junto a la entrada de la Hispanic Society, se halla una escultura ecuestre del Cid blandiendo la espada, realizada por Anna Hyatt, esposa de Huntington.

—Es una de las imágenes de la Hispanic. Un reconocimiento de lo que hay dentro. El Cid invita a entrar. Anna Hyatt era muy famosa en su época, incluso antes de casarse con Huntington. Era especialista en esculturas de animales. Vendió réplicas en bronce y plata de sus animales.

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