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Joaquín Vaquero Palacios, el hombre que convirtió las centrales hidroeléctricas en catedrales del arte moderno

El Museo ICO presenta en Madrid la exposición «Joaquín Vaquero Palacios. La belleza de lo descomunal. Asturias, 1954-1980», una muestra que reivindica a este artista polifacético

Integración artística de Joaquín Vaquero Palacios en la central eléctrica asturiana de Salime ICO

EFE

El Museo ICO presenta en Madrid la exposición « Joaquín Vaquero Palacios. La belleza de lo descomunal. Asturias, 1954-1980 », una muestra que reivindica a este artista polifacético que convirtió las centrales hidroeléctricas de Asturias en «catedrales de arte moderno».

Joaquín Vaquero Palacios (Oviedo, 1900-Madrid, 1998), arquitecto, pintor y escultor, « un renacentista del siglo XX » que abordó el proceso creativo de forma global, según lo ha definido la directora de la Fundación ICO, Cristina Cabrera , es el protagonista de la muestra que se puede ver en Madrid desde hoy hasta el próximo 6 de mayo.

La exposición permite descubrir la obra artística realizada por Vaquero Palacios en las centrales eléctricas asturianas de Salime (1945-1955), uno de los mejores ejemplos de arquitectura industrial española adscrita al Movimiento Moderno, Miranda (1956-62), Proaza (1964-68), Aboño (1969-1980) y Tanes (1980).

Su nieto Joaquín Vaquero Ibáñez, comisario de la muestra y arquitecto, como toda la saga familiar que se remonta al bisabuelo, cree que «esa forma de hacer las cosas, como las hacía él, es imprescindible, y más en un mundo de especialistas».

El problema de la escala

La escala, desvela el comisario, ha sido uno de los principales retos de la exposición: «Hablamos de presas construidas mediante millones de toneladas de hormigón que conforman interiores descomunales y gigantescos». «Y saltos de agua excavados en montañas de roca viva, a los que se accede a través de túneles infinitos; salas de turbinas donde podrían convivir varios aviones de línea regular. Las dimensiones de estos espacios escapan a nuestra percepción cotidiana», añade.

Completan la muestra murales y pequeñas esculturas, mobiliario y notas explicativas que van guiando el recorrido, también sobre el trabajo realizado por Vaquero Palacios junto a su hijo, el también arquitecto y pintor Joaquín Vaquero Turcios -este es el padre del comisario de la muestra, Joaquín Vaquero Ibáñez.

Cuenta que su trabajo ha sido «fácil», ya que solo le quedaba «ordenar» las cosas para contar una historia, que es también la de su familia. Se trata, ha dicho, de una etapa dentro de la vasta producción de Joaquín Vaquero Palacios, la correspondiente al periodo entre 1954 y 1980.

En esos años, trabaja para Hidroeléctrica del Cantábrico, hoy parte del Grupo Eléctricas de Portugal (EDP), que no solo han colaborado en la exposición sino que son quienes mantienen y protegen las instalaciones, centros de trabajo tan hilvanados con sus trabajadores que, según explica Nicanor Fernández, son ellos quienes «las cuidan y las miman».

Porque el de Vaquero Palacios ha sido un trabajo «hecho por amor», asegura su nieto. «Lo veo clarísimo y lo veo, no desde el exhibicionismo -asevera-, sino todo lo contrario: me recuerda al trabajo de las pirámides de los faraones, donde un trabajo tan minucioso no tenía vocación de ser difundido».

«Mi abuelo ha sido un descubrimiento constante, desde el detalle máximo hasta el mínimo, desde la macro a la microescala, los colores, el equilibrio; lo que hacía en paralelo, sus viajes, sus cuadros... Su capacidad creativa y humana es desbordante».

Vaquero Ibáñez destaca de la muestra cómo refleja «el inmenso esfuerzo de estos cinco proyectos por incorporar, a través de la creación artística y del diseño arquitectónico, mediante el entendimiento de los procesos de trabajo con la vocación de mejorar y humanizar esos espacios de trabajo».

El recorrido comienza con una introducción sobre el personaje y su entorno, a través de mapas que sitúan y localizan dentro del ámbito asturiano cada una de las centrales.

Intercaladas, 90 fotografías de Luis Asín, y un amplio trabajo audiovisual, junto a cuadros del propio artista, planos originales, bocetos, maquetas, libros y diversos elementos de diseño industrial.

Se pretende que la muestra sea itinerante, con prioridad a Asturias, según ha dicho el director de la Fundación EDP, Nicanor Fernández, quien ha comentado que cada año 3.000 personas piden permiso y visitan las centrales, un número nada despreciable teniendo en cuenta que son centros de trabajo en activo.

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