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ARCO se pone serio

La feria celebra sus 35 años con una edición marcada por el buen nivel de las galerías y la calidad de las obras

Un hombre admira «Random Triangle Mirror», de Anish Kapoor, en Lisson MAYA BALANYÁ

NATIVIDAD PULIDO

Lo anunciaba el director de ARCO: «Ésta va a ser una edición excepcional e irrepetible» . Como los periodistas somos desconfiados por naturaleza y lo ponemos todo en solfa, pensábamos que estaba vendiendo humo. Pero vista la feria, y sin que sirva de precedente, hay que darle la razón a Carlos Urroz . Es una de las mejores ediciones de ARCO , que, a sus 35 años , al fin se pone serio. Se hace mayor, ha madurado, se ha profesionalizado . Ya no necesita de esos fuegos de artificio que hemos visto en años anteriores: Franco encerrado en una nevera, un streptease en directo... « Provocar por provocar no aporta mucho», comenta Urroz, que explicaba a la prensa que este año ha sido especialmente dura y difícil la selección de galerías porque ha aumentado un 40% la petición para entrar. Nadie quería perdérselo.

Habrá quien prefiera ver el vaso medio vacío (y no nos referimos al de Wilfredo Prieto , estrella de la pasada edición, por los 20.000 euros que costaba el trago): el mercado español sigue siendo muy limitado, son aún muy pocos los grandes coleccionistas, el elevado IVA impide competir en igualdad de condiciones a nuestras galerías con las extranjeras... Pero el ambiente que se respiraba ayer en los pabellones 7 y 9 de Ifema (nunca los hemos visto tan atestados de gente el primer día, solo abiertos para profesionales, al igual que hoy) y el optimismo de los galeristas invita a ver el vaso medio lleno.

Esperados regresos

Ha llovido mucho desde aquel 10 de febrero de 1982 , cuando abría sus puertas la primera edición de ARCO en el Palacio de Exposiciones del Paseo de la Castellana. 35 años después, y no pocos sobresaltos ( ha sobrevivido a todo y a todos ), lo celebra como si fuera un aniversario redondo. ¿Por qué los 35? ¿Y por qué no? El mercado se está consolidando y se ha logrado atraer a grandes coleccionistas que forman parte de la historia de ARCO, pero que desde hace años no vienen por aquí por culpa del overbooking de ferias . Da gusto ver en ARCO galerías como Marian Goodman , de Londres, con propuestas muy interesantes de Baldessari (ha forrado el stand con su célebre lema: «No haré nunca más arte aburrido» ) y de Tino Sehgal , presente con una estupenda performance, «The Kiss» , basada en célebres «Besos» de la Historia del Arte: Rodin, Brancusi, Kandinsky, Klimt y Jeff Koons. Una pareja apasionada aparece difuminada entre la oscuridad junto a nosotros. Cuesta unos minutos que los ojos se habitúen a ver con tan poquísima luz.

Es una de las 33 galerías que María y Lorena Corral , junto a Catalina Lozano y Aaron Moulton, han seleccionado para el espacio estrella de este año: «Imaginando otros futuros» , que sustituye al país invitado. Han aceptado la invitación galerías como Fortes Vilaça, OMR, Lisson, Christopher Grimes, Kurimanzutto, Krinzinger... Solo se ha incluido a una española, Juana de Aizpuru, escogida por haber sido la fundadora de la feria. Si se hubieran elegido más, habrían surgido los celos y las rencillas. Menudos somos los españoles. «Todas se han esforzado por traer piezas espléndidas. La feria es estupenda, hay un grandísimo nivel -dice María Corral-. Ha habido un cambio brutal en los últimos 8 ó 10 años en la forma de montar los stands. El montaje de la feria es equiparable al de Basel , y mejor que en Frieze y Armory». Se ha seleccionado a artistas no representados en las galerías españolas.

Una buena noticia: los esperados regresos de galerías como Thaddaeus Ropac, Giorgio Persano, 1900-2000 ... Entre las españolas, de nuevo en ARCO Carles Taché y T20 (se las echaba en falta). También destaca la invasión de galerías alemanas (26). Hacía tiempo que no veíamos piezas tan rotundas en ARCO. Como un par de bellísimas obras de Anish Kapoor en Lisson («Random Triangle Mirror», que cuesta 800.000 libras, estaba reservada poco después de abrir sus puertas; en el almacén, una escultura en aluminio con pátina de oro de 18 quilates, por 425.000 libras, en la que había mucho interés); dos Baselitz (óleo y bronce, de gran formato) en Thaddaeus Ropac: el lienzo cuesta 520.000 euros, la escultura, más de un millón; una impactante pieza de Juan Muñoz y obras recientes de Barceló en Elvira González... Antonio López es otro de los nombres propios de la feria. En Marlborough cuelgan «Mujer en la bañera» (2,5 millones de euros) y «El jardín de atrás» (1,9 millones). El de Tomelloso, que tiene exposición en el Museo Thyssen junto a sus amigos realistas de Madrid, es de los más cotizados de la feria.

Arte español

Y siguiendo con arte español, excelentes las propuestas de Guillermo de Osma (vende una de las primeras mallas de Manolo Rivera ) y Leandro Navarro . La apuesta de su director, Íñigo Navarro, este año es Torres-García , al que el MoMA le ha dedicado una antológica que recalará este año en Madrid y Málaga. Su lienzo «Homo sapiens», de 1945, cuesta 500.000 euros. Muy cerca, una técnica mixta de Joan Miró : «Personaje. Pájaros» (900.000 euros) y un cobre de Gargallo de 1911 (420.000 euros). El galerista subraya la presencia este año en la feria de coleccionistas internacionales y galerías de gran nivel.

Los periodistas husmeábamos en Nogueras Blanchard por si este año había alguna de las obras conceptuales de Wilfredo Prieto que tanto dieron que hablar el año pasado. Ni rastro. Cuelgan dibujos «infantiles» de este artista a 1.700 euros cada uno. Nos acercamos a ADN por si Eugenio Merino ha hecho una de las suyas. Tampoco. Se exhibe «El muro», Constituciones de distintos países realizadas con ladrillos que semejan libros. Ya lo decíamos antes, ARCO se ha puesto serio.

Son éstas algunas de las 221 galerías de 27 países que han acudido a la XXXV edición de ARCO. Cuenta con el compromiso de compras de fundaciones y museos , como el Reina Sofía, que dispone de una ayuda extra del Ministerio de Cultura de 250.000 euros. Su director, Manuel Borja-Villel, andaba ayer viendo en qué gastarlos. Mañana lo sabremos. Había ayer en la feria más coleccionista por metro cuadrado que obras . No en vano, a los españoles se suman 250 internacionales y una treintena de jóvenes, todos ellos invitados por ARCO. La baronesa Thyssen no parecía muy dispuesta a tirar de visa: nos cuenta que tiene muchos gastos y compromisos con el fisco. Parece que la venta de Villa Favorita y un Constable no han solucionado sus finanzas. A su nuera, Blanca Cuesta , la vimos muy atraída por un lienzo de Jannis Varela: «Es muy bonito». «Son como garabatos de niños», sentenció Rossy de Palma .

Menos mal que andaban cerca para subir el nivel de crítica artística representantes de los comités de compras de museos como la Tate, el Pompidou o el MoMA , cuyo director, Glenn Lowry , participaba ayer en un foro de coleccionismo, junto a Patricia Phelps de Cisneros y Eduardo Hochschild , dos de los coleccionistas latinoamericanos más importantes del mundo. Y es que, pese a tener un ojo puesto en Portugal (en mayo abre ARCO en Lisboa su primera sucursal internacional), sigue con el otro ojo puesto en Latinoamérica. Aunque aún no es oficial, todo apunta a que Argentina será el país invitado el próximo año . Ya lo fue hace unos años Brasil. Y, como dice Eduardo Brandão , director de la galería Vermelho de Sao Paulo : «En ARCO siempre nos ha ido bien. Es importante para nosotros estar aquí todos los años». Ojalá cunda el ejemplo.

Esos locos artistas...

Que ARCO se haya puesto serio, no quita para que baste un paseo por la feria para encontrar sorprendentes propuestas de algunos artistas . Es el caso del argentino Emilio Rojas , que se encerró desnudo entre palés en el stand de la galería José de la Fuente , de Santander, con su instalación performativa «Colonial Color Palette». O del español Mateo Maté . Cinco años y un día después de su muerte habrá que exhumar el cadáver de este artista para darle sus huesos a los coleccionistas que hayan pagado 11.000 euros por su fémur, su pelvis, su tibia, su peroné, su cráneo... O 110.000 euros por todo su esqueleto. En la galería NF están las radiografías y los contratos, firmados ante notario. Una parodia del mercado del arte y sus reliquias. Si Rojas se desnuda por fuera, Maté lo hace por dentro. Y el argentino Carlos Ginzburg se exhibía a sí mismo en el stand de Henrique Faria Fine Art , de Nueva York, con una propuesta crítica, y no exenta de humor, sobre el arte de hoy.

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