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Plácido Arango, el coleccionista discreto

Caballero en toda regla, representa la sencillez, la elegancia, la sensibilidad, el buen gusto, la serenidad, el saber estar...

Plácido Arango, el coleccionista discreto ángel de antonio

natividad pulido

En un mundo donde priman el éxito y la fama, la prisa y el ruido, el ego y el reconocimiento, los followers y los selfies, da gusto hallar a personas como Plácido Arango Arias , que representa justo lo contrario: la sencillez, la elegancia, la sensibilidad, el buen gusto, la serenidad, el saber estar... Un caballero en toda regla. Su acento, suave, dulce y melódico, desvela al instante su cuna: Tampico (México) , donde nació hace ya 84 años. Hijo de un emigrante asturiano, Jerónimo Arango Díaz, que marchó primero a Cuba y más tarde a México, quiso regresar a sus orígenes y vive en nuestro país desde 1965. Aquí desarrolló una brillante carrera como empresario. Fundó la empresa Sigla S. A. ( Grupo Vips ), especializada en hostelería y restauración. La célebre cadena de restaurantes-tienda cuenta con más de 336 establecimientos en 20 provincias españolas y en Lisboa. También forman parte del grupo marcas como Starbucks, Ginos, Friday’s, Iroco, Lucca, Rugantino... Economista y empresario , doctor en Ciencias Económicas por el Instituto Tecnológico Autónomo de México, estuvo casado con Teresa García-Urtiaga y es padre de tres hijos: Plácido, Maite y Francisco.

Esta semana ha sido protagonista –palabra de la que huye despavorido– por su decisión de donar al Museo del Prado 25 obras de su colección : 21 pinturas antiguas y cuatro litografías de Goya. Eso sí, las quiere tanto que no quiere desprenderse de ellas hasta que se muera. Arango es un gran amante y conocedor del arte y atesora una colección formada por tres centenares de obras , centrada en arte español, que va desde los primitivos hasta el arte contemporáneo. Además de las obras donadas (Zurbarán, Pedro de Campaña, Valdés Leal, Luis de Morales, Corrado Giaquinto o Herrera el Mozo, un artista por el que siente predilección), en ella hay dos pinturas de Goya (entre ellas, «El náufrago»), obras de El Greco («Santo Domingo en oración» y una «Inmaculada»), Ribera («San Simeón con el Niño Jesús» y un «San José»), Murillo («Magdalena penitente» y una «Inmaculada»), bodegones de Yepes y Van der Hamen, un «Florero» de Juan de Arellano... La lista llega hasta Gris, Miró, Dalí, Tàpies, Juan Muñoz o Cristina Iglesias , escultora con la que se le ha relacionado sentimentalmente. Una relación llevada siempre con una gran discreción.

Historias de amor

Y, si hablamos de historias de amor, la de Plácido Arango con el Prado es de las que son para toda la vida, como las grandes pasiones de Hollywood. Debió ser un flechazo mutuo . Ya en 1986 fue designado vocal del Patronato del museo. Fiel asesor, colaborador y amigo del que fuera su director Alfonso Pérez Sánchez, en 1991 donó al museo los 80 grabados de la primera edición de los «Caprichos», de Goya. En otras ocasiones apoyó tanto diplomática como económicamente en la restauración de las «Meninas» (tiró de relaciones para lograr que John Brealey se tomara un año sabático en el MET para estar un año en el Prado trabajando en la obra maestra de Velázquez) y coloboró en la compra del «Retrato de la marquesa de Santa Cruz» , de Goya. En una entrevista que concedió a ABC en 2007 contaba una anécdota: «Cuando le dijeron al presidente Felipe González, en medio de una crisis de Gobierno, que había venido un señor a restaurar las “Meninas”, dijo: “Si desaparece el perro, el Gobierno se cae”».

En 2007 sustituyó como presidente del Patronato del Prado a su amigo Rodrigo Uría –fallecido durante sus vacaciones en Croacia–, una fuerza de la naturaleza. Les dijo a los miembros del Patronato que probablemente no sería tan competente como Uría, pero les aseguraba que sería mucho más aburrido. Permaneció en el cargo los cinco años que dura el mandato. Pese a que los estatutos del órgano rector del Prado admiten la posibilidad de una reelección, no quiso prorrogarlo. «Cinco años son suficientes, hay que dar el relevo», se limitó a decir. Pero nunca explicó las razones de su decisión. Elegancia obliga.

Fueron solo cinco años , pero muy activos en el Prado: vivió la inauguración de la ampliación de Moneo, la internacionalización del museo, la reordenación de sus colecciones, la adquisición de obras excepcionales como «El vino de la fiesta de San Martín» , de Bruegel el Viejo.... En 2012 tomó el relevo José Pedro Pérez-Llorca. Arango fue nombrado patrono de honor, cargo que comparte con personalidades como Philippe de Montebello, director emérito del Metropolitan Museum de Nueva York .

Y hablando del MET, éste es otro de los museos más especiales para Plácido Arango –es vocal de su Patronato desde hace muchos años–, junto al de Bellas Artes de Asturias, donde presentó hace unos años una selección de piezas de su colección. Bajo el título «Una mirada singular», se mostraron 25 obras. De nuevo 25.

Está o ha estado ligado a numerosas instituciones culturales (las fundaciones Príncipe de Asturias y García Lorca; la Academia de Bellas Artes, la Biblioteca Nacional) y financieras (fue consejero del BBVA). Hijo adoptivo de Asturias, tiene en su haber las más altas condecoraciones civiles españolas (la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio, la Gran Cruz de Isabel la Católica, la Gran Orden del Mérito Civil, la Medalla de Oro a las Bellas Artes, el premio Juan Lladó de mecenazgo cultural) y extranjeras (Medalla de Oro del Spanish Institute de Nueva York). Ha pedido al Prado que no haya ningún acto de reconocimiento público por su donación ni una sala con su nombre.

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