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Caillebotte, el jardinero fiel

El Museo Thyssen rescata la obra de uno de los pintores más desconocidos (y menos cotizados) del impresionismo

«Parterre de margaritas», de Caillebotte MUSEO DE LOS IMPRESIONISMOS, GIVERNY
Natividad Pulido

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Quizá el hecho de haber heredado una gran fortuna (su familia proveía de telas a la Armada francesa) y ser coleccionista y mecenas de sus colegas impresionistas no ayudó demasiado a que se tomara en serio como artista a Gustave Caillebotte (París, 1848-Petit Gennevilliers, 1894) . De hecho, le importaba un rábano si vendía o no sus lienzos. El Museo Thyssen , en colaboración con el Museo de los Impresionismos de Giverny (Alta Normandía, Francia) , ha organizado una monográfica del pintor francés, que ya se vio en la ciudad normanda y ahora llega a Madrid con 65 obras . Hay préstamos de los herederos del artista. Ninguna del Museo d’Orsay. La última gran retrospectiva sobre este artista tuvo lugar en 1995: itineró por París, Chicago y Los Ángeles.

«Piraguas en el río Yerres», de Caillebotte NATIONAL GALLERY, WASHINGTON

En su primer testamento , redactado en 1876, Caillebotte ya expresó su deseo de legar su colección de arte impresionista al Estado francés . Murió prematuramente en 1894, a los 45 años, siendo su buen amigo Renoir su albacea . Hasta tres años después, Francia no aceptaría la donación. Y solo se quedó con 40 de las 60 obras del legado Caillebotte, de maestros como Degas, Cézanne, Monet, Renoir, Pissarro, Sisley... No incluyó ninguna pintada por él en la lista, aunque finalmente se añadió una, «Los acuchilladores», que en su día fue rechazada en el Salón de París de 1875. Las obras donadas se instalaron primero en el Museo de Luxemburgo de París, después fueron a parar al Louvre y, finalmente, al Museo d’Orsay. No se aceptaron otras veinte que hoy en el mercado alcanzarían cifras astronómicas. Este asunto, que levantó una gran polvareda, se conoce como «affaire Caillebotte».

«El Sena y el puente del ferrocarril de Argenteuil», de Caillebotte BROOKLYN MUSEUM

La exposición arranca con un «Autorretrato en el caballete», pintado en su elegante casa del bulevar Haussmann de París con un célebre cuadro de Renoir colgado tras él. Se presenta como pintor, pero también como coleccionista y mecenas. Renoir y Monet fueron sus grandes amigos . Junto al autorretrato se exhiben vistas de la capital francesa. Pero Caillebotte se centra en los parisinos que pasean por su calles. En su paleta, muy melancólica, predominan los grises y malvas. En una de las obras de esta primera sala, «El bulevar visto desde arriba», se aprecia una de las características que hacen que su pintura sea muy moderna, como explica Paula Luengo, comisaria técnica de la exposición: sus vistas en picado , muy fotográficas y cinematográficas, y el uso del «zoom» (acerca la composición a un primer plano).

«Autorretrato en el caballete», de Caillebotte COLECCIÓN PRIVADA

Pasión por la vela y la naturaleza

En los años siguientes Caillebotte cambia el asfalto de París por la naturaleza y la pintura al aire libre, donde se sentía mucho más a gusto trabajando. Primero en Yerres , donde tenía una casa familiar de estilo neoclásico con un jardín inglés y un huerto. Allí comienza a aficionarse a la pintura de jardines e inmortaliza los deportes náuticos , como el remo y el piragüismo, que tanto le gustan y que estaban muy de moda entre la burguesía de la época. La vela es una de sus grandes pasiones, junto con la jardinería, el coleccionismo de arte y de sellos. Incluso llegó a diseñar veleros con los que ganó algunas regatas. Cuelgan en las salas del Thyssen obras como «Remero con sombrero de copa» y «Piraguas en el río Yerres». Esa casa, hoy convertida en Propiedad Caillebotte, está abierta al público.

«Ropa blanca secándose, Petit Gennevilliers», de Caillebotte COLECCIÓN PRIVADA

Más tarde, se trasladó a Petit Gennevilliers , que fue para Caillebotte lo que Giverny para Monet : un edén para ser pintado. En aquella localidad a orillas del Sena adquirió Caillebotte una casa en la que creó un huerto, un jardín y un moderno invernadero. Allí le visitaron Monet y Renoir –retrató a su esposa, Aline, en un cuadro que cuelga en la muestra–. Esa casa no sobrevivió: fue bombardeada en la Segunda Guerra Mundial. El recorrido de la muestra se cierra con una explosión de color , el de las flores que pinta en un primerísimo plano: gladiolos, dalias, girasoles, orquídeas, crisantemos, margaritas... Entre ellas, algunas que hizo para decorar su casa y que dejó inacabadas. La inauguración de la exposición, que tendrá lugar el próximo lunes 18, se ha organizado en colaboración con XL Semanal , con motivo de la publicación de su especial número 1.500. Permanecerá abierta hasta el 30 de octubre .

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